La radiación puede causar anemia aplásica

Anemia aplásica causada por radiación
Anemia aplásica causada por radiación

La anemia aplásica inducida por radiación es una afección médica grave derivada de la exposición a radiación ionizante, originada por diversas fuentes como tratamientos de radioterapia o eventos nucleares. Esta condición compromete de manera significativa la médula ósea, el epicentro de la producción de células sanguíneas.

 

La radiación causa anemia aplásica

La gravedad de la mielodepresión inducida por la radiación y la capacidad de recuperación de la médula ósea están intrínsecamente ligadas a varios factores cruciales. En primer lugar, la dosis juega un papel determinante. Dosis bajas pueden ocasionar una supresión medular transitoria, una condición que permite la recuperación progresiva de la médula. No obstante, dosis altas, en el rango de 700-1.000 cGy, inducen una lesión severa en la reserva de células madre, generando una insuficiencia medular persistente y, en casos extremos, amenazando la vida del individuo afectado.

El momento de la exposición también es un elemento clave. Exposiciones prolongadas o repetidas pueden tener efectos más perjudiciales en la médula ósea en comparación con exposiciones únicas o breves. Además, la sensibilidad de la médula ósea varía según la región del cuerpo expuesta, destacando la importancia de la fracción de los tejidos hematopoyéticos afectados.

En el caso de la radiación corporal total en dosis bajas, se observa una supresión medular transitoria, permitiendo que la médula se recupere con el tiempo. Sin embargo, en dosis altas, se desencadena una lesión más grave en la reserva de células madre, resultando en una insuficiencia medular persistente que, como se ha mencionado, puede llevar a consecuencias potencialmente mortales.

En tiempos anteriores, la explicación predominante para la lesión por irradiación de las células madre hematopoyéticas era la lesión directa. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado que la lesión de otros tejidos, especialmente el intestino, desencadena la liberación de factores endógenos que, por sí mismos, tienen la capacidad de suprimir la hematopoyesis.

Cuando se irradian localizaciones específicas de la médula ósea con dosis muy elevadas, superiores a 4.000 cGy, se produce la eliminación de las células del estroma de la médula, que son relativamente radiorresistentes. Este estroma desempeña un papel fundamental en el soporte de la actividad hematopoyética. Posteriormente a esta irradiación intensiva, el espacio de la médula resulta incapaz de sustentar plenamente la actividad hematopoyética. En consecuencia, se establece una condición en la que la capacidad de la médula ósea para generar células sanguíneas se ve irreversiblemente comprometida, con implicaciones significativas para la salud del individuo afectado.

Esta comprensión más detallada de los mecanismos subyacentes en la lesión de células madre hematopoyéticas por radiación ha ampliado nuestra perspectiva sobre cómo la radiación afecta la hematopoyesis y ha llevado a considerar no solo la lesión directa de las células madre, sino también la influencia de factores endógenos liberados por tejidos circundantes, especialmente el intestino. Este conocimiento más refinado contribuye a un enfoque más completo en la evaluación y gestión de las consecuencias de la exposición a la radiación en la médula ósea y la hematopoyesis.

 

Fuentes de radiación ionizante

La radiación ionizante es aquella que tiene suficiente energía para ionizar átomos o moléculas al interactuar con ellas. Hay varias fuentes comunes, tanto naturales como artificiales.

  • cósmica: Proviene del sol y otras fuentes celestiales. La atmósfera terrestre actúa como un escudo protector, pero a mayor altitud, como en vuelos aéreos, la exposición aumenta.
  • terrestre: Algunos materiales radiactivos se encuentran de forma natural en la corteza terrestre. Por ejemplo, el uranio y el torio, así como sus productos de descomposición.
  • de fondo: Es la presente en el entorno cotidiano, tanto natural como artificial. Incluye la radiación cósmica, la terrestre y otras fuentes, como los elementos radiactivos presentes en los alimentos y materiales de construcción.
  • médica: Las radiografías, tomografías computarizadas (TC), radioterapia y otros procedimientos médicos pueden exponer a las personas a radiación ionizante. Aunque estos procedimientos son fundamentales para el diagnóstico y tratamiento médico, se deben realizar con precaución y control de dosis.
  • Fuentes industriales: Algunas industrias utilizan materiales radiactivos en procesos de fabricación y pruebas. Estas fuentes pueden incluir dispositivos de control de nivel, densímetros y equipos de soldadura.
  • Residuos nucleares: La gestión de residuos nucleares de instalaciones nucleares y médicas es una fuente potencial de radiación ionizante. Un manejo adecuado es esencial para evitar la exposición no deseada.
  • Armas nucleares: Las detonaciones nucleares, ya sean de pruebas o en conflictos bélicos, pueden liberar grandes cantidades de radiación ionizante.

Es importante destacar que, si bien la radiación ionizante tiene aplicaciones beneficiosas en la medicina y la industria, es esencial controlar y limitar la exposición para proteger la salud humana y el medio ambiente. Las agencias reguladoras establecen límites de dosis seguras y supervisan el uso adecuado en diversas aplicaciones.

 

 

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