Conjuntivitis y queratitis química

Conjuntivitis y queratitis química
Conjuntivitis y queratitis química

Las quemaduras químicas oculares representan una urgencia médica debido a su potencial para causar daño grave y permanente en la superficie del ojo si no se manejan correctamente. El tratamiento inicial crucial implica un riego inmediato y abundante de los ojos con agua del grifo, solución salina estéril o solución amortiguadora, si está disponible, para diluir y eliminar la sustancia química nociva de la superficie ocular.

Es fundamental evitar intentos de neutralizar sustancias ácidas o alcalinas con agentes opuestos, ya que esto puede provocar reacciones químicas adicionales y empeorar el daño ocular. En particular, las quemaduras por sustancias alcalinas son más graves que las causadas por ácidos debido a que los álcalis no son neutralizados eficazmente por las proteínas oculares y pueden penetrar profundamente en los tejidos, causando daño extenso y potencialmente irreparable.

Tras el riego inicial, se recomienda un examen meticuloso de la superficie ocular utilizando una lámpara de hendidura. Este examen permite evaluar la extensión y la gravedad de las lesiones, como erosiones corneales, úlceras, edema y otros tipos de daño estructural. Esta evaluación detallada es crucial para determinar el manejo subsiguiente y el seguimiento necesario del paciente.


Tratamiento

Es crucial eliminar cualquier partícula retenida en las lesiones oculares, especialmente aquellas causadas por materiales como cemento y yeso utilizados en construcción. Estas partículas pueden adherirse a la superficie ocular y causar irritación, abrasión o incluso infección si no se eliminan adecuadamente. En algunos casos, para acceder a estas partículas es necesario evertir el párpado superior, lo cual facilita la visualización y la remoción de cualquier cuerpo extraño incrustado.

El uso de un midriático como el ciclopentolato al 1 %, administrado dos veces al día, se recomienda para dilatar la pupila y aliviar las molestias asociadas con la lesión ocular. La dilatación pupilar también puede facilitar el examen y la manipulación de la lesión durante el tratamiento. Además, se inician antibióticos tópicos de manera profiláctica para prevenir infecciones secundarias que podrían surgir debido a la presencia de cuerpo extraño o la manipulación de la lesión.

En casos de lesiones moderadas a graves, se pueden requerir corticosteroides tópicos intensivos para reducir la inflamación y promover la cicatrización. La vitamina C, tanto en forma tópica como sistémica, también puede ser beneficiosa debido a su papel en la cicatrización de las heridas y la salud ocular general.

Además, en situaciones donde la lesión ha causado daño significativo al epitelio corneal, los trasplantes de membrana amniótica son una opción terapéutica avanzada. Estos trasplantes ayudan a promover la curación al proporcionar un ambiente favorable para la regeneración del tejido epitelial y reducir la inflamación.


Complicaciones

Las complicaciones asociadas con las lesiones oculares pueden ser diversas y pueden surgir debido a varios factores involucrados en el proceso de curación o la falta de manejo adecuado. Entre las complicaciones más comunes se incluyen:

  • Deficiencia de moco: El moco desempeña un papel crucial en la lubricación y protección de la superficie ocular. Las lesiones oculares severas pueden dañar las glándulas mucosas que producen este moco, lo que resulta en una deficiencia de lubricación. Esto puede llevar a sequedad ocular crónica, irritación y malestar.
  • Cicatrices de la córnea y la conjuntiva: Las lesiones graves en la córnea y la conjuntiva pueden dar lugar a la formación de cicatrices. Las cicatrices corneales pueden afectar seriamente la visión al distorsionar o bloquear la luz que entra en el ojo. Las cicatrices en la conjuntiva también pueden causar molestias y afectar la movilidad normal del ojo.
  • Simblefarón: Se refiere a la formación de adherencias anormales entre la conjuntiva tarsal (parte interna del párpado) y la conjuntiva bulbar (superficie externa del ojo). Estas adherencias pueden limitar el movimiento normal del párpado y el ojo, causando irritación y posiblemente afectando la visión.
  • Obstrucción del conducto lagrimal: Las lesiones oculares pueden provocar daños en el sistema de drenaje lagrimal, lo que puede resultar en una obstrucción parcial o total del conducto lagrimal. Esto puede causar síntomas como lagrimeo constante, infecciones recurrentes y molestias en el área del ojo.
  • Infección secundaria: Las lesiones oculares abiertas o las manipulaciones incorrectas durante el tratamiento pueden predisponer al ojo a infecciones secundarias. Estas infecciones pueden involucrar tanto la superficie ocular como estructuras más profundas del ojo, y pueden requerir tratamiento antibiótico intensivo y cuidado especializado para prevenir complicaciones graves.

 

 

 

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