¿Quienes eran los barberos-cirujanos?
Durante el siglo XIV, la cirugía era una práctica que se encontraba, en su mayoría, en manos de barberos-cirujanos y otros individuos con formación mínima, quienes operaban de manera itinerante para ofrecer sus servicios a las comunidades. Estos «cirujanos», aunque desempeñaban un papel fundamental en la atención médica de la época, eran en su mayoría autodidactas o aprendices que seguían una tradición de enseñanza que se transmitía de manera informal, de maestro a aprendiz o de padre a hijo. En contraste con los médicos eruditos, que en su mayoría provenían de círculos académicos y aristocráticos y se formaban en universidades, estos profesionales de la cirugía estaban fuera del ámbito académico y gozaban de un estatus considerablemente inferior dentro de la jerarquía social y médica.
Los médicos de la época, con una educación universitaria formal, rechazaban la idea de realizar procedimientos manuales o intervenir directamente en el cuerpo humano. Para ellos, la medicina era una disciplina intelectual y teórica, centrada en el estudio de los textos antiguos, más que en la práctica manual de la cirugía. De hecho, existía una clara división entre los médicos eruditos, que se ocupaban de las enfermedades internas y el diagnóstico teórico, y los barberos-cirujanos, quienes eran vistos con desdén por realizar intervenciones que implicaban contacto directo con los pacientes, como cortar, amputar o extraer dientes. Este rechazo hacia la cirugía por parte de los médicos académicos estaba enraizado en una tradición que consideraba la intervención física en el cuerpo humano como una tarea sucia y vulgar, reservada para personas de menor estatus social.
A pesar de este desdén y de la falta de una educación formal, los barberos-cirujanos y otros seguidores itinerantes del oficio quirúrgico desempeñaron un papel crucial en la supervivencia y el desarrollo de la cirugía en ese período. Estos individuos, aunque sin los conocimientos científicos y técnicos de los médicos académicos, proporcionaban cuidados médicos básicos que eran esenciales para la salud de la población. Su trabajo abarcaba una serie de procedimientos prácticos y necesarios, tales como la sustracción de abscesos, la reducción de fracturas simples, la cura de heridas, la extracción de piezas dentales y, en situaciones más extremas, la amputación de extremidades o incluso de partes de la mama en casos de cáncer.
La naturaleza de estas intervenciones, en su mayoría, se limitaba a procedimientos relativamente sencillos, aunque fundamentales para la supervivencia de los pacientes. La cirugía, en este contexto, era vista más como una práctica de emergencia que como una disciplina médica planificada o preventiva. Los barberos-cirujanos no contaban con conocimientos avanzados de anatomía ni con los medios adecuados para tratar enfermedades complejas o infecciones graves, por lo que sus intervenciones se restringían principalmente a afecciones que eran externas o superficiales.
Cabe destacar que el carácter itinerante de estos profesionales también respondía a las condiciones sociales y económicas del momento. Los barberos-cirujanos viajaban de pueblo en pueblo, ofreciendo sus servicios a comunidades que a menudo no contaban con acceso a médicos de mayor estatus o formación. Su capacidad para tratar heridas y otras condiciones más inmediatas los hacía valiosos en un contexto donde la atención médica formal era limitada y los recursos eran escasos.
A pesar de ser marginados por la élite académica y médica de la época, los barberos-cirujanos aseguraron la continuidad de la práctica quirúrgica, permitiendo que esta disciplina, a pesar de sus limitaciones, no desapareciera durante siglos. La transmisión del oficio de generación en generación, dentro de un entorno de aprendizaje práctico más que académico, garantizó que, incluso en una época de bajo nivel científico, los conocimientos quirúrgicos esenciales se mantuvieran vivos. Sin embargo, fue solo a partir de los siglos siguientes, con el advenimiento de la Revolución Científica y el progreso de la medicina moderna, que la cirugía comenzó a ser reconocida como una disciplina autónoma y respetable, capaz de incorporar los avances en anatomía, cirugía y técnicas de asepsia que transformarían por completo la práctica quirúrgica.
Fuente y lecturas recomendadas:
- Townsend, C. M., Beauchamp, R. D., Evers, B. M., & Mattox, K. L. (2022). Sabiston. Tratado de cirugía. Fundamentos biológicos de la práctica quirúrgica moderna (21.ª ed.). Elsevier España.
- Brunicardi F, & Andersen D.K., & Billiar T.R., & Dunn D.L., & Kao L.S., & Hunter J.G., & Matthews J.B., & Pollock R.E.(2020), Schwartz. Principios de Cirugía, (11e.). McGraw-Hill Education.