Obstrucción de las vías aéreas inferiores

Obstrucción de las vías aéreas inferiores
Obstrucción de las vías aéreas inferiores

Las obstrucción de las vías aéreas inferiores son condiciones médicas que afectan las partes del sistema respiratorio que se encuentran debajo de la laringe. Estas incluyen principalmente la tráquea y los bronquios.

 

Obstrucción traqueal

La obstrucción traqueal puede manifestarse de diversas maneras y ubicaciones dentro del cuerpo humano, siendo crucial entender las diferencias entre las obstrucciones intratorácicas y extratorácicas. La traquea, un conducto fundamental del sistema respiratorio, puede ser afectada por diversos factores que alteran su función normal.

La obstrucción traqueal intratorácica se sitúa por debajo de la muesca supraesternal, dentro de la cavidad torácica. Esta condición puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo estenosis traqueal adquirida o congénita, neoplasias primarias o secundarias en la traquea, así como compresión extrínseca ejercida por tumores pulmonares, del timo o de la tiroides, linfadenopatías, anillos vasculares congénitos, aneurismas y otras entidades. Adicionalmente, aspiración de cuerpos extraños, formación de granulomas y papilomas traqueales, traumas en la traquea o estenosis subglótica idiopática pueden contribuir a esta forma de obstrucción.

Por otro lado, la obstrucción traqueal extratorácica ocurre fuera de la cavidad torácica, típicamente por encima de la muesca supraesternal. Esta obstrucción puede ser el resultado de factores externos que comprimen o restringen el paso de aire a través de la traquea, como tumores en tejidos adyacentes, aneurismas, o anillos vasculares congénitos que ejercen presión sobre la traquea desde el exterior.

La obstrucción traqueal fija se caracteriza por un bloqueo persistente y generalmente está asociada con estenosis traqueal adquirida, una complicación frecuente de procedimientos médicos como traqueotomías o intubaciones endotraqueales previas. Este tipo de estenosis puede resultar en un estrechamiento estructural de la traquea, limitando permanentemente el flujo de aire.

Por otro lado, la obstrucción traqueal variable o dinámica puede presentarse con traqueomalacia, una condición en la cual las paredes de la traquea son débiles o colapsan durante la respiración, aspiración de cuerpos extraños dentro de la traquea, o acumulación de secreciones que bloquean temporalmente el paso del aire.

El cuidado diario del tubo endotraqueal (ETT) es fundamental para prevenir complicaciones como la estenosis traqueal, una condición que puede surgir como resultado de daño a la mucosa traqueal. El monitoreo regular de la presión del manguito del ETT es esencial, con un rango ideal de 20-30 cm H2O, para evitar la sobreinflación que podría comprimir y lesionar la traquea. Además, la succión oral y endotraqueal de las secreciones ayuda a mantener las vías aéreas limpias, reduciendo el riesgo de irritación crónica y formación de granulomas traqueales que podrían conducir a estenosis.

La rotación periódica del ETT también juega un papel crucial, ya que ayuda a distribuir uniformemente la presión sobre la mucosa traqueal, evitando puntos de presión que podrían dañarla.

Después de la decanulación o extubación traqueal, es crucial vigilar signos de complicaciones tardías como disnea, tos persistente y dificultad para eliminar secreciones pulmonares. Estos síntomas pueden indicar estenosis traqueal, que puede desarrollarse semanas o meses después del procedimiento inicial. Los hallazgos físicos característicos, como sibilancias audibles, emoción traqueal palpable y sonidos de respiración estridentes, pueden no estar presentes hasta que el diámetro traqueal se reduzca significativamente, a menudo en un 50% o más.

Para confirmar el diagnóstico de estenosis traqueal, se utilizan métodos de imagen como radiografías simples o tomografía computarizada de la tráquea, que permiten evaluar el grado y la localización del estrechamiento traqueal. Las complicaciones potenciales incluyen infecciones pulmonares recurrentes y, en casos severos, insuficiencia respiratoria que podría ser potencialmente mortal.

El manejo de la estenosis traqueal se centra en asegurar una ventilación y oxigenación adecuadas mientras se minimiza el edema de la mucosa traqueal. Se pueden requerir intervenciones quirúrgicas como la reconstrucción traqueal, la colocación de stents endotraqueales para mantener la permeabilidad de la vía aérea, o la fotorresección con láser para tratar áreas estenóticas específicas.

 

Obstrucción bronquial

La obstrucción bronquial es una condición que puede ser provocada por una variedad de factores, cada uno con potencial para afectar gravemente las vías respiratorias. Entre las causas comunes se encuentran las secreciones pulmonares retenidas, la aspiración de cuerpos extraños, la presencia de broncomalacia, carcinoma broncogénico, compresión debida a masas extrínsecas como tumores metastásicos en las vías respiratorias, entre otros.

Las secreciones pulmonares retenidas pueden obstruir los bronquios, especialmente en condiciones como la fibrosis quística o la bronquiectasia, donde las secreciones son espesas y difíciles de eliminar. La aspiración de cuerpos extraños, como alimentos o pequeños objetos, puede bloquear parcial o totalmente el paso de aire hacia los pulmones, causando una obstrucción aguda y potencialmente peligrosa.

La broncomalacia, una condición en la que las paredes de los bronquios se vuelven débiles, puede provocar colapsos parciales de las vías respiratorias durante la respiración, aumentando el riesgo de obstrucción y dificultando el paso del aire.

El carcinoma broncogénico, un tipo de cáncer que se origina en los tejidos de los bronquios, puede crecer y obstruir parcial o completamente el flujo de aire a través de las vías respiratorias. Además, las masas extrínsecas como los tumores metastásicos que crecen fuera de los bronquios pero los comprimen desde el exterior, también pueden ocasionar obstrucción bronquial.

Los síntomas de la obstrucción bronquial pueden variar dependiendo de la ubicación y el grado de estrechamiento de las vías respiratorias afectadas. Entre los síntomas comunes se incluyen disnea (dificultad para respirar), tos persistente, sibilancias (ruidos respiratorios audibles), y en casos de infección secundaria, fiebre y escalofríos.

El diagnóstico de obstrucción bronquial se sospecha en pacientes con historial de neumonía recurrente en el mismo lóbulo o segmento pulmonar, o cuando hay una resolución lenta de la neumonía en radiografías sucesivas, persistiendo por más de tres meses. Hallazgos radiográficos como atelectasia (colapso parcial del pulmón), infiltrados postobstructivos y atrapamiento de aire debido a obstrucción espiratoria unidireccional pueden ser evidentes en las imágenes de rayos X.

La tomografía computarizada (TC) es una herramienta útil para visualizar con mayor detalle la naturaleza y ubicación exacta de la obstrucción bronquial. Sin embargo, la broncoscopia es el estudio diagnóstico definitivo, especialmente cuando se sospecha la presencia de un tumor maligno o aspiración de un cuerpo extraño. Durante la broncoscopia, se pueden emplear técnicas como el electrocauterio broncoscópico, la coagulación con plasma de argón y la ablación mediante láser o radiofrecuencia para tratar la obstrucción y mejorar el flujo de aire hacia los pulmones.

 

 

 

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