Tratamiento de los linfomas No Hodgkin

Tratamiento de los linfomas No Hodgkin
Tratamiento de los linfomas No Hodgkin

Los linfomas no Hodgkin (LNH) constituyen un grupo heterogéneo de neoplasias linfoides que pueden presentar una amplia variabilidad en términos de comportamiento clínico y respuesta al tratamiento. El ochenta y cinco por ciento de los linfomas no Hodgkin son de células B y el 15% son de células T o NK. Aunque los linfomas no Hodgkin representan un grupo diverso de enfermedades, históricamente se dividen en dos categorías basadas en el comportamiento clínico y la patología: los indolentes (de bajo grado) y los agresivos (de grado intermedio o alto).

 

Linfomas indolentes

El tratamiento de los linfomas indolentes está intrínsecamente relacionado con varios factores, incluido el estadio de la enfermedad, el estado clínico del paciente y el comportamiento biológico del linfoma en cuestión. Entre los linfomas indolentes más comunes se encuentran el linfoma folicular, los linfomas de la zona marginal y el linfoma linfocítico pequeño (LLP). Estos subtipos comparten características clínicas y biológicas que influyen en la estrategia terapéutica.

Es crucial considerar el estadio de la enfermedad. Algunos pacientes pueden presentar una enfermedad limitada, caracterizada por la afectación de uno o dos grupos anormales de ganglios linfáticos contiguos. En estos casos, la irradiación localizada con intención curativa puede ser una opción viable de tratamiento. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con linfoma indolente (aproximadamente el 85%) son diagnosticados con enfermedad diseminada en el momento del diagnóstico, lo que implica la afectación de múltiples sitios anatómicos. Este escenario presenta un desafío terapéutico significativo, ya que estos pacientes no se consideran curables con los enfoques terapéuticos actuales.

Históricamente, el paradigma de tratamiento para los pacientes con linfoma indolente se ha centrado en la observación vigilante, con intervención terapéutica reservada para aquellos que desarrollan síntomas significativos o presentan tumores de gran volumen. Esta estrategia se fundamenta en la comprensión de que, en muchos casos, el tratamiento no altera la supervivencia global y puede estar asociado con toxicidades innecesarias.

Es importante destacar que, a pesar de la aparente indolencia de estos linfomas, la mayoría de los pacientes experimentarán recaídas después de cada respuesta al tratamiento. Además, una proporción notable de pacientes pueden experimentar remisiones espontáneas temporales, aunque esta ocurrencia es relativamente infrecuente.

En respuesta a estos desafíos clínicos, se han desarrollado estrategias terapéuticas dirigidas a mejorar el control de la enfermedad y prolongar la supervivencia sin comprometer la calidad de vida de los pacientes. Entre estas estrategias se incluyen la inmunoterapia con anticuerpos monoclonales, la terapia dirigida y los regímenes de quimioterapia menos intensivos. Estos enfoques terapéuticos están diseñados para maximizar el control de la enfermedad y minimizar la toxicidad asociada con el tratamiento.

El tratamiento con rituximab, un anticuerpo monoclonal dirigido contra el antígeno CD20 en la superficie de las células B, ha revolucionado el manejo terapéutico de diversos trastornos linfoproliferativos, incluidos los linfomas no Hodgkin (LNH). Su uso, tanto en monoterapia como en combinación con quimioterapia, ha demostrado ser altamente eficaz y puede influir significativamente en la supervivencia global de los pacientes con estos trastornos.

El rituximab se administra comúnmente en una dosis de 375 mg/m² por vía intravenosa semanal durante 4 semanas. Esta dosificación y régimen de administración han sido estandarizados y han mostrado consistentemente resultados favorables en múltiples estudios clínicos.

El impacto positivo del rituximab en la supervivencia global se debe a su capacidad para dirigirse selectivamente a las células B malignas que expresan CD20, lo que lleva a la depleción de estas células y a la supresión de la progresión tumoral. Además, el rituximab también puede ejercer efectos inmunomoduladores y citotóxicos adicionales que contribuyen a su actividad terapéutica.

Es importante destacar que el rituximab se puede utilizar como agente único o en combinación con diversos regímenes de quimioterapia, como R-CVP (rituximab, ciclofosfamida, vincristina y prednisona) o R-CHOP (rituximab, ciclofosfamida, doxorrubicina, vincristina y prednisona). Estas combinaciones han demostrado mejorar significativamente las tasas de respuesta y la supervivencia en comparación con la quimioterapia sola.

Además, el rituximab se ha mostrado eficaz en pacientes con enfermedad en recaída, lo que amplía su utilidad terapéutica a lo largo del curso clínico de la enfermedad.

Es crucial destacar que el uso de rituximab no está exento de riesgos, y los pacientes deben ser cuidadosamente evaluados antes de iniciar el tratamiento. Se ha descrito un riesgo aumentado de hepatitis fulminante fatal en pacientes tratados con terapias anti-CD20, como el rituximab, especialmente en aquellos con infección crónica por el virus de la hepatitis B (VHB). Por lo tanto, se recomienda evaluar la serología de hepatitis B en todos los pacientes antes de iniciar el tratamiento con rituximab, y aquellos con evidencia de infección activa por VHB deben recibir profilaxis con agentes anti-VHB para prevenir complicaciones hepáticas graves.

La terapia con células T receptoras de antígeno quimérico (CAR-T) dirigidas a CD19 ha emergido como una estrategia prometedora en el tratamiento de los linfomas no Hodgkin (LNH), especialmente en pacientes con enfermedad recurrente o refractaria. CD19 es una proteína específica de las células B que se encuentra en la superficie de la mayoría de los linfocitos B malignos, lo que lo convierte en un objetivo terapéutico ideal para la terapia CAR-T.

La terapia CAR-T implica la recolección de las células T del paciente, que luego se modifican genéticamente para expresar un receptor quimérico específico dirigido contra CD19. Estas células T modificadas se expanden ex vivo y se reintroducen en el paciente, donde pueden reconocer y destruir selectivamente las células B malignas que expresan CD19.

Esta modalidad terapéutica ha demostrado resultados alentadores en ensayos clínicos, especialmente en pacientes con LNH que han experimentado al menos dos recaídas. La terapia CAR-T puede inducir tasas de respuesta significativas y duraderas en estos pacientes, incluso en aquellos con enfermedad refractaria a tratamientos previos. Sin embargo, debido a su potencial toxicidad y a la posibilidad de complicaciones graves, como el síndrome de liberación de citoquinas y la neurotoxicidad, la terapia CAR-T suele reservarse para pacientes con enfermedad avanzada que han agotado otras opciones terapéuticas.

Además de la terapia CAR-T, el trasplante de células madre hematopoyéticas (TCH) sigue siendo una opción importante en el manejo de pacientes con LNH recurrente o refractario. Tanto el trasplante alogénico como el autólogo de células madre pueden ser considerados según la edad, el estado de salud general y otros factores de riesgo individuales del paciente. El trasplante alogénico, que implica el uso de células madre de un donante compatible, puede ofrecer un efecto inmunológico antitumoral más potente pero también conlleva un mayor riesgo de complicaciones, como la enfermedad del injerto contra el huésped. Por otro lado, el trasplante autólogo, que utiliza células madre del propio paciente, puede ser una opción menos arriesgada y más factible en algunos casos.

Además de estas terapias, el reciente desarrollo del anticuerpo bispecific CD20:CD3 mosunetuzumab ha proporcionado una nueva opción terapéutica para pacientes con LNH que han progresado después de múltiples líneas de tratamiento. Este agente, aprobado por la FDA, ha demostrado una tasa impresionante de respuesta global en pacientes con enfermedad avanzada, lo que lo convierte en una opción valiosa para aquellos que han agotado otras opciones terapéuticas.

En cuanto al tratamiento de los tumores del tejido linfoide asociado a la mucosa (MALT), especialmente los del estómago, el enfoque terapéutico suele implicar el uso de combinaciones de antibióticos dirigidos contra Helicobacter pylori (H. pylori), que se ha asociado con la patogénesis de estos tumores. Además, el bloqueo ácido puede ser beneficioso en el manejo de los síntomas relacionados con la enfermedad. Para los tumores MALT confinados al estómago, la radioterapia de todo el estómago puede ser curativa en algunos casos, ofreciendo una alternativa eficaz al tratamiento médico.

 

Linfomas agresivos

Los linfomas agresivos, como el linfoma difuso de células B grandes (DLBCL), representan una entidad clínica distinta caracterizada por un crecimiento rápido y un comportamiento clínico más agresivo en comparación con los linfomas indolentes. La estrategia terapéutica para estos pacientes se centra en la intención curativa y generalmente implica la combinación de quimioterapia y, en algunos casos, radioterapia.

El régimen de quimioterapia más comúnmente utilizado en el tratamiento del DLBCL es R-CHOP, que combina el anticuerpo monoclonal rituximab con un régimen de quimioterapia estándar que incluye ciclofosfamida, doxorrubicina, vincristina y prednisona. Este régimen ha demostrado ser altamente eficaz y es considerado el estándar de atención en el tratamiento de pacientes con DLBCL.

En casos de enfermedad voluminosa o extraganglionar, la radioterapia nodal involucrada puede agregarse al tratamiento para mejorar el control local de la enfermedad y reducir el riesgo de recaída en el sitio afectado.

Sin embargo, los pacientes con DLBCL que presentan ciertas características de alto riesgo, como translocaciones cromosómicas que afectan a MYC (como t(8;14)), BCL2 (como t(14;18)), o BCL6 (como 3q27), pueden tener un curso clínico aún más agresivo y requieren enfoques terapéuticos personalizados. En estos casos, la terapia R-EPOCH (rituximab, etopósido, prednisona, vincristina, ciclofosfamida y doxorrubicina ajustada por dosis) se ha utilizado como terapia de primera línea y ha mostrado mejoras significativas en la supervivencia en comparación con los regímenes estándar.

Para aquellos pacientes que recaen después de la quimioterapia inicial, existe la opción de la terapia con células T receptoras de antígeno quimérico (CAR-T) dirigida a CD19. Esta modalidad terapéutica, aunque aún en desarrollo, ha demostrado tasas de respuesta completa duraderas en aproximadamente el 40% de los pacientes, lo que la convierte en una opción valiosa para aquellos que han agotado otras opciones terapéuticas.

Además, el trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas (TCH) con quimioterapia de alta dosis sigue siendo una opción potencialmente curativa para pacientes con DLBCL recurrente o refractario. Aunque se utiliza con menos frecuencia en la actualidad debido a la disponibilidad de otras terapias, puede ser considerado en casos seleccionados, especialmente en pacientes más jóvenes y con buen estado de salud general.

El linfoma del manto es un subtipo agresivo de linfoma no Hodgkin que presenta desafíos únicos en términos de tratamiento debido a su resistencia a los regímenes estándar de inmunoterapia quimioterapéutica. A diferencia de otros subtipos de LNH, el linfoma del manto tiende a tener una respuesta limitada a los tratamientos convencionales, lo que requiere enfoques terapéuticos más intensivos y específicos.

La inmunoterapia quimioterapéutica inicial intensiva, que incluye el trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas (TCH), se ha identificado como una estrategia efectiva para mejorar los resultados en pacientes con linfoma del manto. Este enfoque implica el uso de regímenes de quimioterapia más agresivos, seguidos de la infusión de células madre del propio paciente para restaurar la médula ósea y el sistema inmunológico.

Además, los inhibidores de la tirosina quinasa de Bruton (BTK), como ibrutinib, acalabrutinib y zanubrutinib, han demostrado ser activos en pacientes con linfoma del manto en recaída o refractarios. Estos agentes actúan inhibiendo la actividad de la enzima BTK, que juega un papel crucial en la supervivencia y proliferación de las células B malignas.

Para pacientes cuya enfermedad progresa después del tratamiento con inhibidores de BTK, la terapia con células T receptoras de antígeno quimérico dirigida a CD19 (CAR-T) con brexucabtagene autoleucel ha mostrado actividad prometedora. Esta modalidad terapéutica implica la modificación genética de las células T del paciente para que expresen un receptor quimérico específico dirigido contra CD19, lo que permite la destrucción selectiva de las células B malignas.

En casos seleccionados, el trasplante alogénico de células madre con intensidad reducida también puede ofrecer un potencial curativo para pacientes con linfoma del manto. Este enfoque implica el uso de células madre de un donante compatible con una preparación menos intensiva que el trasplante alogénico convencional, lo que reduce el riesgo de complicaciones relacionadas con el trasplante.

Para otros subtipos de LNH, como el linfoma primario del sistema nervioso central y los linfomas periféricos de células T, se requieren estrategias terapéuticas específicas. En el caso del linfoma primario del sistema nervioso central, los ciclos repetidos de metotrexato intravenoso de alta dosis con rituximab al inicio del tratamiento han demostrado producir mejores resultados que la radioterapia en todo el cerebro, con menos deterioro cognitivo. Por otro lado, los pacientes con linfomas periféricos de células T suelen requerir enfoques terapéuticos más agresivos, como la quimioterapia intensiva y el trasplante autólogo de células madre, junto con terapias dirigidas específicas, como el conjugado anticuerpo-fármaco brentuximab vedotina.

Pronóstico

Los linfomas indolentes, caracterizados por su lento crecimiento y curso clínico prolongado, exhiben una supervivencia media que oscila entre los 10 y 15 años. Este pronóstico relativamente favorable se debe en parte a la naturaleza menos agresiva de estos linfomas, así como a la disponibilidad de tratamientos efectivos que pueden controlar la enfermedad durante períodos prolongados.

Sin embargo, a medida que progresa la enfermedad, los linfomas indolentes pueden volverse refractarios a la quimioterapia, especialmente cuando se produce una progresión histológica hacia formas más agresivas de linfoma. Esta transformación puede conducir a una disminución en la respuesta al tratamiento y a una peor evolución clínica.

Para los pacientes con linfomas agresivos, como el linfoma difuso de células B grandes, el Índice Pronóstico Internacional (IPI) se utiliza ampliamente para estratificar el riesgo y guiar el manejo terapéutico. Los factores pronósticos adversos incluyen la edad avanzada, LD sérica elevada, estadio avanzado de la enfermedad, sitios extraganglionares involucrados y mal estado físico.

Las tasas de curación para pacientes con linfoma agresivo varían según el riesgo, con tasas de curación superiores al 80% para pacientes de bajo riesgo y menos del 50% para pacientes de alto riesgo. Esto resalta la importancia de una evaluación completa del paciente y la personalización del tratamiento según el perfil de riesgo individual.

Para aquellos pacientes que recaen después de la quimioterapia inicial, opciones terapéuticas como la terapia con células T receptoras de antígeno quimérico (CAR-T) o el trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas pueden ofrecer una probabilidad significativa de supervivencia a largo plazo libre de linfoma, con tasas de aproximadamente 40-50%.

En el caso de pacientes mayores con linfoma, el manejo terapéutico puede ser particularmente desafiante debido a una peor tolerancia a la quimioterapia agresiva. En tales casos, se prefieren enfoques terapéuticos de intensidad reducida, como el régimen R-miniCHOP, que combina quimioterapia con factores de crecimiento mieloide y antibióticos profilácticos para minimizar la toxicidad y mejorar la tolerabilidad del tratamiento.

 

 

Homo medicus

 


 

¡Gracias por visitarnos!

 
Anatomía del hígado

Anatomía del hígado

Síguenos en X: @el_homomedicus  y @enarm_intensivo    

🟥     🟪     🟨     🟧     🟩     🟦

APRENDER CIRUGÍA

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Ya que has encontrado útil este contenido...

¡Sígueme en los medios sociales!

Avatar del usuario

Homo medicus

Conocimiento médico en evolución...

También te podría gustar...