Avances terapéuticos y desafíos persistentes en el manejo de enfermedades virales y rickettsiales en el contexto del cambio global
Avances terapéuticos y desafíos persistentes en el manejo de enfermedades virales y rickettsiales en el contexto del cambio global

Avances terapéuticos y desafíos persistentes en el manejo de enfermedades virales y rickettsiales en el contexto del cambio global

En las últimas décadas, el reconocimiento y el impacto de las enfermedades virales y rickettsiales han aumentado de manera considerable, fenómeno que se intensificó tras la pandemia de COVID-19. Esta enfermedad, causada por el virus SARS-CoV-2, fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo de 2020, y el fin de su fase pandémica fue anunciado el 5 de mayo de 2023. Este contexto marcó un punto de inflexión en la percepción global sobre las amenazas infecciosas, especialmente aquellas provocadas por virus y patógenos transmitidos por vectores, como las rickettsias.

Las enfermedades causadas por virus y patógenos rickettsiales, tanto emergentes como reemergentes, han cobrado relevancia clínica por su capacidad de adaptación a nuevos entornos, facilitada por factores como los viajes internacionales, el comercio global, el cambio climático y la expansión geográfica de los vectores. Por ejemplo, el virus del Nilo Occidental, el virus chikunguña y el virus de la viruela símica (mpox) han sido introducidos en regiones previamente no endémicas debido al desplazamiento humano y la importación de productos. Simultáneamente, el aumento de las temperaturas globales ha favorecido la expansión de mosquitos y garrapatas a nuevas áreas, facilitando la transmisión de virus como el dengue, el Zika, la encefalitis japonesa y la encefalitis transmitida por garrapatas, así como de bacterias como Ehrlichia.

Además, el estrechamiento de las interacciones entre humanos y animales, derivado de prácticas agrícolas intensivas, urbanización descontrolada y destrucción de hábitats naturales, ha incrementado el riesgo de zoonosis. Este fenómeno ha favorecido la aparición de patógenos como la influenza aviar, diversos coronavirus (incluido el SARS-CoV-2), el virus del Ébola y el agente causal del tifus murino.

La irrupción del SARS-CoV-2 como nuevo patógeno viral en poblaciones humanas evidenció la vulnerabilidad global frente a enfermedades emergentes. Sin embargo, también impulsó una respuesta científica internacional sin precedentes. La comunidad científica global ha intensificado esfuerzos para desarrollar y optimizar herramientas diagnósticas, tratamientos específicos, vacunas eficaces e intervenciones de salud pública, al tiempo que se ha trabajado en mejorar el acceso equitativo a estos recursos, incluidos los ya existentes. Esta experiencia ha fortalecido las capacidades de vigilancia, respuesta y colaboración interdisciplinaria frente a amenazas infecciosas futuras.

En el caso de los patógenos virales, los avances recientes en inmunoterapia han demostrado ser efectivos contra algunas infecciones específicas. Un ejemplo notable es el uso de terapias con células T modificadas mediante receptores quiméricos de antígeno (CAR T) para el tratamiento del citomegalovirus en pacientes inmunocomprometidos. Este tipo de terapias, que representan una nueva frontera en la medicina personalizada, han permitido atacar infecciones persistentes o resistentes mediante la reprogramación del sistema inmunológico del propio paciente.

Además, se han desarrollado y autorizado recientemente agentes antivirales, tanto nuevos como reutilizados, que han ampliado significativamente el arsenal terapéutico contra virus emergentes. Un caso emblemático es el del SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, para el cual ahora se dispone de antivirales como remdesivir, molnupiravir y nirmatrelvir en combinación con ritonavir, todos ellos dirigidos a frenar la replicación viral y reducir la progresión clínica de la enfermedad.

De manera paralela, se han logrado avances importantes en el desarrollo de vacunas y tratamientos para otros virus respiratorios, como el virus respiratorio sincitial. Actualmente existen vacunas indicadas para adultos mayores de 60 años, así como inmunizaciones dirigidas a mujeres embarazadas y neonatos, con el objetivo de proteger a los grupos más vulnerables frente a complicaciones graves.

No obstante, a pesar de estos logros, muchos virus antiguos y bien conocidos continúan causando enfermedades significativas, tanto por su prevalencia como por la severidad de sus manifestaciones clínicas. Ejemplos de ello incluyen el virus de la rabia, numerosos arbovirus y los coronavirus responsables del resfriado común. Estos agentes siguen sin contar con terapias antivirales eficaces o vacunas ampliamente disponibles, lo que limita las opciones de prevención y tratamiento y perpetúa su carga sanitaria a nivel mundial.

En contraste, las enfermedades rickettsiales han recibido históricamente menos atención científica y médica, a pesar del crecimiento sostenido en su incidencia. Patógenos como Rickettsia rickettsii, causante de la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, y Rickettsia typhi, agente del tifus murino, afectan a un número cada vez mayor de personas, especialmente en áreas donde el control de vectores es limitado y los determinantes sociales de la salud dificultan una respuesta oportuna.

Si bien el desarrollo de diagnósticos, tratamientos y vacunas es fundamental, se reconoce que estas herramientas no son suficientes por sí solas para controlar las enfermedades virales y rickettsiales emergentes o reemergentes. Es igualmente urgente prestar atención a los factores ambientales y climáticos que influyen directamente en la dinámica de transmisión de estos patógenos. El cambio climático, la urbanización no planificada, la deforestación y el contacto creciente entre humanos y animales han creado condiciones propicias para la aparición y propagación de nuevos agentes infecciosos.

Afortunadamente, el conocimiento sobre estos patógenos está creciendo rápidamente gracias a avances tecnológicos sin precedentes. La investigación en campos como la vacunología, las ciencias ómicas (proteómica, transcriptómica, genómica y metabolómica) y el diagnóstico molecular ha permitido una comprensión más profunda de los mecanismos patogénicos, la respuesta inmunológica del huésped y las oportunidades para intervenir de manera precisa. Estas herramientas están transformando la forma en que se aborda la prevención y el tratamiento de enfermedades infecciosas, ofreciendo nuevas esperanzas frente a amenazas virales y rickettsiales cada vez más complejas.

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
  4. Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.
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