La inmunodepresión producida por una desnutrición calórico-proteica crónica puede ser corregida con un soporte nutricional que revierta este estado. Los enfermos agudos con sepsis también pueden padecer una situación de inmunodepresión sin ayuno o desnutrición previa. La nutrición convencional via enteral o parenteral puede prevenir una situación de desnutrición generalizada, ciertos componentes de las formulaciones de nutrición enteral o parenteral pueden restablecer la función inmunológica deprimida o aumentar las respuestas. Por lo que es necesario seleccionar los nutrientes y su vía de administración, con el fin de mejorar la respuesta del sistema inmunitario.
Regularmente las alteraciones de la respuesta inmunitaria se dan ante una reducción de la ingesta de micro nutrientes. El grado de inmunocompetencia está relacionado a su vez con el tipo de nutriente implicado, sus interacciones con otros nutrientes esenciales, la gravedad del déficit, la presencia de enfermedades concomitantes y la edad del paciente, sin embargo el aporte excesivo de algunos micronutrientes se asocia con pruebas inmunológicas alteradas.
La nutrición consiste no sólo en administrar calorías, proteínas y oligoelementos para mantener la función del organismo, los nutrientes permite al organismo obtener energía, construir y reparar tejidos y regular los procesos metabólicos. Pero el concepto de inmunonutriente, se refiere a una sustancia que es capaz de mejorar el sistema inmunitario.
Se han identificado numerosos componentes de la dieta que poseen acción inmunoestimuladora. Algunos péptidos de la dieta (derivados de la caseína, la soja y otras proteínas); la arginina, la glutamina; los ácidos nucleicos; las vitaminas A, C y E; los ácidos grasos de la serie w-3 y los nucleótidos estimulan la función inmunológica. Se han desarrollado varias fórmulas de nutrición enteral para estimular el sistema inmunitario y reducir así las infecciones en pacientes críticos.