¿Qué es la fiebre reumática?
¿Qué es la fiebre reumática?

¿Qué es la fiebre reumática?

La fiebre reumática es una enfermedad inflamatoria sistémica que se desarrolla como una complicación tardía de una infección de garganta causada por el estreptococo beta-hemolítico del grupo A, también conocido como Streptococcus pyogenes. Esta bacteria puede provocar una faringitis estreptocócica, que si no se trata adecuadamente, puede desencadenar una respuesta inmunitaria aberrante en el organismo, conduciendo a la fiebre reumática.

La fiebre reumática surge debido a una respuesta inmunitaria inapropiada que se produce cuando el sistema inmunológico del huésped, al intentar combatir la infección estreptocócica, también reacciona contra tejidos propios del organismo, dado que algunos de los antígenos del estreptococo comparten similitudes con los componentes de los tejidos humanos. Este fenómeno se conoce como mimetismo molecular.

La manifestación clínica de la fiebre reumática suele comenzar entre dos y tres semanas después de la infección estreptocócica inicial, aunque el rango puede variar, apareciendo tan pronto como una semana después o tan tarde como cinco semanas. Este intervalo de tiempo es el resultado de la complejidad del proceso inmunológico y la variabilidad en la respuesta individual a la infección. La enfermedad tiene una mayor incidencia en niños y adolescentes, especialmente entre los cinco y quince años de edad, siendo rara en individuos menores de cuatro años o mayores de cuarenta años. Este patrón sugiere que la susceptibilidad a la fiebre reumática puede estar relacionada con el desarrollo del sistema inmunitario en etapas tempranas de la vida y su declive en la adultez.

La fiebre reumática puede manifestarse de diversas maneras, y una de las características más significativas es la carditis reumática. La carditis se presenta como una inflamación del corazón y puede involucrar una o varias de sus estructuras. La lesión característica observada en la fiebre reumática es una reacción inflamatoria granulomatosa que afecta predominantemente a las válvulas cardíacas. Esta reacción inflamatoria se produce en la región perivascular y puede llevar a una valvulitis, que es una inflamación de las válvulas cardíacas. La valvulitis puede ser autolimitada, es decir, puede resolverse por sí sola con el tiempo, o puede evolucionar hacia una deformidad valvular progresiva y crónica.

La válvula mitral es la estructura más comúnmente afectada, presentando inflamación en el 75% al 80% de los casos de fiebre reumática. La válvula aórtica también puede verse afectada, aunque en un menor porcentaje, alrededor del 30%, y generalmente no de manera aislada. Las válvulas tricúspide y pulmonar son raramente afectadas, en menos del 5% de los casos. La implicación predominante de la válvula mitral y la válvula aórtica en la fiebre reumática refleja la alta incidencia de la inflamación en estas estructuras cardíacas, que pueden llevar a alteraciones significativas en la función cardíaca y a la necesidad de intervención médica a largo plazo.

El perfil clínico de la fiebre reumática presenta una variedad de manifestaciones que reflejan la inflamación sistémica y el daño a los tejidos. La presentación clínica puede variar ampliamente entre los pacientes, pero los signos más comunes incluyen carditis y artritis, así como otras manifestaciones menos frecuentes como la corea, nódulos subcutáneos y eritema marginado.

Carditis es una de las manifestaciones más prominentes de la fiebre reumática, afectando entre el 50% y el 70% de los pacientes. La inflamación del corazón puede involucrar tanto el endocardio como el miocardio y el pericardio, y es una de las características más graves debido a su potencial para causar daño estructural a las válvulas cardíacas. La carditis reumática a menudo se presenta con síntomas como soplos cardíacos anormales, fatiga, y signos de insuficiencia cardíaca. La evaluación de la carditis ha sido significativamente mejorada por la ecocardiografía, una herramienta que permite visualizar los cambios en la estructura y función de las válvulas cardíacas que pueden no ser detectables mediante auscultación.

Artritis es otro signo frecuente de fiebre reumática, observado en aproximadamente el 35% a 66% de los pacientes. Esta manifestación se caracteriza por inflamación y dolor en las articulaciones, que a menudo afecta a las articulaciones grandes como las rodillas, codos y tobillos. La artritis puede ser migratoria, moviéndose de una articulación a otra, y generalmente responde bien al tratamiento con antiinflamatorios no esteroides (AINEs).

Corea es una manifestación neurológica menos común pero significativa, que afecta entre el 10% y el 30% de los pacientes, con una prevalencia más alta en niñas. Se presenta como movimientos involuntarios y erráticos que pueden afectar la coordinación y el control motor. La corea, también conocida como corea de Sydenham, puede ser una de las manifestaciones más debilitantes y duraderas de la fiebre reumática.

Nódulos subcutáneos son lesiones pequeñas y firmes que se encuentran bajo la piel, generalmente en áreas como los codos, el occipucio o la región sacra. Estos nódulos son menos comunes y se presentan en menos del 10% de los pacientes. Son asintomáticos y generalmente desaparecen con el tratamiento de la fiebre reumática.

Eritema marginado es una erupción cutánea característica que se observa en menos del 6% de los pacientes. Se presenta como manchas rosadas o rojas con bordes bien definidos que pueden ser asintomáticas. Aunque el eritema marginado es menos común, su presencia es un indicativo adicional de fiebre reumática y ayuda en el diagnóstico diferencial.

A lo largo de los años, la metodología para diagnosticar y evaluar la fiebre reumática ha evolucionado. La auscultación, aunque sigue siendo una herramienta esencial, ha sido complementada y, en algunos casos, superada por la ecocardiografía, que ofrece una visión más detallada y precisa de las estructuras cardíacas. La ecocardiografía ha demostrado ser particularmente útil para identificar la carditis subclínica, que se refiere a hallazgos ecocardiográficos anormales que no se detectan mediante auscultación. Esto ha llevado a la inclusión de la carditis subclínica en los criterios de diagnóstico de fiebre reumática propuestos en las guías de 2015, lo que permite una identificación más temprana y precisa de la enfermedad, incluso en ausencia de síntomas clínicos evidentes o soplos cardíacos detectables.

La enfermedad cardíaca reumática crónica es una secuela tardía de episodios repetidos o únicos de fiebre reumática, caracterizada por alteraciones significativas en las válvulas cardíacas. Esta forma crónica de la enfermedad se desarrolla a partir de la inflamación recurrente que lleva a cambios estructurales permanentes en las válvulas del corazón.

La fiebre reumática aguda, cuando no se trata adecuadamente o cuando se presenta de manera recurrente, puede provocar una inflamación persistente de las válvulas cardíacas. Con el tiempo, esta inflamación crónica da lugar a una serie de alteraciones en las estructuras valvulares, como la rigidez y deformidad de las cúspides valvulares, la fusión de las comisuras de las válvulas y el acortamiento y fusión de las cuerdas tendinosas que sostienen las válvulas. Estas alteraciones estructurales provocan cambios funcionales en las válvulas cardíacas, conduciendo a estenosis (estrechamiento de la válvula) y regurgitación (fugas de sangre a través de la válvula), que a menudo coexisten en la misma válvula debido a la naturaleza progresiva y multifacética de la enfermedad.

En la enfermedad cardíaca reumática crónica, la válvula mitral es la más frecuentemente afectada. Aproximadamente entre el 50% y el 60% de los casos presentan anomalías en esta válvula, que pueden incluir estenosis mitral, regurgitación mitral, o una combinación de ambas. Las alteraciones en la válvula mitral son particularmente significativas porque afectan el flujo sanguíneo entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo del corazón, con posibles consecuencias clínicas graves como insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular.

Las lesiones combinadas que afectan tanto la válvula aórtica como la válvula mitral ocurren en alrededor del 20% de los pacientes con enfermedad cardíaca reumática crónica. Estas lesiones pueden complicar aún más el manejo clínico, dado que afectan dos de las principales válvulas del corazón, influyendo en la dinámica del flujo sanguíneo y la función cardíaca general.

Las lesiones puramente en la válvula aórtica son menos comunes, pero también pueden ocurrir. Las alteraciones en esta válvula pueden llevar a estenosis aórtica o regurgitación aórtica, que afectan el flujo sanguíneo desde el ventrículo izquierdo hacia la aorta.

La afectación de la válvula tricúspide ocurre en aproximadamente el 10% de los casos, pero generalmente se presenta en asociación con enfermedades de la válvula mitral o aórtica. Esta afectación es más frecuente en contextos de infecciones reumáticas recurrentes y puede ser indicativa de una carga más severa de fiebre reumática.

La válvula pulmonar, por otro lado, rara vez se afecta a largo plazo en el contexto de la fiebre reumática crónica. Esto se debe a la menor predisposición de esta válvula a los daños inflamatorios típicos de la fiebre reumática.

Una característica notable de la enfermedad cardíaca reumática crónica es que, en solo el 60% de los pacientes, es posible obtener un historial de fiebre reumática previa. Esto puede complicar el diagnóstico y la correlación de los síntomas crónicos con los episodios de fiebre reumática aguda pasados.

A pesar de los avances en el tratamiento y la prevención de la fiebre reumática, la enfermedad cardíaca reumática crónica sigue siendo un problema cardiovascular importante en las regiones más pobres del mundo. La persistencia de la fiebre reumática en estas áreas es atribuible a factores como la falta de acceso a antibióticos eficaces para tratar la faringitis estreptocócica y a la falta de servicios médicos adecuados. La carga de la enfermedad continúa siendo significativa, subrayando la necesidad de mejorar la prevención, el diagnóstico y el manejo de la fiebre reumática para reducir su impacto a largo plazo.

 

 

 

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Originally posted on 15 de septiembre de 2024 @ 9:15 AM

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