La celulitis es una infección común

La celulitis es una infección común
La celulitis es una infección común

La celulitis es una infección común que afecta la dermis y el tejido subcutáneo, y tiende a localizarse principalmente en la pierna. Esta localización preferencial puede explicarse por varios factores. La piel de la pierna está más expuesta a traumatismos y lesiones menores, lo que puede proporcionar una entrada para los microorganismos causantes de la infección. Además, la circulación sanguínea en las extremidades inferiores puede ser menos eficiente que en otras partes del cuerpo, lo que puede dificultar la respuesta inmune local y favorecer la proliferación bacteriana.

La celulitis generalmente es causada por bacterias, siendo los cocos grampositivos los más comunes. Específicamente, los estreptococos beta-hemolíticos del grupo A y Staphylococcus aureus son los patógenos más frecuentes. Esto se debe a que estas bacterias tienen la capacidad de colonizar la piel y penetrar en los tejidos subyacentes, desencadenando una respuesta inflamatoria.

Es importante destacar que, aunque menos comunes, ciertos bacilos gramnegativos y hongos también pueden causar celulitis. Esto puede ocurrir en casos de inmunosupresión o cuando hay una ruptura en la barrera cutánea que permite la entrada de estos microorganismos.

En personas sanas, la celulitis en la parte inferior de la pierna suele estar asociada con la presencia de tiña pedis interdigital con fisuras. Esto se debe a que estas lesiones pueden servir como puerta de entrada para las bacterias, facilitando su penetración en la piel y desencadenando la infección.

Además de la tiña pedis, existen otras condiciones médicas que aumentan el riesgo de desarrollar celulitis. Entre ellas se incluyen episodios previos de celulitis, edema crónico, insuficiencia venosa con edema secundario, obstrucción linfática, safenectomía y otras alteraciones de la barrera cutánea. Estas condiciones pueden comprometer la integridad de la piel y reducir la capacidad del sistema inmune para combatir las infecciones bacterianas.

Es importante destacar que la celulitis bacteriana casi nunca afecta ambos miembros inferiores simultáneamente. Esta asimetría en la presentación sugiere que la infección suele estar confinada a un área específica y no se disemina bilateralmente.

 

Manifestaciones clinicas

La celulitis comienza como una pequeña mancha sensible. La hinchazón, el enrojecimiento y el dolor suelen estar presentes desde el principio. Con el tiempo, la lesión se expande rápidamente, de modo que desde su inicio hasta su presentación clínica suele transcurrir un periodo de 6 a 36 horas. A medida que la lesión crece, el paciente experimenta un empeoramiento de su estado general, manifestado por escalofríos progresivos, fiebre y malestar general.

La inflamación y la infección subyacente pueden provocar la afectación del sistema linfático, lo que se manifiesta con linfangitis y linfadenopatía, es decir, inflamación de los vasos linfáticos y los ganglios linfáticos respectivamente. Estos síntomas son comunes en los casos de celulitis, ya que indican una respuesta del sistema inmunológico para combatir la infección.

En los casos más graves, si la infección se disemina por el torrente sanguíneo, puede provocar septicemia, una condición potencialmente mortal en la que las bacterias circulan por todo el cuerpo. Esto puede desencadenar una respuesta inflamatoria sistémica y afectar a múltiples órganos. Como consecuencia, el paciente puede experimentar hipotensión, es decir, una disminución peligrosa de la presión arterial, seguida de shock, una condición que pone en riesgo la vida y que requiere atención médica urgente.

Hallazgos de laboratorio

La leucocitosis o neutrofilia pueden estar presentes temprano en el curso de la celulitis. Estos cambios en los recuentos sanguíneos son el resultado de la respuesta del sistema inmunitario del cuerpo ante la infección bacteriana. Los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco, son células que juegan un papel crucial en la defensa del cuerpo contra las infecciones bacterianas, y su aumento en la sangre es una señal de activación del sistema inmunitario en respuesta a la infección.

La obtención de cultivos sanguíneos puede ofrecer información variable sobre la presencia de bacterias en la corriente sanguínea. En casos de celulitis con úlcera central, pústula o absceso, la realización de cultivos puede ser valiosa para identificar el microorganismo causante de la infección.

En pacientes inmunosuprimidos o cuando se sospecha la presencia de un organismo inusual y no hay un sitio localizado para realizar cultivos, se recomienda realizar una biopsia cutánea de espesor completo para su evaluación histológica y cultivo, que incluya la búsqueda de bacterias, hongos y micobacterias. Este enfoque ampliado en la evaluación del tejido puede ser necesario para identificar el agente patógeno subyacente y guiar el tratamiento antibiótico adecuado.

Si se identifica una fuente primaria de la infección, como una herida, úlcera en la pierna o intertrigo en el espacio entre los dedos del pie, los cultivos obtenidos de estos sitios pueden aislar el patógeno causal en la mitad de los casos. Esto proporciona información crucial para dirigir la terapia antibiótica de manera específica y efectiva, abordando directamente la causa subyacente de la infección.

Diagnóstico diferencial

La trombosis venosa profunda (TVP) y la fascitis necrosante son dos entidades potencialmente mortales que pueden imitar la celulitis, es decir, presentarse con una extremidad inferior dolorosa, roja y hinchada. La fascitis necrosante debe sospecharse en un paciente que presenta un aspecto tóxico, ampollas, crepitación o anestesia de la piel afectada, necrosis cutánea y evidencia de laboratorio de rabdomiólisis (elevación de la creatina quinasa) o coagulación intravascular diseminada. Si bien estos hallazgos pueden estar presentes en casos graves de celulitis y bacteriemia, es esencial descartar la fascitis necrosante debido a que se requiere una desbridación quirúrgica rápida.

Otras lesiones cutáneas no infecciosas que pueden parecerse a la celulitis se denominan “pseudocelulitis”. Estas incluyen la paniculitis esclerosante, una placa roja aguda y extremadamente sensible en la parte inferior de las piernas sobre el maleolo en pacientes con estasis venosa o várices, y la dermatitis de contacto aguda grave en una extremidad, que produce eritema, vesiculación y edema, como se ve en la celulitis, pero con picazón en lugar de dolor. La celulitis bacteriana bilateral en las piernas es sumamente rara, y en este caso se deben considerar otros diagnósticos, especialmente la dermatitis estasis grave.

La dermatitis de estasis grave en las extremidades inferiores generalmente se desarrolla en días o semanas en lugar de horas como ocurre con la celulitis. Además, no es tan sensible a la palpación como la celulitis. La celulitis criptocócica en receptores de trasplantes de órganos suele ser bilateral.

El modelo predictivo ALT-70 ayuda a diagnosticar la celulitis o una imitación de la celulitis y proporciona orientación sobre cuándo se necesita una consulta dermatológica.

 

Tratamiento

La necesidad de administrar antibióticos intravenosos o parenterales durante los primeros 2 a 5 días en el tratamiento de la celulitis se basa en la gravedad de la infección y en la necesidad de asegurar una rápida acción bactericida para controlar la propagación de la enfermedad. La celulitis es una infección que afecta las capas profundas de la piel y los tejidos subcutáneos, y puede ser potencialmente grave si no se trata adecuadamente. Por lo tanto, el inicio del tratamiento con antibióticos intravenosos o parenterales permite una rápida concentración de fármaco en el torrente sanguíneo y en los tejidos afectados, lo que mejora la eficacia del tratamiento.

Es crucial que los antibióticos proporcionen una cobertura adecuada para los organismos causales más comunes de la celulitis, que suelen ser Streptococcus y Staphylococcus, incluyendo a la cepa meticilino-sensible del Staphylococcus aureus (SAMS). Estos patógenos pueden causar infecciones graves y potencialmente mortales si no se controlan adecuadamente.

En el caso del SAMS, el tratamiento puede variar dependiendo de la gravedad de la infección y de la susceptibilidad del microorganismo a los antibióticos. Las opciones terapéuticas incluyen una variedad de antibióticos como nafcillina, cefazolina, clindamicina, dicloxacilina, cefalexina, doxiciclina o trimetoprim-sulfametoxazol (TMP-SMZ). Estos agentes proporcionan una cobertura efectiva contra el SAMS y ayudan a controlar la infección.

Una vez que la infección ha sido controlada y el paciente muestra mejoría clínica, se puede considerar la transición a antibióticos orales en casos leves o moderados de celulitis. La dicloxacilina o la cefalexina son opciones comunes para la terapia oral, administradas en dosis de 250-500 mg cuatro veces al día durante 5-10 días. Esta transición permite al paciente continuar el tratamiento de manera ambulatoria y reducir la carga de hospitalización, siempre y cuando la respuesta al tratamiento sea adecuada y no haya signos de empeoramiento clínico.

En pacientes en los que no se inicia el tratamiento intravenoso, duplicar la primera dosis de antibiótico oral puede ser beneficioso para lograr niveles terapéuticos más rápidamente en la sangre. Esto es especialmente importante en casos donde la infección puede progresar rápidamente o cuando se necesita una respuesta rápida para controlar los síntomas y prevenir complicaciones. Al duplicar la dosis inicial del antibiótico oral, se aumenta la concentración del fármaco en la sangre, lo que permite una acción más rápida contra los microorganismos causantes de la infección.

En pacientes con celulitis recurrente en la pierna inferior, se pueden utilizar medidas adicionales para reducir el riesgo de nuevas recurrencias. La administración de penicilina oral o eritromicina oral de manera profiláctica puede ayudar a prevenir nuevos episodios de celulitis. Estos antibióticos pueden actuar suprimiendo el crecimiento de las bacterias en la piel y reduciendo la probabilidad de que se desarrolle una infección secundaria.

Los episodios previos de celulitis y otras condiciones médicas como el linfedema, la insuficiencia venosa crónica, la enfermedad vascular periférica y la trombosis venosa profunda aumentan el riesgo de celulitis recurrente. Por lo tanto, es importante implementar medidas adicionales para prevenir nuevas recurrencias. Esto puede incluir el uso de medias de compresión para mejorar la circulación venosa y linfática, el tratamiento de la intertrigo entre los dedos de los pies y la tiña pedis para prevenir la colonización bacteriana, y el control de la insuficiencia venosa para reducir la congestión venosa y el edema en las extremidades inferiores.

 

 

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