¿Qué es la terapia dietética?
¿Qué es la terapia dietética?

¿Qué es la terapia dietética?

La terapia dietética constituye un componente fundamental dentro del enfoque integral para el tratamiento de diversas enfermedades, tanto agudas como crónicas. Las dietas terapéuticas específicas, es decir, aquellas diseñadas para abordar condiciones clínicas particulares, tienen el potencial de complementar eficazmente el tratamiento médico convencional, optimizando los resultados clínicos y mejorando la calidad de vida del paciente.

Desde un enfoque científico, se reconoce que numerosos procesos fisiopatológicos están directamente influenciados por los hábitos alimentarios. Por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, enfermedades renales crónicas, trastornos gastrointestinales, e incluso algunas enfermedades autoinmunes, tienen una relación estrecha con la dieta. En estos contextos, una intervención nutricional específica no solo puede prevenir la progresión de la enfermedad, sino también reducir la necesidad de fármacos, mejorar los marcadores bioquímicos y, en muchos casos, revertir parcialmente el daño.

Sin embargo, a pesar de los beneficios demostrados, las modificaciones dietéticas sostenidas a lo largo del tiempo representan un desafío considerable para muchos pacientes. Los factores culturales, emocionales, económicos y de estilo de vida influyen de manera significativa en la adherencia a una dieta terapéutica. En este sentido, la participación de un dietista clínico o de otro profesional capacitado en nutrición es esencial. Este tipo de apoyo profesional permite traducir las recomendaciones dietéticas generales en planes alimentarios individualizados, realistas y culturalmente adecuados, favoreciendo su implementación práctica.

Una herramienta de gran utilidad clínica es la recopilación de un recordatorio de alimentos, también conocido como historia dietética. Esta técnica consiste en indagar de manera sistemática sobre la ingesta alimentaria reciente del paciente, habitualmente en un periodo de 24 horas, aunque puede extenderse a varios días. Dicha información permite identificar patrones dietéticos, preferencias, aversiones, restricciones autoimpuestas y deficiencias nutricionales. A partir de estos datos, el profesional de la salud puede realizar una evaluación del estado nutricional y diseñar intervenciones más efectivas y personalizadas.

Además, el seguimiento continuo de la alimentación, mediante registros diarios o semanales, ha demostrado ser eficaz para mejorar la adherencia a las recomendaciones nutricionales. En la actualidad, el uso de programas y aplicaciones digitales facilita este monitoreo de manera accesible e interactiva. Estas herramientas permiten al paciente registrar su ingesta, recibir retroalimentación inmediata y mantenerse motivado, mientras que el profesional puede evaluar la evolución en tiempo real y hacer ajustes cuando sea necesario.

Tipos de dietas terapéuticas

Las dietas terapéuticas, como parte del abordaje nutricional especializado en el manejo de enfermedades, pueden clasificarse en tres grandes categorías funcionales, cada una con objetivos y aplicaciones clínicas particulares. Esta clasificación responde a los mecanismos a través de los cuales la alimentación puede ser modificada para apoyar el tratamiento médico, prevenir complicaciones, optimizar la absorción de nutrientes o mejorar la tolerancia alimentaria en condiciones específicas.

1. Dietas que modifican la consistencia de los alimentos

Este tipo de dietas está indicada principalmente en pacientes que presentan alteraciones en la masticación, la deglución o el tránsito gastrointestinal. Las modificaciones en la textura o consistencia de los alimentos facilitan la ingestión segura y efectiva, reduciendo el riesgo de complicaciones como la aspiración pulmonar, el atragantamiento o la obstrucción intestinal.

Por ejemplo, en pacientes con disfagia, como ocurre frecuentemente en enfermedades neurológicas (accidente cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica), es necesario adaptar la consistencia de los alimentos a formas más fáciles de tragar, como purés, líquidos espesados o alimentos semisólidos. De igual manera, en el posoperatorio de cirugías gastrointestinales o maxilofaciales, una dieta líquida o blanda puede ser fundamental para permitir una adecuada nutrición sin comprometer la recuperación del tejido o causar molestias digestivas. Estas dietas también son útiles en la preparación para procedimientos médicos, como estudios endoscópicos, donde se requiere que el tracto digestivo esté libre de residuos sólidos.

2. Dietas que restringen o modifican componentes dietéticos

Estas dietas se enfocan en la reducción, eliminación o sustitución de ciertos nutrientes o compuestos alimentarios que, por diferentes razones fisiopatológicas, resultan perjudiciales o deben ser controlados en determinadas condiciones clínicas.

Un ejemplo clásico es la dieta hiposódica, utilizada en pacientes con hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca o enfermedades renales, en quienes la reducción del sodio en la dieta ayuda a controlar la presión arterial y prevenir la retención de líquidos. Asimismo, las dietas hipoglucídicas, indicadas en el manejo de la diabetes mellitus, buscan controlar los niveles de glucosa sanguínea mediante la limitación y selección de carbohidratos, privilegiando aquellos de bajo índice glucémico.

En enfermedades como la fenilcetonuria, una enfermedad metabólica congénita, es necesario eliminar casi por completo la fenilalanina de la dieta, un aminoácido presente en muchas proteínas, debido a la incapacidad del organismo para metabolizarlo adecuadamente. También se incluyen en este grupo las dietas libres de gluten, indicadas en personas con enfermedad celíaca, o las dietas bajas en grasas, recomendadas en casos de pancreatitis o enfermedades hepáticas.

3. Dietas que suplementan componentes dietéticos

Estas dietas están orientadas a corregir deficiencias nutricionales específicas mediante el aumento o adición de ciertos nutrientes o elementos esenciales que el organismo necesita para funcionar correctamente o para enfrentar una condición clínica determinada.

Un caso común es el de las dietas hiperproteicas, empleadas en pacientes con desgaste muscular, desnutrición o durante la recuperación de cirugías, en las que el incremento de la proteína facilita la regeneración tisular y el mantenimiento de la masa corporal. Del mismo modo, en pacientes con anemia por deficiencia de hierro, se indican dietas enriquecidas con hierro y vitamina C para favorecer la absorción de este mineral.

En poblaciones vulnerables, como los adultos mayores o personas con síndromes de malabsorción, puede ser necesario suplementar con vitaminas del complejo B, vitamina D, calcio, ácidos grasos esenciales o fibra dietética. Estas dietas pueden incluir alimentos fortificados, suplementos orales o fórmulas nutricionales especializadas, diseñadas para satisfacer los requerimientos particulares de cada paciente.

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