Las anomalías del ritmo y la conducción cardíaca son condiciones que pueden manifestarse de diversas maneras, siendo sintomáticas o asintomáticas. En el primer caso, los pacientes pueden experimentar síntomas como síncope, casi síncope, mareos, fatiga o palpitaciones. Estos síntomas surgen a menudo debido a la disminución del gasto cardíaco, que compromete la perfusión adecuada de órganos vitales como el cerebro y el miocardio. La severidad y la naturaleza de estos síntomas pueden variar considerablemente entre individuos, dependiendo de factores como la velocidad de aparición de la anomalía, la presencia de condiciones cardíacas subyacentes y la capacidad del corazón para compensar los cambios hemodinámicos.
Además, las anomalías del ritmo pueden ser potencialmente letales. La muerte cardíaca súbita es un evento trágico que puede ocurrir como resultado de arritmias malignas, que alteran drásticamente la función cardíaca y conducen a un colapso hemodinámico. En estos casos, la falta de perfusión cerebral puede resultar en pérdida de conciencia y, si no se trata de manera inmediata, en la muerte del paciente.
En cuanto a la taquicardia supraventricular estable, se observa que generalmente es bien tolerada en individuos que no presentan enfermedad cardíaca subyacente. Sin embargo, en pacientes que padecen condiciones como enfermedad coronaria, anomalías valvulares o disfunción miocárdica, esta taquicardia puede provocar isquemia miocárdica o insuficiencia cardíaca. Esto se debe a que un aumento sostenido de la frecuencia cardíaca puede llevar a un consumo de oxígeno del miocardio que excede su suministro, resultando en daño tisular.
La taquicardia ventricular, por otro lado, es una arritmia que, si se presenta de manera prolongada, tiende a causar un compromiso hemodinámico significativo. Este tipo de arritmia puede deteriorarse en fibrilación ventricular, una condición que requiere tratamiento inmediato para prevenir la muerte súbita. La fibrilación ventricular se caracteriza por una actividad eléctrica desorganizada en los ventrículos, lo que impide que el corazón bombee sangre de manera eficaz, llevando a un colapso cardiovascular.
Las frecuencias cardíacas lentas también pueden generar síntomas, aunque su impacto depende de la capacidad del organismo para mantener una perfusión adecuada. Este mantenimiento depende de factores como la posición del paciente, ya sea erguida o supina, y la funcionalidad del ventrículo izquierdo, que es crucial para asegurar un volumen sistólico suficiente. Cuando las frecuencias cardíacas disminuyen abruptamente, como puede ocurrir en situaciones de bloqueo cardíaco completo o arresto sinusal, el paciente puede experimentar síncope o convulsiones, reflejando una severa disminución en el flujo sanguíneo cerebral.
En situaciones donde se presentan síntomas y no se puede identificar una causa clara y reversible, la mayoría de los pacientes requieren la implantación de un marcapasos permanente. Este dispositivo es fundamental para restablecer un ritmo cardíaco adecuado y prevenir eventos adversos asociados con las anomalías del ritmo cardíaco, garantizando así una mejor calidad de vida y una reducción en el riesgo de complicaciones severas.
El diagnóstico de taquiarritmias anormales se beneficia de una variedad de herramientas y tecnologías que permiten una evaluación precisa de la actividad eléctrica del corazón. El monitoreo cardíaco es una de las estrategias más eficaces y puede incluir diferentes métodos, como el monitoreo electrocardiográfico en entornos hospitalarios y ambulatorios. Esta técnica permite registrar la actividad eléctrica del corazón en tiempo real, facilitando la identificación de ritmos cardíacos anormales.
Entre las modalidades de monitoreo, los grabadores de eventos son dispositivos que registran la actividad eléctrica del corazón durante episodios específicos, permitiendo al paciente activar el dispositivo en el momento en que experimenta síntomas. La telemetría cardíaca móvil continua ofrece una monitorización constante, lo que es especialmente útil para la detección de arritmias intermitentes que podrían no aparecer en un electrocardiograma estándar realizado en un solo momento. Los registradores de bucle implantables, por su parte, son dispositivos que se colocan subcutáneamente y pueden registrar eventos eléctricos del corazón durante un periodo prolongado, proporcionando información valiosa en casos donde la arritmia no es frecuente.
En años recientes, los avances en la tecnología portátil han revolucionado la detección de arritmias. Dispositivos como relojes inteligentes han integrado sensores ópticos que utilizan algoritmos avanzados para la notificación pasiva de pulso irregular, lo que permite identificar potenciales arritmias sin necesidad de intervención activa por parte del usuario. Estos dispositivos han mostrado un valor predictivo positivo significativo, especialmente en la detección de fibrilación auricular, alcanzando aproximadamente un 85 por ciento. Esta capacidad permite que los usuarios reciban alertas sobre irregularidades en su ritmo cardíaco, incentivando una evaluación médica oportuna.
Además, dispositivos como el Apple Watch, Fitbit y el dispositivo AliveCor permiten a los usuarios registrar electrocardiogramas que pueden ser enviados a sus proveedores de atención médica. Esta funcionalidad mejora la capacidad de los médicos para diagnosticar y monitorizar condiciones cardíacas de manera remota, lo que es especialmente valioso en un contexto donde el seguimiento continuo es crucial.
En situaciones en las que los métodos no invasivos no brindan suficiente información, se pueden realizar pruebas más invasivas. Los estudios electrofisiológicos basados en catéter son procedimientos en los que se introducen catéteres en el corazón para evaluar la función del nodo sinusal, la conducción auriculoventricular y la inducibilidad de arritmias. Estas pruebas permiten un análisis detallado de la actividad eléctrica del corazón, lo que puede ayudar a identificar el origen de las arritmias y a guiar el tratamiento.
Asimismo, las pruebas de función del sistema nervioso autónomo, como las pruebas en mesa de inclinación, se utilizan para evaluar cómo responde el sistema nervioso a cambios en la posición del cuerpo y otros factores, lo cual es relevante para ciertos tipos de taquiarritmias.
El tratamiento de las taquiarritmias varía según el tipo y la severidad de la arritmia, así como la presencia de condiciones subyacentes. Las opciones de tratamiento incluyen medicamentos antiarrítmicos que buscan restaurar un ritmo cardíaco normal y prevenir la recurrencia de arritmias. En casos más severos o refractarios a medicación, se pueden considerar técnicas invasivas como la ablación por catéter. Esta técnica se utiliza para destruir áreas del tejido cardíaco que son responsables de generar ritmos anormales, y ha demostrado ser eficaz en la restauración de un ritmo normal en muchos pacientes.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2024. McGraw Hill.
Originally posted on 13 de octubre de 2024 @ 1:41 PM

