Surgimiento de la medicina basada en evidencias
La medicina basada en evidencias (MBE) surgió como una respuesta a la necesidad de contar con un enfoque más riguroso y científico en la toma de decisiones clínicas. Anteriormente, las decisiones médicas a menudo se basaban en la experiencia clínica individual, las opiniones de expertos y la tradición, lo que dejaba margen para la subjetividad y la variabilidad en la práctica médica.
La MBE se define como el uso consciente, explícito y juicioso de las mejores evidencias actuales en la toma de decisiones respecto a la atención individual de los pacientes. Este enfoque se basa en la idea de que las decisiones clínicas deben basarse en la mejor evidencia científica disponible, combinada con la experiencia clínica y las preferencias del paciente.
El movimiento hacia la MBE comenzó en la década de 1980, y en 1992 se acuñó el término en la McMaster University de Ontario, Canadá. Archibald Cochrane y David Sackett fueron figuras clave en el desarrollo de este enfoque metodológico. Cochrane, en particular, fue pionero en la aplicación de métodos científicos rigurosos para evaluar la efectividad de las intervenciones médicas.
La MBE se basa en la jerarquización de la evidencia, donde se considera que algunas fuentes de evidencia son más confiables que otras. En general, se considera que los estudios experimentales controlados aleatorizados (ECA) y los metaanálisis de estos estudios proporcionan la evidencia más sólida. A medida que se recopilan y analizan más datos, se pueden hacer recomendaciones más precisas y basadas en pruebas sólidas.
La MBE también enfatiza la importancia de la medicina centrada en el paciente. Se reconoce que cada paciente es único y que las preferencias y valores individuales deben considerarse al tomar decisiones clínicas. La MBE fomenta la comunicación efectiva entre el médico y el paciente, y la toma de decisiones compartida, donde se involucra al paciente en la elección de opciones de tratamiento basadas en la evidencia disponible.
Uno de los principales objetivos de la MBE es cerrar la brecha entre la investigación médica y la práctica clínica. Al promover el uso de la mejor evidencia científica disponible, la MBE busca garantizar que los pacientes reciban atención basada en tratamientos y procedimientos efectivos y respaldados por pruebas sólidas. Esto también implica la actualización constante de los profesionales de la salud en relación con los avances científicos y la evidencia emergente.
Anatomía del hígado
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