Desarrollo de la cirugía en el siglo XV

Desarrollo de la cirugía en el siglo XV
Desarrollo de la cirugía en el siglo XV

A partir del siglo XV, un cambio significativo comenzó a ocurrir en el ámbito de la cirugía, impulsado por un creciente interés por parte de los médicos de alta cuna, es decir, aquellos que pertenecían a las clases más privilegiadas o aristocráticas. Este interés marcó una evolución importante, ya que hasta ese momento la cirugía había sido considerada una disciplina de menor prestigio, asociada principalmente a los barberos-cirujanos y otros individuos con una formación rudimentaria y práctica. La atracción de los médicos educados por la cirugía reflejaba una transformación en la visión de la medicina, donde la teoría y la práctica empezaban a fusionarse de manera más intencionada.

El surgimiento de técnicas quirúrgicas más avanzadas durante este período fue un reflejo del creciente conocimiento sobre la anatomía humana y de la mejora de las herramientas disponibles. Los portadores de bisturí, ya fueran médicos privilegiados o cirujanos menos educados pero igualmente decididos, comenzaron a realizar procedimientos cada vez más complejos. Entre estos procedimientos destacaba la ligadura de arterias en aneurismas de fácil acceso, una intervención que representaba un avance importante para prevenir el sangrado masivo y la muerte de los pacientes. Esta técnica, aunque rudimentaria comparada con los métodos modernos, mostró el incipiente conocimiento de la circulación sanguínea y de la importancia de controlar el flujo de sangre durante las operaciones.

Además, los cirujanos de la época se aventuraron en la extirpación de grandes tumores visibles, una práctica que requería una destreza considerable, ya que la remoción de estos crecimientos implicaba un alto riesgo de daño a tejidos circundantes. La trepanación, un procedimiento utilizado para tratar afecciones craneales, como traumatismos o enfermedades neurológicas, también fue realizada con mayor frecuencia. La trepanación consistía en perforar el cráneo para aliviar presiones internas, aunque los resultados no siempre eran exitosos y el riesgo de infecciones o de daño cerebral era elevado.

Los avances también incluyeron intervenciones para tratar hernias incarceradas y estranguladas, condiciones en las que una parte del intestino se ve atrapada en un orificio abdominal, lo que puede llevar a la gangrena si no se trata. En estos casos, los cirujanos idearon métodos ingeniosos para reducir las hernias, aunque la falta de anestesia y de conocimientos sobre infecciones hacía que estos procedimientos fueran extremadamente peligrosos.

Un hito importante fue la creación de colostomías e ileostomías rudimentarias, procedimientos en los que se realizaba una incisión simple en la piel sobre una masa intraabdominal en expansión, que representaba una obstrucción intestinal grave, a menudo irreversible. Aunque las técnicas eran primarias y sin los controles sanitarios que hoy conocemos, estos procedimientos permitieron a algunos pacientes sobrevivir al eliminar parcialmente la obstrucción intestinal.

Los cirujanos más audaces y emprendedores de la época ampliaron el alcance de sus actividades hacia el tratamiento de afecciones como las fístulas anales, los cálculos vesicales y las cataratas. Las fístulas anales, que son comunicaciones anormales entre el conducto anal y la piel circundante, se trataban mediante intervenciones quirúrgicas, aunque el proceso era rudimentario y con una alta tasa de complicaciones. De manera similar, la extracción de cálculos vesicales, que eran piedras que se formaban en la vejiga, se realizaba mediante procedimientos quirúrgicos que, aunque efectivos, presentaban riesgos significativos debido a la falta de anestesia y a la ausencia de técnicas de esterilización.

En cuanto a las cataratas, algunos cirujanos incursionaron en la extracción de estas opacidades del cristalino del ojo, aunque el éxito de tales operaciones era limitado debido a la falta de conocimiento sobre la anatomía ocular y la asepsia, lo que a menudo resultaba en infecciones y pérdida de la visión.

A pesar de la creciente audacia e ingenio de los cirujanos de este período, las intervenciones quirúrgicas en las cavidades del cuerpo, como el abdomen, el cráneo, las articulaciones y el tórax, seguían siendo prácticamente desconocidas. Estas áreas del cuerpo, mucho más complejas y vitales, representaban un desafío aún mayor debido a la falta de herramientas especializadas, el riesgo de daño a estructuras críticas y la imposibilidad de controlar las infecciones. Cuando se intentaba realizar intervenciones en estas zonas, las tasas de mortalidad eran extremadamente altas, debido a los riesgos inherentes a la cirugía en estas áreas. Las infecciones no se comprendían completamente, y la asepsia, un principio fundamental de la cirugía moderna, no existía.

 

 

 

Homo medicus

 


 

¡Gracias por visitarnos!

 

Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Townsend, C. M., Beauchamp, R. D., Evers, B. M., & Mattox, K. L. (2022). Sabiston. Tratado de cirugía. Fundamentos biológicos de la práctica quirúrgica moderna (21.ª ed.). Elsevier España.
  2. Brunicardi F, & Andersen D.K., & Billiar T.R., & Dunn D.L., & Kao L.S., & Hunter J.G., & Matthews J.B., & Pollock R.E.(2020), Schwartz. Principios de Cirugía, (11e.). McGraw-Hill Education.

Síguenos en X: @el_homomedicus  y @enarm_intensivo    

🟥     🟪     🟨     🟧     🟩     🟦

APRENDER CIRUGÍA

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Ya que has encontrado útil este contenido...

¡Sígueme en los medios sociales!

Homo medicus

Conocimiento médico en evolución...

También te podría gustar...