Las dislipidemias, o trastornos de los lípidos, constituyen un grupo de alteraciones metabólicas caracterizadas por concentraciones anormales de lípidos o lipoproteínas en el plasma sanguíneo. Desde una perspectiva clínica, la presentación de estos trastornos es sumamente variable y, en la mayoría de los casos, se manifiestan de manera silente, sin síntomas o signos específicos que puedan alertar al paciente o al médico tratante. Este carácter asintomático explica por qué la mayoría de los trastornos lipídicos son diagnosticados incidentalmente, a menudo durante estudios de rutina orientados a la prevención o tras la aparición de una enfermedad cardiovascular ateroesclerótica, como un infarto agudo de miocardio o un accidente cerebrovascular.
El perfil lipídico plasmático, evaluado mediante pruebas bioquímicas específicas, permite identificar alteraciones en las concentraciones de colesterol total, lipoproteínas de baja densidad (LDL), lipoproteínas de alta densidad (HDL) y triglicéridos. En general, los niveles elevados de colesterol, particularmente del colesterol transportado por las lipoproteínas de baja densidad (LDL-C), se asocian con un incremento progresivo del riesgo cardiovascular, mientras que los triglicéridos elevados pueden ser marcadores tanto de riesgo cardiovascular como de complicaciones metabólicas adicionales, como la pancreatitis.
Cuando las concentraciones plasmáticas de triglicéridos alcanzan valores extremadamente elevados, generalmente por encima de los 1000 miligramos por decilitro (equivalente a 10 milimoles por litro), pueden aparecer manifestaciones clínicas específicas, como los xantomas eruptivos. Estos se caracterizan por ser pápulas de tonalidad rojiza o amarillenta, que suelen localizarse en regiones anatómicas como los glúteos, la parte posterior de los brazos o la superficie extensoras de las extremidades. Los xantomas eruptivos se deben a la acumulación de quilomicrones o partículas de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) en el espacio extracelular, como resultado de una sobrecarga lipídica severa en el contexto de una dislipidemia grave, a menudo de origen genético o secundario a enfermedades como la diabetes mellitus mal controlada, el síndrome nefrótico o el alcoholismo.
Por otra parte, las elevaciones persistentes de las concentraciones de LDL-C, especialmente en contextos de hipercolesterolemias familiares, pueden dar lugar a la formación de xantomas tendinosos. Estos depósitos lipídicos se acumulan en el interior de tendones, siendo más comunes en el tendón de Aquiles, en los tendones extensores de las manos o en la rótula. Su presencia es altamente sugestiva de una dislipidemia hereditaria, como la hipercolesterolemia familiar heterocigota u homocigota, patologías que conllevan un alto riesgo de enfermedad cardiovascular precoz si no se tratan de forma adecuada.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
- Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.