El rendimiento físico cambia en el transcurso de un ciclo menstrual debido a varios mecanismos, como la alteración de la activación muscular, el metabolismo de sustratos, la termorregulación y la composición corporal. Las concentraciones de hormonas sexuales femeninas podrían ser responsables de la producción de fuerza alterada; esto puede afectar la fuerza y la potencia muscular. El estrógeno tiene un efecto neuroexcitatorio y la progesterona inhibe la excitabilidad cortical; estos efectos neuroexcitatorios e inhibidores dan como resultado que el estrógeno y la progesterona posean una relación positiva y negativa con la producción de fuerza, respectivamente.
Activación muscular
La fase del ciclo menstrual también puede tener un impacto notable en la producción de fuerza rápida. La activación muscular, particularmente la tasa de disparo de la unidad motora inicial, es un determinante principal de la producción de fuerza rápida requerida para realizar movimientos explosivos.
Otra causa potencial de la fuerza alterada es un cambio basado en el ciclo menstrual en la testosterona biodisponible. Los aumentos agudos de testosterona pueden mejorar el rendimiento físico a través de una mejor activación neural, propiedades contráctiles y electrofisiológicas musculares y la función del sistema motor.
La rigidez de músculos se ve afectada por la fase ciclo menstrual. Se ha considerado una relación entre la rigidez de los músculos y tendones de las extremidades inferiores y el rendimiento en pruebas, ya que una mayor rigidez proporciona un mejor almacenamiento y uso de la energía elástica. La fase de ciclo menstrual también podría alterar el rendimiento a través de cambios en la rigidez del tejido. Se sugirió que el aumento de la concentración de estrógeno en ciertas fases del ciclo menstrual puede reducir la rigidez al disminuir la síntesis de colágeno y, por lo tanto, la densidad de colágeno en el músculo y los tejidos conectivos. El efecto de la rigidez del tejido puede o no variar a lo largo del ciclo menstrual y afectar significativamente el rendimiento.
Termorregulación
El cambio en el punto de ajuste termorregulador asociado con la progesterona elevada durante la fase lútea puede afectar negativa o positivamente el rendimiento según la duración de la actividad. Se sabe que el aumento de la temperatura corporal mejora el rendimiento en actividades de corta duración que requieren velocidad y potencia a través de una mejor contractilidad muscular y producción de fuerza.
El aumento de la temperatura corporal basal en la fase lútea podría mejorar el rendimiento de corta duración. En actividades prolongadas, se sugiere que la elevación de la temperatura corporal basal impone una mayor tensión termorreguladora y cardiovascular, y potencialmente limita el rendimiento de resistencia, durante la fase lútea.
Metabolismo de sustratos
La disponibilidad y el metabolismo del sustrato también son mecanismos propuestos para variar en las diferentes fases del ciclo menstrual y el rendimiento de resistencia al impacto. El estrógeno supuestamente aumenta la disponibilidad de ácidos grasos libres como combustible durante el ejercicio y promueve la oxidación de lípidos en el músculo esquelético y la progesterona contrarresta la acción del estrógeno al limitar la oxidación de grasas.
Composición corporal
El rendimiento físico alterado también puede ser fluctuaciones transitorias en la composición corporal a lo largo de un ciclo menstrual. El aumento de la masa corporal se asocia con un rendimiento de resistencia aeróbica deteriorado. Una disminución en el rendimiento anaeróbico también se asocia con un aumento de la masa corporal, que no resulta del aumento de la masa corporal magra. En los atletas, la masa corporal y el agua corporal total aumentaron desde la fase folicular hasta la lútea.
