Las glándulas de Bartolino, también conocidas como glándulas vestibulares mayores, son estructuras anatómicas ubicadas bilateralmente en el vestíbulo vulvar, en las posiciones correspondientes a las 4 y 8 horas del reloj, en relación con la vulva. Estas glándulas tienen una función importante en la fisiología femenina, ya que producen y secretan un fluido lubricante que facilita las relaciones sexuales, ayudando a reducir la fricción durante la penetración vaginal. La secreción se transporta hacia la vagina a través de un conducto de aproximadamente 2.5 centímetros de largo.
Sin embargo, cuando este conducto se obstruye, se pueden presentar complicaciones dolorosas. La obstrucción impide que el flujo normal del líquido de la glándula se libere, lo que provoca la acumulación de secreciones dentro de la glándula y da lugar a la formación de un quiste. Si el quiste se infecta, puede evolucionar hacia un absceso, que es una acumulación purulenta acompañada de inflamación y dolor agudo. Esta afección puede ser dolorosa y causar hinchazón en la región de la vulva, dificultando incluso las actividades cotidianas.
En casos de drenaje purulento o secreciones que se originan de la glándula de Bartolino, es fundamental realizar un análisis microbiológico para detectar patógenos comunes, como Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis, que pueden ser responsables de infecciones de transmisión sexual. Este análisis permite establecer un tratamiento antibiótico adecuado, que debe ajustarse a los resultados obtenidos del cultivo. Además, se recomienda el uso de baños de asiento tibios de manera frecuente, ya que estos pueden aliviar el dolor y promover la circulación en la zona afectada, lo que facilita la resolución del cuadro clínico.
Cuando los quistes o abscesos se presentan de manera sintomática, es decir, cuando causan dolor o afectan la funcionalidad normal de la paciente, el tratamiento más eficaz es la incisión y drenaje del absceso. Este procedimiento permite liberar el contenido purulento y aliviar la presión e incomodidad. En adición, es importante mantener el tracto de drenaje abierto para evitar que el absceso se vuelva a llenar, para lo cual se pueden utilizar dispositivos como el catéter de Word o realizar un procedimiento quirúrgico denominado marsupialización. La marsupialización consiste en crear una abertura permanente en el quiste para permitir el drenaje continuo y prevenir la recurrencia de la acumulación de líquido.
Es importante destacar que el uso de antibióticos no es necesario en todos los casos. Los antibióticos solo deben ser administrados si existe la presencia de celulitis, una infección de la piel que puede acompañar a la infección del quiste o absceso. Además, el manejo de los quistes asintomáticos varía dependiendo de la edad de la paciente. En mujeres menores de 40 años, los quistes que no causan síntomas generalmente no requieren tratamiento, ya que no presentan un riesgo significativo para la salud. Sin embargo, en mujeres mayores de 40 años, se recomienda considerar una biopsia o la extirpación del quiste para descartar la posibilidad de un carcinoma vulvar, un tipo de cáncer raro pero grave que puede manifestarse de forma similar a los quistes de Bartolino.


Fuente y lecturas recomendadas:
- Long N et al. Bartholin gland abscess diagnosis and office management. Prim Care. 2021;48:569. [PMID: 34752270]