Lesiones traumáticas de los pliegues vocales

Lesiones traumáticas de los pliegues vocales
Lesiones traumáticas de los pliegues vocales

Las lesiones traumáticas de los pliegues vocales representan un desafío significativo que puede impactar profundamente la calidad de vida, especialmente para aquellos cuya voz es vital en su trabajo o comunicación diaria, como cantantes, profesores, actores y otros profesionales de la voz.

Estas lesiones pueden originarse por diversas causas. El uso excesivo o el abuso vocal, como hablar o gritar de manera prolongada, tensiona los músculos de la laringe y los pliegues vocales, predisponiendo a condiciones como nódulos vocales o edema. Asimismo, el empleo de técnicas vocales inapropiadas puede ejercer presión indebida sobre los pliegues vocales, exacerbando el riesgo de lesiones.

El entorno también juega un papel crucial; ambientes ruidosos o con acústica deficiente pueden forzar a un esfuerzo vocal excesivo, aumentando la posibilidad de daño a los pliegues vocales. Además, traumatismos directos como golpes o impactos en el cuello, ya sea por accidentes o agresiones físicas, constituyen otra causa significativa de lesiones vocales traumáticas.

Aunque menos común en este contexto, ciertas infecciones virales o bacterianas pueden afectar los pliegues vocales y causar daño, aunque no siempre en el sentido mecánico de las lesiones traumáticas.

Los síntomas de las lesiones traumáticas en los pliegues vocales pueden variar desde una ligera molestia hasta una discapacidad vocal severa. Algunos de los síntomas comunes incluyen:

  • Ronquera persistente o cambios en la calidad de la voz.
  • Dolor al hablar o al tragar.
  • Fatiga vocal constante.
  • Pérdida temporal o permanente de la voz.
  • Dificultad para hablar con volumen normal.

 

Nódulos

Los nódulos de las cuerdas vocales son lesiones benignas que se desarrollan en la unión de la parte anterior de un tercio y la parte posterior de dos tercios de los pliegues vocales. Estas lesiones suelen ser lisas y emparejadas, y se forman como resultado del abuso vocal crónico. Son una causa frecuente de ronquera persistente en aquellas personas cuya voz es fundamental para su profesión o actividad diaria.

En adultos, los nódulos vocales son conocidos como “nódulos del cantante”, mientras que en niños se les llama “nódulos del gritador”. Esto refleja la naturaleza del abuso vocal que los lleva a desarrollarse, ya sea por el uso excesivo y mal controlado de la voz en el caso de los cantantes o por el gritar de manera frecuente en el caso de los niños.

El tratamiento principal para los nódulos vocales implica modificar los hábitos vocales para reducir o eliminar el abuso vocal. Esto generalmente se logra mediante la terapia del habla con un terapeuta especializado en técnicas vocales. La terapia se enfoca en corregir las técnicas vocales incorrectas y enseñar métodos más saludables para el uso de la voz, así como en proporcionar descanso vocal adecuado para permitir la recuperación de los pliegues vocales.

En la mayoría de los casos, los nódulos vocales responderán bien a estas intervenciones y se resolverán con la modificación del comportamiento vocal. Sin embargo, en casos más severos o cuando los nódulos son persistentes a pesar del tratamiento conservador, puede ser necesaria la extirpación quirúrgica. Esta opción se reserva para situaciones donde otros métodos no han sido efectivos o cuando la presencia de otros tipos de patologías, como pólipos o quistes, complica el cuadro clínico.

 

Pólipos

Los pólipos de las cuerdas vocales son crecimientos unilaterales que se desarrollan dentro de la lámina propia superficial del pliegue vocal. Estas formaciones están estrechamente relacionadas con el trauma vocal, frecuentemente como resultado de un uso excesivo o abusivo de la voz. Se cree que muchos pólipos se forman después de la resolución de hemorragias en los pliegues vocales, donde el tejido cicatrizado puede dar lugar al crecimiento de estos pequeños tumores benignos.

Existen dos tipos principales de pólipos vocales: los pequeños y sésiles, que pueden responder a medidas conservadoras como el reposo vocal y el tratamiento con corticosteroides para reducir la inflamación; y los pólipos más grandes, que suelen ser más persistentes y pueden requerir intervención quirúrgica para restaurar la voz a su estado normal.

El tratamiento conservador para los pólipos vocales implica reducir la carga vocal y proporcionar descanso a las cuerdas vocales. Esto se complementa a menudo con corticosteroides para reducir la inflamación y promover la curación del tejido afectado. Sin embargo, los pólipos más grandes y establecidos suelen ser irreversibles con estas medidas y pueden interferir significativamente con la calidad vocal del individuo.

En tales casos, la extirpación quirúrgica es el curso de acción recomendado. Esta cirugía, generalmente realizada por un otorrinolaringólogo especializado en problemas vocales, implica la eliminación del pólipo para restaurar la función vocal normal. La técnica quirúrgica utilizada puede variar dependiendo del tamaño y la ubicación del pólipo, así como de la evaluación completa de la salud vocal del paciente.

 

Quístes

Los quistes de las cuerdas vocales son considerados también como lesiones traumáticas y pueden presentarse en dos formas principales: verdaderos, que tienen un revestimiento epitelial propio, o pseudocistos, que carecen de dicho revestimiento. Estas formaciones generalmente se desarrollan a partir de las glándulas secretoras de moco ubicadas en la parte inferior de los pliegues vocales.

Estos quistes pueden variar en tamaño y a menudo fluctúan de una semana a otra. Su presencia puede causar diferentes grados de ronquera, dependiendo del tamaño y la ubicación del quiste en las cuerdas vocales. A diferencia de otros tipos de lesiones vocales, los quistes rara vez se resuelven por completo de manera espontánea.

El tratamiento de los quistes vocales a menudo implica procedimientos quirúrgicos para descomprimirlos o marsupializarlos, que es abrir quirúrgicamente el quiste y crear una comunicación con la superficie de la mucosa para permitir que el contenido del quiste se drene o absorba. Sin embargo, incluso con tratamiento, los quistes pueden dejar una cicatriz en el pliegue vocal afectado. Esta cicatrización puede ser una causa significativa de disfonía permanente y puede resultar frustrante para los pacientes y profesionales de la voz.

 

Corditis polipoidea

La corditis polipoidea es una condición diferente a los pólipos de las cuerdas vocales y se caracteriza por cambios específicos en la lámina propia de los pliegues vocales. Estos cambios incluyen la pérdida de fibras elásticas y el aflojamiento de las uniones intracelulares dentro de la lámina propia, lo cual facilita la inflamación de la matriz gelatinosa de la lámina propia superficial, conocida como edema de Reinke.

Esta condición está fuertemente asociada con el tabaquismo, aunque también puede ser causada por el abuso vocal, irritantes químicos industriales e hipotiroidismo. La exposición prolongada a estos factores puede llevar a la formación de edema de Reinke y eventualmente a la corditis polipoidea.

La prevalencia de la corditis polipoidea es notable tanto en hombres como en mujeres fumadores, pero hay una tendencia a que las mujeres sean más afectadas por la característica disminución del tono modal vocal causada por el aumento de la masa de los pliegues vocales.

En términos de tratamiento, si un paciente afectado deja de fumar, puede haber una mejoría en la condición. Sin embargo, en casos severos donde las lesiones causan estridor (ruido respiratorio agudo y de alta frecuencia) u obstrucción de las vías respiratorias, puede ser necesaria la resección quirúrgica de la mucosa hiperplásica de las cuerdas vocales. Este procedimiento quirúrgico tiene como objetivo mejorar la calidad vocal y/o restaurar la vía aérea, dependiendo de la presentación clínica del paciente.

 

Úlceras y granulomas

Una causa frecuente pero a menudo subestimada de ronquera y dolor al hablar (odinofonía) son las úlceras por contacto y sus parientes cercanos, los granulomas. Estas lesiones se forman en los procesos vocales de los cartílagos aritenoides, y los pacientes suelen poder indicar correctamente al médico qué lado de la garganta está afectado. La causa exacta de estas úlceras y granulomas es motivo de debate, pero está claro que están relacionados con el trauma y pueden estar asociados con la exposición del pericondrio subyacente. Son comunes después de procedimientos como la intubación y generalmente se resuelven rápidamente en esos casos.

La ulceración crónica o la formación persistente de granulomas se ha vinculado con el reflujo gastroesofágico, aunque también es común en pacientes que sufren de disfonía por tensión muscular o estrés vocal.

El tratamiento de estas condiciones suele ser multidimensional. Un tratamiento farmacológico efectivo puede incluir el uso de corticosteroides inhalados, como la fluticasona en dosis altas (por ejemplo, 440 mcg dos veces al día), que ha mostrado ser eficaz para reducir la inflamación y promover la cicatrización de las úlceras y granulomas. Además, se recomienda terapia con inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol (40 mg oral dos veces al día o equivalente), para controlar el reflujo gastroesofágico si está presente. La terapia vocal también desempeña un papel crucial en el tratamiento, enfocándose en mejorar la técnica vocal y la higiene vocal para reducir la tensión y el trauma en las cuerdas vocales.

En casos persistentes y obstinados que no responden al tratamiento conservador, puede considerarse la extirpación quirúrgica de las lesiones, especialmente si no obstruyen las vías respiratorias y representan un problema continuo para la calidad vocal del paciente.

 

 

 

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