Ventajas y desventajas de la anestesia regional
Ventajas y desventajas de la anestesia regional

Ventajas y desventajas de la anestesia regional

La anestesia regional representa una estrategia anestésica con amplios beneficios fisiológicos, clínicos y económicos, sustentados por una comprensión más profunda de la fisiopatología del dolor, la respuesta al trauma quirúrgico y la modulación del sistema nervioso autónomo. Su elección, en lugar de técnicas generales o sistémicas, se justifica por una serie de ventajas y desventajas que impactan tanto en el desenlace clínico inmediato como en el pronóstico a largo plazo del paciente.


Ventajas

Desde el punto de vista fisiológico, la anestesia regional actúa interrumpiendo de forma selectiva la transmisión de impulsos nerviosos nociceptivos a través de bloqueos periféricos o neuroaxiales, lo cual no solo proporciona un control analgésico superior, sino que también minimiza la activación del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal y la respuesta inflamatoria sistémica inducida por el trauma quirúrgico. Esta modulación se traduce en una reducción significativa del estrés quirúrgico y en una conservación más efectiva de la homeostasis.

Uno de los beneficios clínicamente más relevantes es la disminución en la incidencia de dolor postoperatorio agudo y crónico. El bloqueo temprano y efectivo de las vías del dolor reduce la sensibilización central, lo que a su vez disminuye la probabilidad de que se instauren mecanismos de dolor persistente. Esta ventaja ha sido particularmente evidente en intervenciones quirúrgicas de alto impacto doloroso, como la toracotomía o la cirugía mamaria, donde la anestesia regional ha demostrado atenuar los fenómenos de catastrofización y trastornos del estado de ánimo posoperatorio, incluyendo ansiedad y alteraciones del sueño.

Asimismo, la menor necesidad de opioides sistémicos representa un avance importante en la calidad del cuidado perioperatorio. Al reducir su uso, se evitan efectos adversos comunes como náuseas, vómitos, íleo paralítico, sedación excesiva y depresión respiratoria, mejorando tanto la experiencia del paciente como su recuperación funcional. En cirugías abdominales y ortopédicas, este efecto permite una movilización precoz, lo que reduce a su vez el riesgo de complicaciones tromboembólicas, infecciones respiratorias y deterioro funcional.

En pacientes con comorbilidades respiratorias, la anestesia regional ha demostrado ser especialmente beneficiosa al preservar la mecánica ventilatoria y disminuir la necesidad de ventilación mecánica o ingreso a unidades de cuidados intensivos, lo cual es de particular importancia en poblaciones vulnerables como los adultos mayores o aquellos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Desde una perspectiva inmunológica y oncológica, existen hipótesis respaldadas por estudios observacionales que sugieren que la anestesia regional podría contribuir a una menor recurrencia tumoral. Esta teoría se fundamenta en el menor uso de opioides inmunosupresores y en la reducción del estrés quirúrgico, lo que permitiría una preservación más efectiva de la función inmunitaria perioperatoria.

En términos hemodinámicos, el bloqueo simpático inducido por la anestesia regional mejora la perfusión tisular al disminuir el tono vasomotor, lo cual puede ser determinante en procedimientos vasculares o en pacientes con riesgo de isquemia. Esta acción también contribuye a una mayor estabilidad cardiovascular intraoperatoria.

Finalmente, al reducir el tiempo de estancia hospitalaria, la incidencia de complicaciones postoperatorias, el consumo de medicamentos y los requerimientos de cuidados intensivos, la anestesia regional se presenta como una alternativa clínicamente efectiva y económicamente eficiente, con implicaciones favorables tanto para el sistema de salud como para la calidad de vida del paciente.


Desventajas

A pesar de los numerosos beneficios que la anestesia regional ofrece en el contexto quirúrgico y perioperatorio, no está exenta de limitaciones y riesgos que deben ser cuidadosamente considerados al momento de planificar su uso. Estos inconvenientes, aunque en su mayoría poco frecuentes, pueden tener implicaciones clínicas significativas si no se detectan y manejan oportunamente.

Una de las principales desventajas radica en la posibilidad de que la técnica anestésica falle, total o parcialmente. La efectividad de la anestesia regional depende en gran medida de la precisión anatómica con la que se realice el bloqueo nervioso y de factores individuales del paciente, como variaciones anatómicas, fibrosis tisular, o neuropatías preexistentes. En caso de bloqueo incompleto, puede ser necesario recurrir a técnicas anestésicas complementarias, como la anestesia general, lo que expone al paciente a una mayor manipulación farmacológica, prolonga el tiempo quirúrgico y eleva el riesgo de complicaciones hemodinámicas o respiratorias.

Por otra parte, aunque son eventos infrecuentes, las complicaciones hemorrágicas asociadas a los bloqueos regionales —como hematomas epidurales o espinales— pueden tener consecuencias neurológicas graves. En pacientes con alteraciones en la coagulación, ya sea por enfermedad subyacente o por el uso de fármacos anticoagulantes, el riesgo de sangrado se incrementa notablemente. Cuando ocurre un hematoma en un espacio confinado como el canal espinal, la compresión medular resultante puede desencadenar parálisis irreversible si no se interviene de manera urgente.

Otro riesgo de particular relevancia es la lesión nerviosa directa. Esta puede deberse a traumatismo por la aguja, inyección intraneural de anestésico local, o isquemia nerviosa secundaria a compresión o a vasoespasmo. Aunque la mayoría de estas lesiones son transitorias y se resuelven sin secuelas, existe una proporción minoritaria de casos en los que el daño neurológico persiste, generando parestesias crónicas, debilidad motora o dolor neuropático que puede ser incapacitante y afectar de forma importante la calidad de vida del paciente.

Además, la administración inadecuada o accidental del anestésico local puede conllevar toxicidad sistémica, una complicación potencialmente letal. La toxicidad por anestésicos locales se manifiesta con síntomas neurológicos, como tinnitus, confusión o convulsiones, y en casos más graves, puede desencadenar arritmias ventriculares y paro cardíaco. Este riesgo aumenta si se administra una dosis excesiva, si hay absorción rápida por vasos sanguíneos de gran calibre, o si ocurre una inyección intravascular inadvertida.

En el plano neurocognitivo, se ha planteado la hipótesis de que la anestesia regional podría reducir la incidencia de delirium o disfunción cognitiva posoperatoria en poblaciones vulnerables, como los adultos mayores. Sin embargo, la evidencia disponible hasta el momento no ha demostrado de manera concluyente un beneficio claro en este aspecto. En muchos casos, el delirium postoperatorio obedece a múltiples factores fisiopatológicos —como la inflamación sistémica, el dolor mal controlado, la privación del sueño o las infecciones— que no se ven necesariamente mitigados por la elección de una técnica regional.

Otro aspecto a considerar es que, en ciertos contextos, la combinación de anestesia regional y general, en lugar de proporcionar beneficios aditivos, puede asociarse a un riesgo cardiovascular incrementado. Este fenómeno se ha observado particularmente en cirugías de extremidades mayores, donde el uso concomitante de ambas técnicas, sumado a hipotensión intraoperatoria no controlada o la presencia de comorbilidades cardiovasculares, puede precipitar eventos isquémicos, como infartos agudos del miocardio.

Aunque los opioides neuraxiales utilizados como coadyuvantes en técnicas como la anestesia espinal o peridural pueden potenciar la analgesia, su administración también conlleva efectos secundarios específicos. Entre ellos, destaca la retención urinaria postoperatoria, resultado de la inhibición del reflejo miccional medular, lo cual puede requerir cateterización y prolongar la estancia hospitalaria.

 

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Townsend, C. M., Beauchamp, R. D., Evers, B. M., & Mattox, K. L. (2022). Sabiston. Tratado de cirugía. Fundamentos biológicos de la práctica quirúrgica moderna (21.ª ed.). Elsevier España.
  2. Brunicardi F, & Andersen D.K., & Billiar T.R., & Dunn D.L., & Kao L.S., & Hunter J.G., & Matthews J.B., & Pollock R.E.(2020), Schwartz. Principios de Cirugía, (11e.). McGraw-Hill Education.
  3. Asociación Mexicana de Cirugía General. (2024). Nuevo Tratado de Cirugía General (1.ª ed.). Editorial El Manual Moderno.
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