Contribución de Joseph Lister a la cirugía moderna

Contribución de Joseph Lister a la cirugía moderna
Contribución de Joseph Lister a la cirugía moderna

Joseph Lister (1827 -1912), un cirujano inglés del siglo XIX, se destaca como una figura primordial en el desarrollo de la cirugía moderna debido a sus esfuerzos pioneros en el control de la infección quirúrgica mediante la antisepsia. Lister reconoció que las infecciones postoperatorias eran causadas por microorganismos presentes en el ambiente quirúrgico y desarrolló métodos para prevenir su propagación.

Al aplicar el concepto de antisepsia, Joseph Lister introdujo el uso de ácido carbólico (fenol) como desinfectante para limpiar heridas quirúrgicas, instrumentos y materiales, así como técnicas para mantener un ambiente quirúrgico estéril. Estas prácticas redujeron drásticamente las tasas de infección y mejoraron significativamente los resultados de las cirugías, sentando las bases para la cirugía moderna y transformando la práctica quirúrgica alrededor del mundo. Por tanto, la contribución de Joseph Lister a la cirugía moderna es indiscutible y su legado perdura hasta el día de hoy en la prevención y control de las infecciones quirúrgicas.

La investigación de Lister se basó en los hallazgos del químico francés Louis Pasteur (1822-1895), que estudió el proceso de fermentación y mostró que era causado por el crecimiento de microorganismos vivos.

A mediados de los años sesenta del siglo XIX, Joseph Lister postuló que estos «gérmenes» invisibles o bacterias, como se hicieron conocidos, eran la causa de las dificultades de cicatrización de las heridas en los pacientes quirúrgicos. Propuso que era factible prevenir la supuración aplicando una solución antibacteriana a una herida y cubriendo el sitio con un vendaje embebido en el mismo líquido germicida.

Lister nació en una familia cuáquera acomodada de Londres. En 1848 recibió su título de médico del University College. Cuatro años más tarde, Lister fue designado miembro del Royal College of Surgeons. En breve, se trasladó a Edimburgo, donde se convirtió en asistente de James Syme (1799-1870). Su relación mentor/discípulo se fortaleció cuando Lister contrajo matrimonio con la hija de Syme, Agnes (1835-1896). A instancias de su suegro, Lister se postuló para el puesto de profesor de cirugía en Glasgow. Los 9 años que transcurrió allí fueron el período más importante en la carrera de Lister como cirujano-científico.

En la primavera de 1865, un colega le comentó a Joseph Lister la investigación de Pasteur sobre la fermentación. Lister era uno de los pocos cirujanos de su época que, por su familiaridad con el microscopio (su padre diseñó la lente acromática y fue uno de los fundadores de la microscopia moderna), tenía la capacidad para comprender directamente los hallazgos de Pasteur sobre los microorganismos. Con este conocimiento, Lister mostró que una herida ya estaba llena de bacterias cuando el paciente llegaba al hospital.

Lister reconoció que la eliminación de las bacterias por calor excesivo no se podía aplicar a un paciente. En cambio, se orientó a la antisepsia química y, tras experimentar con cloruro de cinc y sulfitos, se decidió por el ácido carbólico (fenol). En 1866, Lister estaba instilando ácido carbólico puro en las heridas y los vendajes, y pulverizándolo en la atmósfera alrededor del campo quirúrgico y la mesa de operaciones. Al año siguiente, escribió una serie de artículos sobre su experiencia, en los que explicó que el pus de una herida (estos eran los días de «pus laudable», porque se consideraba erróneamente que, cuanto mayor supuración, mejor) no era una parte normal del proceso de cicatrización.

Lister continuó haciendo numerosas modificaciones a su técnica de vendajes, maneras de aplicarlos y elección de las soluciones antisépticas; con el tiempo, abandonó el ácido carbólico en favor de otras sustancias germicidas. No hizo hincapié en el lavado quirúrgico  de las manos, sino que simplemente sumergía los dedos en una solución de  fenol y sublimado corrosivo. Lister tenía la convicción incorrecta  de que el cepillado creaba grietas en las palmas de la mano donde proliferarían las bacterias.

Contribución de Joseph Lister a la cirugía moderna

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Un segundo avance importante logrado por Joseph Lister fue el desarrollo de suturas reabsorbibles estériles. Lister consideraba que gran parte de la supuración observada en las heridas se debía a las ligaduras contaminadas. Para prevenir el problema, diseñó una sutura reabsorbible impregnada con fenol. Como no era una ligadura permanente, podía cortarla corta, practicar un cierre ajustado de la herida y evitar la necesidad de llevar los extremos de la sutura a través de la incisión, una práctica quirúrgica que había persistido desde los días de Paré.

Por muchas razones, la aceptación de las ideas de Lister acerca de la infección y la antisepsia fue un proceso irregular y lento: primero, los diversos cambios de procedimiento que realizó Lister durante la evolución de su método crearon confusión; segundo, el listerismo, como ejercicio técnico, era complicado y consumía tiempo; tercero, los primeros intentos de otros cirujanos de emplear antisepsia fueron rotundos fracasos, y, por último, y más importante aún, la aceptación del listerismo dependía de la comprensión de la teoría germinal, una hipótesis que muchos portadores de bisturí con sentido práctico fueron reacios a reconocer.

 

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