Complicaciones de la otitis media

Complicaciones de la otitis media
Complicaciones de la otitis media

Las complicaciones de la otitis media pueden surgir cuando la infección en el oído medio no se maneja adecuadamente o se desarrolla de manera aguda y severa. Estas complicaciones pueden involucrar estructuras locales cercanas al oído medio o extenderse a áreas más distantes del cráneo y el sistema nervioso central.


Colesteatoma

El colesteatoma es una forma especializada de otitis media crónica que se caracteriza por la formación de un saco escamoso revestido de epitelio en el oído medio. La causa principal suele ser una disfunción prolongada del tubo de Eustaquio, el cual conduce a la migración hacia adentro de la parte superior flácida de la membrana timpánica. Esta migración crea un saco que puede llenarse con queratina descamada y otros desechos celulares, propiciando una infección crónica.

El colesteatoma tiene la capacidad de erosionar estructuras óseas circundantes, incluyendo la cadena ossicular y el hueso mastoideo. Con el tiempo, si no se trata adecuadamente, puede llegar a erosionar incluso el oído interno, afectar el nervio facial y, en casos excepcionales, extenderse hacia el interior del cráneo, causando complicaciones intracraneales severas.

El examen otoscópico típicamente revela una bolsa de retracción de la membrana timpánica o una perforación marginal de la misma, a través de la cual pueden exudar escombros de queratina o tejido de granulación. Estos hallazgos son indicativos de la presencia del colesteatoma y orientan hacia la necesidad de evaluaciones más detalladas mediante pruebas de imagen como la tomografía computarizada (TC) para confirmar la extensión y planificar el tratamiento adecuado.

El tratamiento del colesteatoma es principalmente quirúrgico y puede implicar varias técnicas dependiendo de la extensión y la severidad de la condición. Una opción es la marsupialización del saco, donde se crea una abertura en el saco del colesteatoma para permitir el drenaje y la eliminación de los desechos acumulados. En casos más avanzados, puede ser necesaria la extirpación completa del saco del colesteatoma, lo cual puede requerir la creación de un “cuenco mastoideo”. Esta técnica quirúrgica implica la unión del canal auditivo externo con el mastoideo para formar una gran cavidad que debe ser limpiada periódicamente para prevenir recurrencias y complicaciones futuras.

Mastoiditis

La mastoiditis supurativa aguda es una complicación grave que generalmente se desarrolla como resultado de una otitis media aguda que no ha sido adecuadamente tratada durante varias semanas. Se caracteriza por la presencia de dolor intenso y celulitis en el área postauricular, acompañados frecuentemente de fiebre elevada y escalofríos. Esta condición representa una extensión de la infección desde el oído medio hacia las células de aire mastoides del hueso mastoideo.

El diagnóstico de mastoiditis supurativa aguda se confirma típicamente mediante tomografía computarizada (TC), la cual revela la coalescencia de las células de aire mastoides debido a la destrucción de los septos óseos. Este hallazgo radiológico indica la severidad de la infección y la necesidad de un manejo urgente.

El tratamiento inicial de la mastoiditis supurativa aguda implica el uso de antibióticos intravenosos para abordar los organismos bacterianos más comúnmente implicados, como Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y Streptococcus pyogenes. Un antibiótico típico utilizado es la cefazolina, administrada en dosis de 0.5 a 1.5 gramos cada 6-8 horas. Esta terapia busca controlar la infección y prevenir su propagación hacia estructuras vecinas.

Además de los antibióticos, se realiza una miringotomía para drenar el pus acumulado en el oído medio y mastoideo. Este procedimiento no solo alivia el dolor y la presión, sino que también permite obtener muestras para cultivo y determinar el patógeno específico involucrado, lo cual guía ajustes adicionales en el tratamiento antibiótico si es necesario.

En casos donde la terapia médica inicial no logra controlar la infección o cuando hay complicaciones severas como abscesos grandes o riesgo de propagación intracraneal, se indica un drenaje quirúrgico más extenso, como una mastoidectomía. Esta intervención implica la eliminación quirúrgica del tejido infectado y la creación de un acceso amplio para limpiar la cavidad mastoidea y prevenir recurrencias.

Apicitis petrosa

La región medial del hueso petroso, situada entre el oído interno y el clivus del cráneo, puede convertirse en un sitio vulnerable a infecciones persistentes cuando los tractos celulares neumáticos que lo atraviesan se bloquean. Este bloqueo puede dar lugar a la retención de secreciones, provocando síntomas característicos como secreción purulenta o sucia del oído, dolor profundo en el oído y retroorbital (en la región detrás del ojo), y en algunos casos, parálisis del sexto nervio craneal (síndrome de Gradenigo).

El síndrome de Gradenigo se manifiesta por una combinación de síntomas que incluyen dolor intenso en el oído, secreción del oído medio, dolor retroorbital y parálisis del nervio abducens (sexto nervio craneal), que se encarga de la movilidad del ojo hacia afuera. Esta condición puede ser complicada por la propagación de la infección hacia estructuras adyacentes como las meninges, causando meningitis bacteriana, una condición grave que puede poner en riesgo la vida del paciente.

El tratamiento del síndrome de Gradenigo y las infecciones asociadas en la región petrosa generalmente implica una combinación de terapia antibiótica prolongada, basada en los resultados del cultivo microbiológico para identificar el agente patógeno específico, y drenaje quirúrgico cuando es necesario. La terapia antibiótica se administra por un período extendido para asegurar la erradicación completa de la infección y prevenir recurrencias.

En casos más severos o cuando la respuesta a la terapia antibiótica es insuficiente, puede ser necesario realizar una apicectomía petrosa, que implica la extirpación quirúrgica de la porción afectada del hueso petroso para eliminar el foco de infección y restaurar la función normal de los tractos celulares neumáticos. Esta intervención quirúrgica busca también prevenir complicaciones adicionales como la meningitis y otras complicaciones neurológicas graves.

Parálisis facial

La parálisis facial puede estar asociada tanto con otitis media aguda como crónica, cada una con características distintas en su presentación, tratamiento y pronóstico.

En el contexto agudo, la parálisis facial ocurre como resultado de la inflamación del séptimo nervio craneal en el segmento del oído medio. Esta condición puede manifestarse repentinamente con debilidad o pérdida completa de la función facial en un lado del rostro. El tratamiento inicial consiste en una miringotomía, un procedimiento para drenar el oído medio y obtener muestras para cultivo microbiológico. Posteriormente, se inicia terapia antibiótica intravenosa basada en los resultados del cultivo, dirigida contra los patógenos identificados. El uso de corticosteroides en este contexto es controvertido y puede depender de la evaluación clínica individual. El pronóstico generalmente es excelente, con una recuperación completa de la función facial en la mayoría de los casos tratados adecuadamente.

En contraste, la parálisis facial asociada con otitis media crónica tiende a evolucionar de manera más lenta y prolongada. Esto se debe a la presión crónica ejercida sobre el séptimo nervio debido a condiciones como el colesteatoma, que es un crecimiento benigno de piel en el oído medio. El colesteatoma puede erosionar estructuras óseas circundantes y ejercer presión constante sobre el nervio facial, lo que eventualmente conduce a la parálisis facial. El tratamiento en estos casos requiere la corrección quirúrgica de la enfermedad subyacente, que puede implicar la extirpación completa del colesteatoma mediante técnicas quirúrgicas como la mastoidectomía. El pronóstico para la recuperación de la función facial en la parálisis asociada con otitis media crónica es menos favorable en comparación con la otitis media aguda, debido a la naturaleza crónica y las complicaciones asociadas con el colesteatoma.

Trombosis Sinusal Sigmoide

La tromboflebitis séptica es una condición grave que puede desarrollarse cuando una infección queda atrapada dentro de las células de aire mastoides adyacentes al seno sigmoide, una estructura venosa crucial en el cerebro. Esta condición se manifiesta con signos de sepsis sistémica, como fiebre elevada y escalofríos, que indican una respuesta inflamatoria generalizada del cuerpo frente a la infección. Además, pueden presentarse síntomas relacionados con el aumento de la presión intracraneal, tales como dolor de cabeza intenso, letargo, náuseas, vómitos y papiledema (hinchazón del disco óptico).

El diagnóstico de tromboflebitis séptica se puede realizar de manera no invasiva mediante técnicas avanzadas de imagen como la venografía por resonancia magnética (MRV), la cual permite visualizar de manera detallada el sistema venoso cerebral y detectar la presencia de trombos (coágulos) en las venas cercanas al seno sigmoide.

El tratamiento primario de la tromboflebitis séptica consiste en la administración inmediata de antibióticos intravenosos, los cuales deben ser seleccionados basados en los resultados del cultivo microbiológico para asegurar que sean efectivos contra los patógenos específicos involucrados en la infección.

Además del tratamiento antibiótico, puede ser necesario considerar intervenciones adicionales dependiendo de la severidad y la extensión de la tromboflebitis. Estas intervenciones pueden incluir la anticoagulación para prevenir la propagación del trombo, el drenaje quirúrgico para eliminar el foco de infección y los coágulos, la ligadura de la vena yugular interna si se sospecha embolización hacia el sistema venoso profundo, o una combinación de estas medidas según la evaluación clínica y radiológica del paciente.

Infección del sistema nervioso central

La meningitis otogénica representa la complicación intracraneal más frecuente asociada con infecciones del oído. En el contexto de la otitis media supurativa aguda, esta condición se desarrolla debido a la propagación hematógena de bacterias, siendo Haemophilus influenzae y Streptococcus pneumoniae los patógenos más comúnmente implicados. En la otitis media crónica, la meningitis otogénica puede ocurrir de dos maneras principales: a través de vías preformadas como la línea de sutura petroscamosa, o por la extensión directa de la enfermedad a través de las placas durales de la pirámide petrosa.

Los abscesos epidurales son otra complicación que puede surgir de la extensión directa de la infección en el contexto de la otitis media crónica. A menudo son asintomáticos inicialmente, pero pueden manifestarse con dolor local profundo, dolor de cabeza y fiebre de bajo grado. En muchos casos, se descubren como hallazgos incidentales durante procedimientos quirúrgicos.

El absceso cerebral es una complicación aún más grave, que puede desarrollarse en el lóbulo temporal o en el cerebelo como resultado de una tromboflebitis séptica adyacente a un absceso epidural. Los microorganismos predominantes en estos abscesos cerebrales suelen ser Staphylococcus aureus, Streptococcus pyogenes y Streptococcus pneumoniae.

La ruptura de un absceso en el espacio subaracnoideo conlleva a la meningitis bacteriana, una condición extremadamente grave que puede resultar en la muerte del paciente si no se trata rápidamente y de manera efectiva. Esta complicación se caracteriza por la inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, con síntomas típicos como fiebre alta, rigidez de nuca, dolor de cabeza intenso y deterioro neurológico agudo.

 

 

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