Tratamiento de la coartación aórtica

Tratamiento de la coartación aórtica
Tratamiento de la coartación aórtica

El tratamiento de la coartación aórtica es necesario debido a las posibles complicaciones y consecuencias negativas que puede causar esta afección en la salud de una persona:

  • Prevenir la progresión de la enfermedad: La coartación aórtica tiende a empeorar con el tiempo si no se trata. El estrechamiento de la aorta puede volverse más severo, lo que aumenta la resistencia al flujo sanguíneo y ejerce una mayor carga sobre el corazón. El tratamiento adecuado puede ayudar a detener o retardar la progresión de la enfermedad.
  • Evitar complicaciones cardiovasculares: La coartación aórtica no tratada puede llevar al desarrollo de complicaciones graves. Estas pueden incluir hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, daño en las arterias y válvulas cardíacas, riesgo aumentado de endocarditis infecciosa (infección en el revestimiento interno del corazón) y mayor riesgo de aneurisma aórtico (dilatación anormal de la aorta), entre otros problemas cardiovasculares.
  • Mejorar la función cardíaca: El tratamiento de la coartación aórtica ayuda a aliviar la carga adicional que se impone al corazón debido al estrechamiento de la aorta. Esto puede mejorar la función cardíaca, permitiendo que el corazón bombee sangre de manera más eficiente y reduciendo la presión arterial elevada.
  • Aliviar los síntomas: En muchos casos, la coartación aórtica no causa síntomas evidentes en las primeras etapas de la vida. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, pueden aparecer síntomas como dificultad para respirar, fatiga, dolor en el pecho y desmayos. El tratamiento oportuno puede aliviar estos síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.
  • Prevenir complicaciones a largo plazo: La coartación aórtica no tratada puede tener consecuencias a largo plazo que pueden comprometer la salud y la vida del paciente. La hipertensión arterial crónica y la carga excesiva en el corazón pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca, accidentes cerebrovasculares, enfermedad renal y otros problemas de salud graves. El tratamiento adecuado puede ayudar a prevenir estas complicaciones a largo plazo.

Existen varias modalidades de tratamiento para la coartación aórtica, que pueden ser utilizadas de acuerdo a la gravedad y características específicas de cada paciente.

  • Extirpación del sitio de estrechamiento (coartación): Este procedimiento quirúrgico implica la eliminación del segmento estrechado de la aorta y la reconexión de las partes sanas de la aorta. Sin embargo, la extirpación de la coartación conlleva un riesgo de mortalidad quirúrgica que varía entre el 1% y el 4%. Además, existe el riesgo de daño a la médula espinal durante la cirugía, debido a la proximidad de la coartación a las estructuras de la columna vertebral.
  • Colocación de endoprótesis endovascular: Esta es una técnica quirúrgica percutánea que implica la colocación de una endoprótesis (stent) dentro de la aorta para expandir y mantener abierta la arteria en el sitio de la coartación. Las endoprótesis endovasculares ofrecen ventajas significativas en comparación con los stents metálicos tradicionales. Se ha demostrado que los stents autoexpansibles y los cubiertos con globo expansible son especialmente efectivos. Esta técnica es factible en algunos casos, dependiendo de la anatomía del paciente.
  • Ablación quirúrgica: En algunos casos, se puede realizar una ablación quirúrgica para eliminar el estrechamiento de la aorta. Esto suele implicar una anastomosis terminoterminal, que es la conexión directa de las partes sanas de la aorta a ambos lados de la coartación. Esta técnica se utiliza cuando la extirpación completa del sitio de estrechamiento no es posible o no es la mejor opción.

Aunque la corrección quirúrgica de la coartación aórtica generalmente mejora la hipertensión, aproximadamente el 25% de los pacientes aún pueden experimentar hipertensión años después de la operación. Esto se debe a cambios permanentes en el sistema de renina-angiotensina, disfunción endotelial, rigidez de la aorta, alteraciones en la morfología del cayado aórtico y mayor rigidez ventricular. Estos factores pueden contribuir a la persistencia de la hipertensión a largo plazo en algunos pacientes.

En algunos casos, puede producirse una recurrencia de la estenosis después de la intervención quirúrgica o la colocación de una endoprótesis. Por lo tanto, es necesario mantener una vigilancia a largo plazo para detectar cualquier signo de recidiva y tomar las medidas adecuadas en caso de que sea necesario un tratamiento adicional. El seguimiento regular y la monitorización de los pacientes son esenciales para garantizar una adecuada atención a largo plazo y prevenir complicaciones futuras.

 

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