Tratamiento de urgencia de la taquicardia/fibrilación ventricular

Tratamiento de urgencia de la taquicardia/fibrilación ventricular
Tratamiento de urgencia de la taquicardia/fibrilación ventricular

La fibrilación ventricular (FV) y la taquicardia ventricular (TV) son dos ritmos cardíacos potencialmente mortales que pueden ocurrir durante un paro cardíaco. Ambos ritmos se caracterizan por una actividad eléctrica anormal en los ventrículos, pero se diferencian en la apariencia de los complejos QRS en el electrocardiograma (ECG).

La FV se define como la presencia de actividad eléctrica irregular y caótica en los ventrículos. En este ritmo, los impulsos eléctricos se generan de manera desorganizada y rápida, lo que resulta en una contracción ineficaz de los ventrículos. En la FV, no se observan complejos QRS identificables en el ECG, ya que no hay una contracción coordinada de los ventrículos. En su lugar, se observa una línea temblorosa y caótica en el trazo del ECG.

Por otro lado, la TV se define como una taquiarritmia ventricular con una frecuencia cardíaca mayor a 100 latidos por minuto y complejos QRS anchos, es decir, con una duración mayor a 120 milisegundos. La TV puede ser tanto regular como irregular en cuanto a la distancia entre los complejos QRS en el ECG. A diferencia de la FV, en la TV todavía hay una cierta coordinación en la actividad eléctrica de los ventrículos, lo que permite la presencia de complejos QRS en el ECG. Sin embargo, esta coordinación es anormal y puede conducir a una contracción ineficiente del corazón.

Ambos ritmos, la FV y la TV, son extremadamente graves y requieren intervención inmediata. Si no se tratan rápidamente, pueden llevar a un paro cardíaco y, en última instancia, a la muerte. Por esta razón, es crucial reconocer y tratar adecuadamente estos ritmos durante los protocolos de reanimación cardiopulmonar (RCP).

Es importante destacar que la FV y la TV son condiciones graves que requieren atención médica urgente y tratamiento especializado. El personal médico capacitado, como los profesionales de atención médica en el marco del Soporte Vital Cardiovascular Avanzado (ACLS, por sus siglas en inglés), está preparado para reconocer y responder adecuadamente a estos ritmos durante una situación de emergencia.

Cuando se identifican los ritmos de taquicardia ventricular (TV) o fibrilación ventricular (FV) en el trazo del monitor o desfibrilador durante una situación de paro cardíaco, es crucial actuar de manera rápida y eficiente para aumentar las posibilidades de supervivencia del paciente. En estos casos, la desfibrilación es el tratamiento de elección, ya que busca interrumpir la actividad eléctrica caótica del corazón y permitir que vuelva a establecer un ritmo cardíaco efectivo.

La secuencia de acciones recomendada en estos casos implica que mientras un rescatador inicia o continúa con las compresiones torácicas de la RCP (reanimación cardiopulmonar), otro rescatador se encargue de cargar el desfibrilador. La RCP debe mantenerse en marcha sin interrupción para garantizar que se mantenga el flujo sanguíneo mínimo hacia los órganos vitales mientras se espera que el desfibrilador esté listo para su uso.

Una vez que el desfibrilador se encuentra cargado, se debe interrumpir temporalmente la RCP para realizar una única descarga eléctrica al corazón. Esta descarga tiene como objetivo restablecer el ritmo cardíaco normal. Después de la descarga, se reinician las compresiones torácicas de la RCP y se continúa con el ciclo de 30 compresiones seguidas de 2 ventilaciones (30:2).

La razón detrás de esta secuencia de acciones es maximizar las posibilidades de éxito en la desfibrilación y optimizar la eficacia de la RCP. Durante la RCP, las compresiones torácicas ayudan a mantener el flujo sanguíneo hacia el corazón y los órganos vitales, proporcionando oxígeno y nutrientes esenciales. Sin embargo, la desfibrilación es fundamental para restablecer el ritmo cardíaco normal en casos de TV o FV.

El objetivo es minimizar el tiempo sin compresiones torácicas efectivas y, al mismo tiempo, permitir que el desfibrilador se cargue adecuadamente para brindar la descarga eléctrica. Realizar cinco ciclos de RCP en un periodo de dos minutos asegura que se realicen suficientes compresiones y ventilaciones para mantener el flujo sanguíneo y proporcionar oxígeno al paciente.

En el caso de que solo haya un reanimador disponible, la desfibrilación sigue siendo una prioridad. En este caso, el reanimador debe conectar el desfibrilador y analizar el ritmo tan pronto como sea posible. Si se identifica TV o FV, se debe administrar una descarga eléctrica inmediata. Si no hay otro reanimador disponible para realizar la RCP simultáneamente, se debe priorizar la desfibrilación debido a la urgencia de restablecer el ritmo cardíaco normal en esos ritmos potencialmente letales.

La dosis de energía recomendada para la desfibrilación varía dependiendo del tipo de desfibrilador disponible. Si se cuenta con un desfibrilador bifásico, la dosis recomendada por la American Heart Association (AHA) es de 120 a 200 J. Esta dosis puede variar según el tipo de onda de desfibrilación bifásica que genere el desfibrilador, ya sea rectilínea o exponencial truncada. En caso de desconocer la dosis recomendada por el fabricante, se debe administrar la dosis inicial de 200 J, y la misma dosis se mantendrá para las subsecuentes descargas si son necesarias.

En el caso de contar con un desfibrilador monofásico, la dosis recomendada de descarga es de 360 J.

Si después de al menos una descarga o un ciclo completo de RCP el ritmo de fibrilación ventricular (FV) o taquicardia ventricular sin pulso (TVSP) persiste, se debe administrar un fármaco vasopresor con el objetivo de aumentar el flujo sanguíneo hacia el miocardio. Los vasopresores, como la epinefrina o la vasopresina, se utilizan para aumentar la presión arterial y mejorar la perfusión coronaria.

Si a pesar de la desfibrilación y el uso de vasopresores el ritmo de FV/TVSP continúa, se indica el uso de antiarrítmicos. La amiodarona es el fármaco de elección en estos casos y se administra en una dosis inicial de 300 mg en bolo. La amiodarona ayuda a estabilizar el ritmo cardíaco y prevenir las arritmias.

Es importante destacar que, además de tratar la arritmia de FV/TVSP, es fundamental buscar y abordar la causa subyacente del paro cardíaco. La búsqueda intencionada y dirigida de la causa subyacente puede ayudar a identificar y tratar la condición o evento que llevó al paro cardíaco, como la obstrucción de las vías respiratorias, el infarto de miocardio o una alteración metabólica.

 

 

 

 

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