Aneurismas de las arterias periféricas

Aneurismas de las arterias periféricas
Aneurismas de las arterias periféricas

Los aneurismas de arteria periférica son dilataciones anormales de las arterias que se encuentran fuera de la aorta y sus principales ramificaciones. Aunque suelen ser asintomáticos en las etapas tempranas, pueden volverse críticamente sintomáticos cuando se desarrollan complicaciones como embolización y trombosis periféricas. Esta condición difiere de los aneurismas aórticos en términos de manifestaciones clínicas, ya que en los aneurismas periféricos, las complicaciones suelen estar relacionadas con la obstrucción del flujo sanguíneo en territorios distales debido a la embolización o la formación de trombos.

Los aneurismas de la arteria poplítea son los más comunes entre los aneurismas arteriales periféricos, representando aproximadamente el 70% de los casos. Estos aneurismas pueden presentar episodios repetidos de embolización, donde se desprenden fragmentos de la pared arterial o coágulos sanguíneos, los cuales pueden viajar a arterias más pequeñas y causar obstrucción del flujo sanguíneo en áreas distales. Es importante destacar que, debido a la presencia de un suministro arterial paralelo redundante en el pie, la isquemia (falta de flujo sanguíneo) no se manifiesta de inmediato, sino que ocurre cuando un último émbolo obstruye el flujo en una arteria crítica.

Por otro lado, aunque los aneurismas primarios de la arteria femoral son menos comunes que los de la arteria poplítea, los pseudoaneurismas de la arteria femoral son una complicación significativa que puede surgir después de procedimientos invasivos como punciones arteriales para arteriografía y cateterismo cardíaco. Estos pseudoaneurismas son una forma de dilatación anormal que resulta de una lesión en la pared arterial, y pueden presentar una incidencia que varía del 0.05% al 6% después de las punciones arteriales.

 

Manifestaciones clínicas

La detección de aneurismas periféricos puede variar dependiendo de su ubicación anatómica y el grado de síntomas que presenten. En el caso de los aneurismas en la ingle, el paciente puede ser consciente de una masa pulsátil debido a su proximidad a la superficie y a estructuras sensibles. Sin embargo, los aneurismas poplíteos, ubicados más profundamente en la pierna, a menudo no son detectados por el paciente ni por el médico en una exploración física rutinaria.

Esto se debe a que los aneurismas poplíteos pueden estar menos accesibles a la palpación directa y pueden estar rodeados por tejidos blandos y músculos, lo que dificulta su detección. Además, estos aneurismas pueden ser más pequeños en comparación con los ubicados en la ingle, lo que los hace menos evidentes durante un examen físico.

Aunque los aneurismas periféricos suelen ser asintomáticos en las etapas tempranas, pueden producir síntomas cuando comprimen estructuras vecinas como venas o nervios. Por ejemplo, la compresión de la vena o el nervio local puede generar molestias en la zona afectada.

El primer síntoma de un aneurisma periférico puede ser debido a la isquemia resultante de una oclusión arterial aguda. Estos síntomas pueden variar desde dolor intenso y parálisis súbita hasta claudicación intermitente, que es un dolor al caminar que mejora con el reposo y se debe a una disminución del flujo sanguíneo en la extremidad afectada.

Los episodios de embolización recurrente hacia la pierna pueden producir síntomas transitorios, como isquemia súbita en un dedo del pie o parte del pie, seguida de una resolución lenta. Este tipo de presentación puede dificultar el diagnóstico preciso, ya que los síntomas pueden ser intermitentes y desaparecer antes de que se realice una evaluación médica completa.

Durante la exploración física de un paciente, la palpación de los pulsos periféricos puede proporcionar importantes pistas diagnósticas, especialmente en el caso de los aneurismas poplíteos. Los pulsos poplíteos son pulsaciones arteriales ubicadas en la región poplítea, detrás de la rodilla, y su palpación puede ser un desafío incluso en individuos sin anormalidades vasculares. Sin embargo, cuando se detecta un pulso poplíteo particularmente prominente o fácilmente palpable, esto puede sugerir la presencia de un aneurisma y debe ser investigado más a fondo mediante técnicas de imagen como el ultrasonido.

Además, es importante tener en cuenta que los aneurismas poplíteos son bilaterales en aproximadamente el 60% de los casos. Por lo tanto, en la exploración física, la presencia de un aneurisma pulsátil en el espacio poplíteo contralateral puede facilitar el diagnóstico de trombosis en un aneurisma poplíteo, especialmente si no se puede palpar un pulso poplíteo en la extremidad afectada.

Otro aspecto relevante es que aproximadamente el 50% de los pacientes con aneurismas poplíteos también tienen un aneurisma de la aorta abdominal. Esta asociación sugiere una predisposición sistémica a la enfermedad arterial y enfatiza la importancia de una evaluación completa del árbol vascular en pacientes con aneurismas poplíteos.

 

Exámenes complementarios

La ecografía dúplex en color se considera la investigación más eficiente para confirmar el diagnóstico de aneurisma periférico por varias razones. Primero, esta técnica combina la visualización de imágenes en tiempo real mediante ultrasonido con la capacidad de detectar el flujo sanguíneo a través del uso de Doppler color, lo que permite una evaluación completa de la anatomía y la función vascular. Con la ecografía dúplex en color, es posible medir con precisión el tamaño y la configuración del aneurisma, así como detectar la presencia de trombos murales, que son coágulos sanguíneos que se forman dentro del aneurisma.

Aunque la ecografía dúplex en color es altamente efectiva para la evaluación inicial de los aneurismas periféricos, en algunos casos puede ser necesario realizar estudios adicionales para una evaluación más detallada. En particular, la angiografía por resonancia magnética (MRA) o la angiografía por tomografía computarizada (CTA) son útiles para definir la anatomía del aneurisma y de las arterias locales, especialmente para planificar la reconstrucción quirúrgica si es necesaria. Estas técnicas proporcionan imágenes tridimensionales de alta resolución que permiten una evaluación más precisa de la morfología del aneurisma y de las estructuras circundantes.

En contraste, la arteriografía, que implica la inyección de un medio de contraste en las arterias para visualizarlas en imágenes de rayos X, no se recomienda como primera opción para la evaluación de los aneurismas periféricos. Esto se debe a que el trombo mural dentro del aneurisma puede reducir el diámetro aparente del lumen arterial en las imágenes angiográficas, lo que puede dificultar la interpretación de los resultados y llevar a una subestimación del tamaño real del aneurisma.

Además, es importante destacar que los pacientes diagnosticados con aneurismas poplíteos deben someterse a una ultrasonografía abdominal para evaluar la presencia de un aneurisma de la aorta abdominal (AAA). Dado que existe una asociación significativa entre los aneurismas poplíteos y los AAA, la evaluación sistemática de la aorta abdominal es crucial para detectar cualquier patología adicional y guiar la gestión clínica adecuada.

 

Tratamiento

La cirugía inmediata o urgente es crucial para prevenir la pérdida de miembros cuando la embolización o trombosis aguda ha causado isquemia aguda. En estas situaciones, el suministro de sangre a una extremidad está comprometido repentinamente debido a la obstrucción arterial, lo que puede provocar daño tisular irreversible si no se restaura el flujo sanguíneo de manera rápida y efectiva. En estos casos, se indica un bypass quirúrgico abierto para restablecer el flujo sanguíneo, ya que proporciona una solución directa y duradera para evitar la amputación y preservar la función del miembro afectado.

Asimismo, la cirugía está indicada en varias otras circunstancias relacionadas con los aneurismas periféricos. Por ejemplo, se recomienda la intervención quirúrgica cuando un aneurisma está asociado con embolización periférica, cuando el aneurisma tiene un tamaño mayor de 2 cm o cuando se detecta un trombo mural dentro del aneurisma. En estos casos, la cirugía busca prevenir complicaciones graves como la embolia distal, el crecimiento del aneurisma o la ruptura.

Aunque la exclusión endovascular del aneurisma es una opción menos invasiva, su uso se limita a pacientes de alto riesgo debido a restricciones anatómicas. Esta técnica implica la colocación de un stent o una endoprótesis para excluir el aneurisma del flujo sanguíneo, pero puede no ser factible en todos los casos debido a la morfología específica del aneurisma o la presencia de calcificaciones en las arterias.

En situaciones de isquemia aguda donde el examen clínico indica un buen flujo sanguíneo distal, se puede considerar la trombólisis intraarterial como una alternativa a la cirugía inmediata. Esta técnica implica la administración de agentes trombolíticos directamente en el sitio del trombo para disolverlo y restaurar el flujo sanguíneo. Sin embargo, su uso está limitado y se reserva para casos seleccionados.

Los pseudoaneurismas agudos de la arteria femoral, que pueden ocurrir como complicación de punciones arteriales, pueden tratarse con éxito mediante compresión guiada por ultrasonido o inyección de trombina. Estos enfoques minimizan el riesgo de complicaciones y permiten una recuperación rápida del paciente.

 

Pronostico

Los pacientes con aneurismas de arterias periféricas no tratados enfrentan un riesgo significativo de desarrollar complicaciones a medida que progresa la enfermedad. En general, aproximadamente un tercio de los pacientes experimentarán complicaciones dentro del primer año, y este riesgo aumenta a dos tercios dentro de los cinco años posteriores al diagnóstico. Estas complicaciones pueden incluir embolización periférica, trombosis arterial aguda, isquemia de miembros y, en casos graves, la pérdida de extremidades.

Sin embargo, cuando se realiza una intervención quirúrgica como un bypass para tratar los aneurismas femorales y poplíteos, la patencia a largo plazo de los injertos es generalmente excelente, siempre y cuando el tracto de salida sea adecuado. La patencia se refiere a la capacidad del injerto para permanecer abierto y permitir un flujo sanguíneo adecuado a través de él. La adecuación del tracto de salida se refiere a la calidad y la función de las arterias que conectan el injerto con las arterias existentes en el cuerpo. Cuando estas conexiones son adecuadas, el riesgo de oclusión del injerto se reduce significativamente.

Es importante destacar que la oclusión tardía del injerto es menos común en comparación con cirugías similares realizadas para tratar la enfermedad oclusiva, donde las arterias están bloqueadas por la acumulación de placa aterosclerótica. Esto se debe a que los aneurismas periféricos pueden presentar una estructura diferente y una morfología de la enfermedad que puede afectar la tasa de oclusión. Además, el bypass quirúrgico para aneurismas periféricos a menudo implica la reconstrucción de segmentos arteriales más grandes, lo que puede proporcionar una mejor circulación y una menor incidencia de oclusión tardía.

 

 

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