La cefalea postraumática es una condición clínica que se manifiesta frecuentemente después de una lesión cerrada en la cabeza, independientemente de si hubo pérdida de conciencia en el momento del trauma. Esta forma de cefalea se presenta como un síntoma común y relevante en los pacientes que han experimentado un traumatismo craneoencefálico, debido a su alta prevalencia y su impacto en la calidad de vida.
En términos generales, la cefalea postraumática aparece típicamente dentro de un día tras el incidente y tiende a intensificarse durante las semanas siguientes al evento traumático. Su intensidad y características evolucionan con el tiempo, comenzando como una molestia constante que se describe frecuentemente como una sensación sorda, acompañada por un dolor pulsátil que puede localizarse en una zona específica de la cabeza, ser unilateral o incluso generalizado. A medida que avanza, esta cefalea puede variar en su intensidad, exacerbándose en ciertos momentos y luego cediendo de forma progresiva.
Una característica común de esta condición es que, además del dolor, los pacientes pueden experimentar otros síntomas concomitantes como náuseas, vómitos o escotomas centelleantes, que son alteraciones visuales temporales que afectan la percepción visual. Estos síntomas adicionales contribuyen al malestar general del paciente y suelen estar relacionados con la activación de vías neurológicas que se ven afectadas por el trauma cerebral.
En cuanto al tratamiento, la mayoría de los dolores de cabeza postraumáticos responden positivamente a analgésicos simples, como los antiinflamatorios no esteroides, que son efectivos para controlar la intensidad y la duración del dolor. Sin embargo, en algunos casos, especialmente cuando el dolor se vuelve severo o persiste durante un tiempo prolongado, es necesario recurrir a tratamientos preventivos más complejos. Estos tratamientos se alinean con aquellos utilizados en la prevención de la migraña, ya que los mecanismos subyacentes de la cefalea postraumática pueden compartir similitudes con los de las cefaleas primarias, como la migraña, implicando procesos de sensibilización central y alteraciones en la modulación del dolor.
Este tipo de cefalea representa un desafío clínico debido a su complejidad y a su capacidad para influir negativamente en la función cognitiva, emocional y física de los pacientes, lo que subraya la necesidad de un enfoque terapéutico integral y personalizado que considere tanto los aspectos físicos como psicológicos del paciente.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
- Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.