Evaluación inicial en pacientes con envenenamiento o sobredosis
Evaluación inicial en pacientes con envenenamiento o sobredosis

Evaluación inicial en pacientes con envenenamiento o sobredosis

La evaluación inicial de un paciente con intoxicación por drogas o envenenamiento es fundamental para determinar la gravedad de la situación y la respuesta médica adecuada. A continuación, se detalla ampliamente el proceso y los pasos clave involucrados en esta evaluación.

1. Evaluación rápida del peligro potencial

El primer paso en la evaluación es determinar rápidamente el nivel de riesgo que presenta el paciente. Esto implica considerar varios factores:

  • La sustancia involucrada: Algunos venenos y fármacos tienen efectos inmediatos y pueden ser potencialmente mortales en dosis bajas, mientras que otros pueden tener un efecto más gradual.
  • La cantidad ingerida o la exposición: Si el paciente ha ingerido una dosis conocida o potencialmente letal de una sustancia, es necesario actuar rápidamente. Sin embargo, en algunos casos, el paciente puede no haber ingerido una cantidad suficiente para producir síntomas inmediatos, pero podría desarrollar efectos más tarde.
  • El tiempo transcurrido desde la exposición: La temporalidad es un factor crítico. Por ejemplo, algunas sustancias como los sedantes o los opioides pueden tener efectos inmediatos, mientras que otras, como los pesticidas o ciertos venenos, pueden tomar varias horas para que los síntomas se manifiesten.

Signos de alarma inmediatos, como la dificultad para respirar, confusión, convulsiones o hipotensión, indican una intoxicación grave que requiere atención urgente. Estos signos deben alertar a los profesionales médicos sobre la necesidad de intervención inmediata.

2. Descontaminación del tracto gastrointestinal y de la piel para prevenir la absorción

En los casos en los que la intoxicación haya ocurrido a través de la ingestión o la exposición cutánea, es crucial realizar procedimientos para evitar la absorción continua de la sustancia tóxica. Las opciones incluyen:

  • Lavado gástrico: Si la ingestión ha sido reciente (generalmente dentro de la última hora) y el agente tóxico es conocido, el lavado gástrico puede ser útil. Sin embargo, esto no siempre es recomendable en todos los casos, ya que puede ser perjudicial en ciertas situaciones (por ejemplo, en casos de intoxicación con productos corrosivos o si el paciente está inconsciente).
  • Carbón activado: Este es un tratamiento estándar en muchos casos de sobredosis o envenenamiento, ya que adsorbe muchas toxinas y previene su absorción en el tracto gastrointestinal. Es especialmente eficaz cuando se administra en las primeras 30-60 minutos después de la ingestión.
  • Lavado de la piel o los ojos: En el caso de exposición dérmica o de los ojos a sustancias tóxicas, es esencial realizar una limpieza adecuada con agua y jabón o soluciones específicas para remover el contaminante lo más rápido posible y reducir el riesgo de absorción sistémica.

El objetivo de estas acciones es reducir la carga tóxica que se introduce en el cuerpo del paciente y minimizar el daño potencial a órganos vitales.

3. Tratamiento de las complicaciones

Si el paciente presenta complicaciones derivadas de la intoxicación o sobredosis, es necesario tratarlas de manera oportuna. Algunas de las complicaciones comunes incluyen:

  • Insuficiencia respiratoria: Si la intoxicación afecta el sistema respiratorio, como en el caso de los opioides, el paciente puede necesitar soporte ventilatorio, como oxígeno suplementario o ventilación mecánica en casos graves.
  • Shock o hipotensión: Si la sustancia ingerida causa vasodilatación o afecta el corazón, el paciente puede desarrollar un shock. Esto puede requerir líquidos intravenosos o medicamentos vasoactivos para estabilizar la presión arterial.
  • Convulsiones: Si la sobredosis causa actividad eléctrica anormal en el cerebro, el paciente puede tener convulsiones, que deben ser tratadas con medicamentos anticonvulsivos adecuados.
  • Arritmias: Algunas sustancias pueden afectar el ritmo cardíaco, por lo que un monitoreo constante del electrocardiograma (ECG) y, si es necesario, la administración de medicamentos antiarrítmicos es esencial.

Además de estas complicaciones, también es importante estar atento a otros problemas que puedan surgir, como alteraciones metabólicas (por ejemplo, acidosis o alcalosis), daño hepático o renal, y coagulopatías (problemas de sangrado o coagulación).

4. Observación del paciente asintomático durante un intervalo adecuado

Una parte crítica de la evaluación inicial es el seguimiento de los pacientes asintomáticos. Estos pacientes pueden no mostrar signos de intoxicación de inmediato, pero podrían desarrollar síntomas en las siguientes horas o días, dependiendo del tipo de sustancia y su efecto en el cuerpo.

El período de observación es crucial porque algunas toxinas tienen efectos retardados. Por ejemplo:

  • Algunas sustancias como el paracetamol (acetaminofén) pueden no mostrar síntomas inmediatos de daño hepático, pero pueden causar insuficiencia hepática grave después de 24-48 horas.
  • Otros venenos pueden causar daño renal, neurotoxicidad o daños cardiacos graduales.

La observación suele ser de 6 a 12 horas, pero puede extenderse dependiendo de la sustancia involucrada y la condición del paciente. Durante este tiempo, los médicos realizarán pruebas para detectar signos tempranos de toxicidad, como análisis de sangre, pruebas de función renal y hepática, monitoreo de gases sanguíneos y otros análisis pertinentes.

Observación del paciente asintomático o levemente sintomático

Los pacientes asintomáticos o leves sintomáticos deben ser observados durante al menos 4 a 6 horas tras la exposición a una sustancia tóxica. Este período de observación tiene como objetivo detectar la aparición de síntomas que podrían indicar una intoxicación más grave o el desarrollo de complicaciones. Sin embargo, este tiempo puede extenderse si:

  1. El agente tóxico es de liberación sostenida: Algunas sustancias están formuladas de manera que se liberan de forma gradual en el cuerpo, lo que puede provocar una intoxicación progresiva, incluso cuando los primeros síntomas no son evidentes. Ejemplos de estos son medicamentos como los opioides, que afectan la motilidad intestinal, o aquellos preparados que liberan la sustancia activa lentamente.

  2. Sustancias que afectan la motilidad gástrica: Los opioides, anticolinérgicos (como ciertos antihistamínicos) y otros fármacos pueden ralentizar el paso de los alimentos y toxinas a través del sistema digestivo, lo que podría retrasar la absorción del tóxico. Esto implica que el riesgo de que el paciente desarrolle síntomas graves puede persistir durante más tiempo.

  3. Sustancias con inicio de síntomas retrasado: Algunas sustancias como el paracetamol (acetaminofén) o la colchicina tienen efectos que no se manifiestan inmediatamente. En el caso del paracetamol, por ejemplo, el daño hepático puede comenzar de forma insidiosa y no ser evidente hasta pasadas 24-48 horas. Los hongos hepatotóxicos también tienen un efecto retardado que puede poner en peligro la vida del paciente.

Al finalizar este período de observación, el paciente puede ser dado de alta si no se han desarrollado nuevos síntomas o complicaciones. No obstante, es fundamental realizar una evaluación psiquiátrica antes del alta, especialmente si la intoxicación fue intencional. En estos casos, se debe valorar el riesgo de suicidio, especialmente en adolescentes, quienes podrían haber ingerido una sustancia de forma deliberada. Además, se debe considerar la posibilidad de embarazo no deseado o abuso sexual, dado que las intoxicaciones intencionales en jóvenes pueden estar asociadas con situaciones de vulnerabilidad emocional o de abuso.

El paciente sintomático

En el caso de pacientes sintomáticos, la prioridad es el tratamiento de las complicaciones que amenazan la vida, antes de realizar una evaluación diagnóstica detallada. Los síntomas graves pueden evolucionar rápidamente, por lo que es vital monitorear estos pacientes en un centro de atención aguda como un hospital o unidad de cuidados intensivos. La atención debe centrarse en la estabilización del paciente y la prevención de complicaciones potencialmente mortales.

Dependiendo de la sustancia y el nivel de intoxicación, las siguientes complicaciones pueden presentarse en los pacientes sintomáticos:

  1. Compromiso respiratorio: Muchos venenos y drogas afectan la capacidad respiratoria, como los opioides (que deprimen la respiración) o los sedantes. Si el paciente muestra signos de hipoxia o dificultad respiratoria, se debe asegurar una ventilación adecuada inmediatamente.

  2. Shock: Algunas sustancias, como los vasodilatadores o ciertos fármacos (por ejemplo, algunos bloqueadores de los canales de calcio), pueden causar una caída en la presión arterial, lo que pone al paciente en riesgo de shock. Esto requiere tratamiento urgente con líquidos intravenosos y, si es necesario, vasopresores.

  3. Convulsiones: Los efectos neurológicos de ciertos tóxicos pueden inducir convulsiones. En estos casos, es fundamental administrar medicación anticonvulsiva (como diazepam o lorazepam) para controlar la actividad convulsiva y evitar daño cerebral.

  4. Arritmias cardíacas: Los venenos que afectan el sistema cardiovascular, como los bloqueadores de los canales de sodio o sales de litio, pueden inducir alteraciones en el ritmo cardíaco. Es fundamental monitorear el electrocardiograma (ECG) de forma continua y, si es necesario, administrar antiarrítmicos.

  5. Fallas multiorgánicas: Algunas intoxicaciones graves pueden provocar el fallo de múltiples órganos, como el hígado, los riñones o el sistema cardiovascular. El tratamiento en estos casos se centra en el soporte vital y en la corrección de las anomalías metabólicas o la insuficiencia de órganos.

¿Qué hacer con los pacientes sintomáticos?

El enfoque terapéutico inicial se centra en mantener las funciones vitales y tratar las complicaciones más graves. Se debe dar prioridad a:

  • Estabilización hemodinámica (manejo de la presión arterial, frecuencia cardíaca, y volumen sanguíneo).

  • Soporte respiratorio si el paciente tiene dificultad para respirar o está en riesgo de insuficiencia respiratoria.

  • Tratamiento específico del veneno si existe un antídoto o un tratamiento eficaz para neutralizar el agente tóxico (por ejemplo, naloxona para la sobredosis de opioides o carbón activado para ciertos tóxicos orales).

Una vez que el paciente está estabilizado, puede iniciarse un análisis diagnóstico más detallado para identificar el tóxico específico, mediante análisis de sangre, orina o pruebas específicas, como la toxicología de pantalla o la determinación de niveles plasmáticos de ciertas sustancias.

 

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
  4. Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.
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