Respuesta neuroendocrina a la lesión
Una lesión traumática desencadena una respuesta neuroendocrina compleja en el encéfalo que tiene como objetivo aumentar la defensa inmunológica y movilizar rápidamente los recursos necesarios para satisfacer las necesidades energéticas y estructurales esenciales del organismo.
El eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA) es una de las principales vías neuroendocrinas que se activa en respuesta a una lesión traumática. Esta vía está compuesta por el hipotálamo, la glándula pituitaria (hipófisis) y las glándulas suprarrenales. La lesión traumática estimula el hipotálamo para liberar hormonas liberadoras de corticotropina (CRH), que a su vez estimulan la glándula pituitaria para liberar hormona adrenocorticotrópica (ACTH). La ACTH llega a las glándulas suprarrenales y estimula la liberación de glucocorticoides, como el cortisol.
Los glucocorticoides tienen múltiples efectos en la respuesta inmunológica y metabólica. Por un lado, actúan como potentes antiinflamatorios, suprimiendo la respuesta inflamatoria y reduciendo la liberación de citocinas proinflamatorias. Esto ayuda a limitar la inflamación excesiva y promueve la curación de los tejidos lesionados. Por otro lado, los glucocorticoides también tienen efectos metabólicos, como el aumento de la disponibilidad de glucosa y la movilización de los depósitos de energía, proporcionando los sustratos necesarios para satisfacer las demandas energéticas y estructurales del organismo durante el proceso de recuperación.
Además del eje HPA, el sistema nervioso simpático también desempeña un papel importante en la respuesta neuroendocrina a una lesión traumática. El sistema nervioso simpático se activa en situaciones de estrés y trauma, y favorece la liberación de catecolaminas, como la adrenalina y la noradrenalina, desde las glándulas suprarrenales y las terminaciones nerviosas simpáticas. Estas catecolaminas tienen efectos sistémicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca, la redistribución del flujo sanguíneo y la movilización de los recursos energéticos para afrontar la situación de emergencia.
El eje HPA y el sistema nervioso simpático actúan en conjunto para coordinar la respuesta del organismo ante una lesión traumática. Estas vías neuroendocrinas promueven la defensa inmunológica al modular la respuesta inflamatoria y movilizan los sustratos necesarios para satisfacer las demandas energéticas y estructurales del organismo durante la recuperación. Además de los glucocorticoides, otras hormonas como la hormona de crecimiento (GH), el factor inhibidor de los macrófagos (MIF), la aldosterona y la insulina también influyen en la respuesta inflamatoria y en el impacto clínico inmediato de una lesión traumática.
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