Causas de caídas en pacientes de la tercera edad

Causas de caídas en pacientes de la tercera edad
Causas de caídas en pacientes de la tercera edad

Las caídas en personas mayores representan un problema de salud significativo y multifactorial, y comprender las causas subyacentes es fundamental para implementar estrategias de prevención efectivas. El equilibrio y la marcha son procesos complejos que requieren una interacción precisa entre la función cognitiva, neuromuscular y cardiovascular. Con el avance de la edad, estos mecanismos pueden verse comprometidos, lo que aumenta el riesgo de caídas.

Uno de los principales cambios asociados con el envejecimiento es la disminución de la función sensorial y neuromuscular, lo que afecta la capacidad del cuerpo para mantener el equilibrio y responder rápidamente a los cambios en la postura. Además, el tiempo de reacción tiende a disminuir con la edad, lo que dificulta la capacidad de corregir rápidamente el desequilibrio. Estos cambios predisponen a los adultos mayores a caídas cuando se enfrentan a desafíos adicionales en cualquiera de estos sistemas.

Es importante destacar que las caídas en personas mayores rara vez son el resultado de una sola causa. Más bien, son el resultado de una interacción compleja de factores intrínsecos y extrínsecos. Los factores intrínsecos incluyen enfermedades crónicas, medicamentos que pueden causar mareos o debilidad, deterioro cognitivo y problemas de visión. La presencia de estos déficits intrínsecos puede aumentar aún más el riesgo de caídas al afectar la capacidad del individuo para mantener el equilibrio y tomar decisiones rápidas.

Aunque puede ser difícil identificar una causa única o una “cura” para las caídas, así como para las anomalías de la marcha o el mareo, a menudo es posible mejorar la función general del paciente al abordar algunas de las condiciones contribuyentes subyacentes.

El uso de medicamentos es una de las causas más comunes, significativas y reversibles de caídas en adultos mayores. Algunos medicamentos, como los sedantes/hipnóticos, antidepresivos y benzodiazepinas, pueden causar efectos secundarios como mareos, somnolencia y desequilibrio, lo que aumenta el riesgo de caídas. Además, el fenómeno de la polifarmacia, donde los pacientes toman múltiples medicamentos al mismo tiempo, se ha asociado con un mayor riesgo de caídas debido a posibles interacciones medicamentosas y efectos secundarios acumulativos.

Otros contribuyentes a menudo pasados por alto pero tratables de las caídas en ancianos incluyen la hipotensión postural, que ocurre cuando la presión arterial disminuye repentinamente al cambiar de posición, como levantarse de la cama o de una silla. Esta condición puede provocar mareos y desmayos, aumentando el riesgo de caídas, especialmente después de comer (hipotensión posprandial). El insomnio y el uso de lentes multifocales también pueden contribuir a las caídas al afectar la percepción del entorno y la coordinación motora.

La urgencia urinaria, especialmente durante la noche, puede llevar a un apresuramiento hacia el baño, aumentando el riesgo de tropiezos y caídas. Por lo tanto, abordar estas condiciones médicas subyacentes, como la hipotensión postural, el insomnio y la urgencia urinaria, puede ayudar a reducir el riesgo de caídas en personas mayores.

Además de los factores intrínsecos, los obstáculos ambientales y las actividades realizadas en el momento de la caída también juegan un papel importante. Por ejemplo, los suelos resbaladizos, la mala iluminación, los muebles mal colocados o los cables sueltos pueden aumentar significativamente el riesgo de caídas. Asimismo, realizar actividades físicas exigentes o estar de pie durante períodos prolongados puede aumentar el riesgo de desequilibrio y caídas en personas mayores con deficiencias sensoriales o neuromusculares.

Dado que la mayoría de las caídas ocurren en o alrededor del hogar, una evaluación de seguridad en el hogar puede ser beneficiosa para identificar obstáculos ambientales que podrían aumentar el riesgo de caídas. Esta evaluación puede incluir la identificación de alfombras resbaladizas, cables sueltos, iluminación deficiente y muebles mal colocados, entre otros. Abordar estos factores ambientales puede contribuir significativamente a la prevención de caídas en adultos mayores y mejorar su seguridad y calidad de vida en el hogar.

 

 

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