Desprendimiento de retina

Desprendimiento de retina
Desprendimiento de retina

El desprendimiento de retina es una condición médica seria que ocurre cuando la capa sensible a la luz en la parte posterior del ojo, la retina, se separa de su posición normal. Esta separación puede tener varias causas subyacentes, siendo el desprendimiento de retina rehmatógeno el más común.

En este tipo de desprendimiento, las lágrimas o agujeros en la retina permiten que el líquido del interior del ojo, el humor vítreo, pase a través de estos defectos y se acumule debajo de la retina. Esto a menudo ocurre como resultado del desprendimiento posterior del vítreo, que es el gel claro que llena la parte posterior del ojo. Con el envejecimiento, el vítreo se vuelve más líquido y puede separarse de la retina, creando tracciones y aumentando el riesgo de lágrimas o agujeros.

La miopía, una condición en la que el ojo es demasiado largo o la córnea es demasiado curva, aumenta el riesgo de desprendimiento de retina rehmatógeno. Esto se debe a que los ojos miopes suelen tener una retina más delgada y estirada, lo que la hace más propensa a desarrollar lágrimas o agujeros.

La extracción de cataratas, un procedimiento quirúrgico común en personas mayores, también puede aumentar el riesgo de desprendimiento de retina. Durante esta cirugía, el gel vítreo puede moverse, lo que aumenta las posibilidades de que se formen lágrimas o agujeros en la retina.

Además, el desprendimiento de retina puede ser causado por traumatismos oculares, tanto penetrantes como contusos. Incluso un trauma ocular que ocurrió años atrás puede aumentar el riesgo de desprendimiento de retina en el futuro.

Otro tipo de desprendimiento de retina es el traccional, que ocurre cuando hay cicatrices o tejido fibroso en la retina que ejerce tracción sobre ella, separándola de su posición normal. Esto puede ser una complicación de condiciones como la retinopatía diabética o la oclusión de la vena retiniana, donde la formación de nuevos vasos sanguíneos anormales puede llevar a la fibrosis prerretiniana.

El desprendimiento de retina exudativo ocurre cuando hay acumulación de líquido debajo de la retina, sin la presencia de lágrimas o agujeros. Esto puede ser causado por condiciones como la degeneración macular asociada a la edad neovascular, donde los vasos sanguíneos anormales pueden filtrar líquido debajo de la retina, o por un tumor coroideo que produce líquido subretiniano.

 

Manifestaciones clínicas

El desprendimiento de retina rehmatógeno es el tipo más común de desprendimiento de retina y suele iniciar en la retina periférica, extendiéndose rápidamente y provocando una pérdida del campo visual. Este proceso comienza típicamente con la formación de una lágrima o agujero en la retina, que permite que el líquido del interior del ojo, llamado humor vítreo, pase a través de este defecto y se acumule entre la retina y las capas vecinas.

La retina periférica, que es la parte de la retina más alejada del centro del campo visual, es más vulnerable a las fuerzas de tracción y a la formación de lágrimas o agujeros. Esto se debe a que esta área de la retina es más delgada y menos adherente a las capas subyacentes que la región central, donde se encuentra la mácula, responsable de la visión central aguda.

Cuando el líquido del humor vítreo se acumula detrás de la retina, crea un espacio que separa la retina de su sustrato, lo que provoca su desprendimiento. Este desprendimiento comienza típicamente en la periferia de la retina debido a la mayor incidencia de lágrimas y agujeros en esta área, y luego se extiende hacia el centro del ojo, afectando progresivamente la visión.

Los síntomas de la predisposición al desprendimiento posterior del vítreo con tracción vitreorretiniana incluyen la aparición reciente o el aumento de moscas volantes, que son percepciones visuales de manchas o hilos móviles que parecen flotar en el campo visual, y fotopsias, que son destellos de luz percibidos sin una fuente de luz externa. Estos síntomas pueden ser indicativos de tracción anormal del humor vítreo sobre la retina, lo que aumenta el riesgo de desarrollo de lágrimas o agujeros.

En las etapas iniciales del desprendimiento de retina rehmatógeno, la visión central puede permanecer intacta, ya que la mácula central, que es responsable de la visión detallada y nítida, aún no está afectada. Sin embargo, si el desprendimiento progresa y alcanza la mácula, la visión central puede deteriorarse significativamente.

 

Auxiliares diagnósticos

En el examen oftalmoscópico se observa en casos de desprendimiento de retina rehmatógeno que esta puede aparecer elevada en la cavidad vítrea. Esta elevación se debe a la acumulación de líquido entre la retina y las capas subyacentes, creando una separación que se visualiza como una elevación de la retina. Además, la superficie de la retina puede presentar irregularidades, lo que sugiere una separación completa o parcial de la retina de su lecho vascular y epitelial.

En contraste, en el desprendimiento de retina traccional, la elevación de la retina es irregular y suele estar adherida a tejido cicatricial en la superficie retiniana. Estas adherencias fibrosas pueden ser el resultado de procesos patológicos como la retinopatía diabética o la proliferación de membranas epirretinianas. En algunos casos, esta elevación puede extenderse hacia la cavidad vítrea, lo que indica una tracción significativa sobre la retina.

Por otro lado, los desprendimientos de retina exudativos se caracterizan por tener una forma de cúpula. Esto se debe a la acumulación de líquido subretiniano, que empuja la retina hacia afuera, creando una elevación con forma de cúpula. Una característica distintiva de este tipo de desprendimiento es que el líquido subretiniano puede cambiar de posición con los cambios posturales del paciente, lo que se conoce como signo de la gravedad.

Para complementar el examen clínico, la ultrasonografía ocular es una herramienta útil en la detección y caracterización del desprendimiento de retina. Esta técnica permite visualizar la morfología y la extensión del desprendimiento de retina, así como identificar posibles complicaciones asociadas, como la presencia de membranas traccionales o la evaluación de la integridad del vítreo.

 

Tratamiento

El tratamiento de los desprendimientos de retina rehmatógenos implica cerrar todas las lágrimas y agujeros retinianos para prevenir la acumulación de líquido detrás de la retina y facilitar su reatadura. Dos técnicas principales se utilizan con este propósito:

La fotocoagulación láser en la retina consiste en la aplicación controlada de calor a la zona afectada mediante un láser. Este calor coagula el tejido retiniano, formando una cicatriz que sella la lágrima o agujero y crea una adhesión permanente que ayuda a mantener la retina en su lugar.

La crioterapia en la esclerótica, por otro lado, implica el uso de frío extremo para congelar y destruir selectivamente el tejido retiniano en la zona de la lágrima o agujero. Esto también resulta en la formación de una cicatriz que cierra la abertura y promueve la reatadura de la retina.

Por otro lado, ciertos tipos de desprendimientos de retina no complicados pueden tratarse mediante retinopexia neumática. En este procedimiento, se inyecta gas expansivo en la cavidad vítrea del ojo. Posteriormente, se le solicita al paciente que posicione su cabeza de manera que el gas quede en contacto con la lágrima o agujero en la retina. El objetivo es que el gas ocluya la abertura y presione la retina de vuelta a su posición normal, permitiendo su reatadura. Una vez que la retina está reatada, las lágrimas o agujeros están rodeados por cicatrices inducidas por láser o crioterapia, lo que ayuda a sellarlos permanentemente y evitar futuros desprendimientos. Este método también puede utilizarse para sellar defectos retinianos sin desprendimiento asociado, como una medida preventiva.

En los desprendimientos de retina complicados, especialmente los traccionales, la reatadura de la retina requiere un enfoque más invasivo. La vitrectomía es un procedimiento quirúrgico utilizado para tratar estos casos. Implica la eliminación del gel vítreo que llena la cavidad vítrea del ojo. Luego, se realiza una manipulación directa de la retina para reposicionarla en su lugar adecuado. Para mantener la retina en su posición, se utiliza un taponamiento interno con aire, gas expansivo o aceite de silicona. Este taponamiento ejerce presión sobre la retina, facilitando su reatadura y promoviendo la cicatrización de las áreas desprendidas.

La presencia de gas expansivo dentro del ojo después de la cirugía es una contraindicación para realizar ciertas actividades y procedimientos médicos. Esto se debe a que el gas puede expandirse en condiciones de alta presión, lo que puede causar complicaciones graves. Por ejemplo, viajar en avión o practicar montañismo a gran altitud puede provocar un aumento significativo en la presión intraocular, lo que podría llevar a complicaciones como el glaucoma o la perforación del ojo. Además, la anestesia con óxido nitroso también está contraindicada, ya que puede aumentar la presión intraocular y provocar daño ocular en presencia de gas expansivo.

El tratamiento de los desprendimientos de retina exudativos se determina según la causa subyacente que está provocando la acumulación de líquido subretiniano. Estos desprendimientos pueden ser causados por una variedad de condiciones, como la degeneración macular asociada a la edad neovascular o la inflamación ocular. Por lo tanto, el tratamiento se dirigirá a abordar la causa subyacente específica. Por ejemplo, si el desprendimiento de retina exudativo es causado por una inflamación ocular, se puede prescribir tratamiento antiinflamatorio. Es crucial identificar y tratar la causa subyacente para prevenir la recurrencia del desprendimiento de retina exudativo.

El desprendimiento de retina es una condición oftalmológica grave que requiere atención inmediata debido a su potencial para causar pérdida permanente de la visión si no se trata rápidamente. Todos los casos de desprendimiento de retina deben ser remitidos urgentemente a un oftalmólogo, ya que este especialista está capacitado para diagnosticar y tratar adecuadamente esta condición. Es especialmente urgente si la visión central del paciente se mantiene buena, lo que indica que la mácula, responsable de la visión detallada y aguda, aún no se ha desprendido.

Durante el transporte al oftalmólogo, la posición de la cabeza del paciente es crucial para minimizar la extensión del desprendimiento de retina. Si la retina inferior está desprendida con pérdida del campo visual superior, mantener la cabeza erguida ayuda a colocar la lágrima retiniana en el punto más bajo del ojo, lo que puede evitar una mayor extensión del desprendimiento. Del mismo modo, si la retina temporal está desprendida, mantener el lado temporal de la cabeza hacia abajo puede prevenir que el líquido se extienda por debajo de la retina central y desprendiendo la mácula.

Es importante destacar que si la visión es buena y la mácula está adherida, se deben tomar medidas para minimizar el movimiento ocular. Esto puede lograrse tapando ambos ojos, lo que reduce el movimiento ocular involuntario y previene complicaciones adicionales hasta que se realice la cirugía para reparar el desprendimiento de retina.

 

Pronóstico

El pronóstico de los desprendimientos de retina rehmatógenos se ve influenciado por varios factores, los cuales inciden en el resultado de la enfermedad y la efectividad del tratamiento.

Aproximadamente el 90% de los desprendimientos de retina rehmatógenos no complicados pueden ser tratados con éxito mediante una sola operación. Esto se debe a que en estos casos, el desprendimiento de la retina puede ser abordado de manera eficiente con procedimientos quirúrgicos como la vitrectomía, la aplicación de láser o la crioterapia, que se utilizan para cerrar las lágrimas retinianas y reposicionar la retina en su lugar adecuado. La alta tasa de éxito de la cirugía se atribuye a una intervención oportuna y adecuada.

Cuando la mácula, responsable de la visión central y detallada, se desprende como parte del desprendimiento de retina, el pronóstico visual tiende a ser menos favorable. La pérdida de la función de la mácula puede resultar en una disminución significativa de la agudeza visual y afectar negativamente la calidad de la visión del paciente, incluso después de la reparación quirúrgica del desprendimiento de retina. Aunque la cirugía puede ayudar a reposicionar la mácula, la recuperación visual completa puede ser más difícil de lograr en comparación con los casos donde la mácula permanece intacta.

Cuando el desprendimiento de retina persiste durante un período prolongado antes de la intervención quirúrgica, el pronóstico visual también tiende a ser menos favorable. La prolongada separación entre la retina y su fuente de suministro sanguíneo puede causar daño permanente a los tejidos retinianos y reducir la capacidad de recuperación visual después de la cirugía. Además, la presencia prolongada de líquido subretiniano puede provocar cambios estructurales en la retina que dificultan su reatadura completa y la restauración de la función visual.

 

 

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