Riesgo de cáncer en pacientes con colitis ulcerosa
El riesgo de desarrollar cáncer colorrectal en pacientes con colitis ulcerosa y enfermedad proximal al recto, así como en aquellos con colitis de Crohn que afecta el colon, es considerablemente mayor en comparación con la población general. Esto se debe a que ambas condiciones, como enfermedades inflamatorias crónicas del intestino, se asocian con procesos de inflamación prolongada en la mucosa intestinal, lo que puede inducir a una serie de alteraciones celulares y genéticas que predisponen a la formación de carcinomas. Esta relación entre la inflamación crónica y el cáncer se ha evidenciado a través de estudios epidemiológicos que muestran que la inflamación persistente puede dar lugar a displasia, un cambio celular precanceroso, que puede evolucionar hacia un carcinoma colorrectal invasivo si no se detecta y trata adecuadamente.
Históricamente, el riesgo de cáncer colorrectal en pacientes con colitis ulcerosa era más elevado y se reconocía como una de las principales complicaciones de la enfermedad. Sin embargo, este riesgo ha disminuido con el tiempo gracias a los avances en las terapias médicas y a la mejora de las técnicas de vigilancia endoscópica. Los tratamientos médicos más eficaces, incluidos los agentes biológicos y los inmunosupresores, han logrado controlar mejor la inflamación intestinal, lo que ha reducido la probabilidad de que los procesos inflamatorios crónicos se transformen en cáncer. De manera similar, el seguimiento endoscópico regular ha permitido la detección temprana de lesiones precoces, lo que ha contribuido a la reducción del riesgo de progresión a carcinoma.
Los estudios más recientes sugieren un riesgo acumulativo de cáncer colorrectal que varía entre el 0.02% y el 1% a los 10 años de diagnóstico de la enfermedad, entre el 3% y el 4.8% a los 20 años, y entre el 7% y el 13.9% a los 30 años. Estos datos indican que el riesgo aumenta con el tiempo, lo que resalta la importancia de la vigilancia periódica para detectar cualquier signo temprano de malignidad.
Las colonoscopias, que permiten la visualización directa de la mucosa intestinal, son recomendadas como parte de un programa de vigilancia rutinaria comenzando 8 años después del diagnóstico de la enfermedad en pacientes con colitis ulcerosa o colitis de Crohn que afecta el colon. Estas pruebas deben realizarse de forma regular, debido a que las lesiones precoces de cáncer o displasia suelen ser asintomáticas y no siempre son detectables a través de la evaluación clínica.
El uso de colonoscopios de alta definición, que incluyen mejoras electrónicas en la imagen, ha sido fundamental para mejorar la detección de lesiones sutiles en la mucosa intestinal. Además, la aplicación de tinte azul diluido durante el procedimiento (técnica conocida como cromoscopia endoscópica) permite resaltar áreas de la mucosa que de otro modo podrían pasar desapercibidas con una colonoscopia estándar. Este enfoque mejora significativamente la capacidad de detectar displasia, lo cual es esencial para una intervención temprana y la prevención del cáncer colorrectal en estos pacientes.
Durante las colonoscopias de vigilancia, todas las lesiones polipoides y no polipoides deben ser reseccionadas siempre que sea posible, y se deben obtener biopsias de aquellas lesiones que no se puedan resecar endoscópicamente. La resección de estas lesiones permite no solo la evaluación histológica de la mucosa afectada, sino también la eliminación de posibles focos de malignidad antes de que se desarrollen de manera más agresiva. En caso de que se encuentren áreas no reseccionables, las biopsias permitirán identificar la presencia de displasia, lo que ayudará a definir el tratamiento y las estrategias de seguimiento más adecuadas.
El programa de vigilancia debe continuar de manera regular, con colonoscopias repetidas cada 1 a 5 años, dependiendo de varios factores. Estos factores incluyen la extensión y la actividad de la colitis ulcerosa, la presencia de cicatrices colónicas, pseudopólipos o displasia. El intervalo de las colonoscopias de vigilancia debe ajustarse de acuerdo con la gravedad de la enfermedad y la presencia de alteraciones estructurales en el colon que aumenten el riesgo de cáncer. La vigilancia regular y la detección temprana de lesiones displásicas son cruciales para reducir la mortalidad asociada al cáncer colorrectal en estos pacientes y mejorar los resultados a largo plazo.
Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.