Generalidades de las articulaciones
Generalidades de las articulaciones

Generalidades de las articulaciones

El humano es un ser articulado cuyos diferentes segmentos pueden moverse, unos con relación a los otros, en virtud de la presencia de las articulaciones que permiten el desplazamiento y el movimiento en conjunto.

Las articulaciones están constituidas por un conjunto de formaciones anatómicas que unen dos o más huesos.

La parte de la anatomía que estudia las articulaciones se llama artrología o sindesmología.

Según su grado de movimiento las articulaciones pueden clasificarse como:

  • Articulaciones inmóviles: sinartrosis
  • Articulaciones semimóviles: anfiartrosis
  • Articulaciones móviles: diartrosis

Según sus ejes de movimiento se distinguen:

  • Rotación alrededor de ejes ortogonales: giro.
  • Traslado en los planos perpendiculares a sus ejes: desplazamiento.

Las articulaciones también se clasifican según el tipo y la disposición del tejido que se interpone entre las superficies articulares.

  • Los tejidos interóseos presentan continuidad: sinartrosis.
  • Los tejidos de las articulaciones son discontinuos y presentan una cavidad articular con líquido sinovial: diartrosis.

Las articulaciones se clasifican según el tejido interpuesto:

La sisarcosis está constituida por músculos y espacios conectivos de deslizamiento y no corresponde a una articulación verdadera (articulación escapulotorácica: espacio interserratotorácico y espacio interserratoescapular).


SINARTROSIS

Las sinartrosis son uniones entre los huesos o estructuras articuladas, mediante tejido conectivo sólido o semisólido. Se clasifican de acuerdo con el tejido conectivo principal que compone la articulación:

  • Fibrosas o sinfibrosis: por tener tejido fibroso interpuesto.
  • Cartilaginosas:por tener cartílago interpuesto.
  • Óseas: por tener tejido óseo interpuesto.

Articulaciones fibrosas o sinfibrosis: son un tipo de unión entre huesos en la cual los elementos esqueléticos se mantienen firmemente cohesionados por tejido conectivo fibroso denso. Este tejido se caracteriza por su gran resistencia y escasa elasticidad. Las sinfibrosis carecen de cavidad articular y de superficies recubiertas por cartílago hialino; en su lugar, los huesos se aproximan estrechamente y quedan unidos por fibras de colágeno que actúan como un sistema de fijación extremadamente sólido.

  • Suturas: Los huesos que proceden directamente de un esbozo membranoso están unidos por tejido fibroso de fibras cortas, quedando prácticamente inmovilizados. Este tipo de articulación se encuentra entre los huesos del cráneo y de la cara. Según la configuración de sus superficies articulares, se clasifican en:
    • Sutura plana (armónica): se ponen en contacto superficies planas y lineales (huesos nasales).
    • Sutura escamosa: las superficies en contacto están talladas en bisel (temporoparietal).
    • Sutura dentada: presentan engranamientos o dentelladuras (sutura coronal).
    • Esquindilesis: una superficie en forma de cresta se articula con una ranura (vómer y esfenoides).
  • Sindesmosis: Los huesos se encuentran unidos por fibras de mayor longitud en forma de cordón o cinta (ligamentos), lo que permite cierta movilidad (ligamento estilohioideo).
  • Membrana interósea: Los huesos están unidos por una lámina de tejido conectivo (membrana interósea radioulnar).
  • Gonfosis: Una prolongación en forma de clavija o espina se introduce en un hueco o alvéolo, y se mantiene en su posición por fibras cortas (entre la raíz del diente y su alvéolo).

Articulaciones cartilaginosas: son uniones entre huesos donde el elemento principal de cohesión es el cartílago. Se caracterizan por permitir movimientos limitados y por no poseer cavidad sinovial.

  • Sincondrosis: en este tipo de articulación, las superficies articulares poseen formaciones de cartílago hialino que se interponen entre ambos huesos (articulaciones condrocostales). Carecen de cavidad sinovial y presentan ligamentos periféricos que rodean la articulación.
  • Cartílago epifisario (cartílago de crecimiento): una articulación transitoria es la unión entre epífisis y diáfisis mediada por cartílago; luego será reemplazada, cuando se suelden ambas partes, quedando sustituida por la lámina epifisaria.
  • Sínfisis: presentan un fibrocartílago interpuesto entre las superficies articulares (disco intervertebral, sínfisis pubiana). Los movimientos son limitados y de poca amplitud individual. Actuando en formaconjunta, proveen absorción de fuerzas de choque, ofreciendo resistencia y flexibilidad.

Articulaciones óseas: las soldaduras óseas entre huesos se denominan sinostosis. Estas articulaciones son completamente inmóviles. Ejemplos: entre el esfenoides y el occipital, entre los cuerpos vertebrales del sacro.


ARTICULACIONES SINOVIALES O DIARTROSIS

Las articulaciones presentan cavidad sinovial, son articulaciones muy móviles.

  • Las superficies óseas están revestidas de cartílago, por lo general de tipo hialino.
  • Los huesos están unidos por una cápsula articular y por ligamentos.
  • La cápsula presenta un revestimiento sinovial en su cara interior.

Las articulaciones sinoviales son estructuras complejas que permiten una amplia gama de movimientos entre los huesos que conectan. Una de sus características más importantes es la forma de sus superficies articulares, que no es uniforme sino que varía según la articulación y la función específica que debe cumplir en el cuerpo.

  • Cuando las superficies óseas que se articulan no son planas, se observa una correspondencia geométrica muy precisa: la convexidad de una pieza ósea se acopla con una superficie complementaria cóncava de la otra pieza.
  • Este principio de adaptación recíproca permite que el movimiento sea suave y controlado, evitando el desplazamiento excesivo de los huesos y distribuyendo de manera eficiente las fuerzas de carga que se generan durante la actividad física.
  • La concordancia entre convexidad y concavidad no solo facilita los movimientos de flexión, extensión, rotación o circunducción, sino que también contribuye a la congruencia articular, reduciendo el desgaste del cartílago y manteniendo la integridad de la articulación a lo largo del tiempo.

Grados de libertad de las articulaciones

Los grados de libertad de una articulación reflejan la capacidad que tiene para permitir movimientos de un hueso con respecto al otro, y constituyen un concepto fundamental en biomecánica y anatomía funcional.

  • Cuando una articulación permite que el hueso se mueva únicamente alrededor de un eje, se habla de una articulación uniaxial.
    • En este caso, el movimiento está restringido a una sola dirección, por ejemplo, la flexión y la extensión, como ocurre en la articulación del codo o en la rodilla, lo que le confiere un grado de libertad.
    • Esta limitación estructural asegura estabilidad mientras permite un movimiento funcional específico.
  • Cuando el hueso puede realizar movimientos independientes alrededor de dos ejes, la articulación se denomina biaxial.
    • Esto significa que el hueso puede desplazarse en dos direcciones distintas, como la flexión-extensión y la abducción-aducción, y por lo tanto posee dos grados de libertad.
    • Ejemplos de articulaciones biaxiales incluyen la articulación de la muñeca y la articulación metacarpofalángica, donde la estructura anatómica permite movimientos combinados controlados que amplían la funcionalidad de la extremidad.
  • En el caso de las articulaciones capaces de moverse en los tres ejes ortogonales, hablamos de articulaciones triaxiales.
    • Estas permiten movimientos complejos y multidireccionales, incluyendo rotación, flexión-extensión y abducción-aducción, como se observa en la articulación del hombro o de la cadera.
    • La capacidad de actuar sobre tres ejes proporciona tres grados de libertad, lo que explica la gran versatilidad y rango de movimiento de estas articulaciones.
  • Algunas articulaciones presentan la posibilidad de moverse alrededor de muchos ejes intermedios, combinando movimientos de manera continua y no estrictamente ortogonal. Estas articulaciones se consideran multiaxiales.
    • La gran diversidad de movimientos que permiten no solo incrementa la funcionalidad, sino que también exige un diseño anatómico que asegure estabilidad y resistencia al desgaste
    • Ejemplo de estas son ciertas articulaciones del hombro y la cadera que soportan cargas y movimientos complejos simultáneamente.

Clasificación de las articulaciones sinoviales

Las articulaciones sinoviales presentan una notable diversidad morfológica, y esta variabilidad se refleja directamente en su capacidad para permitir diferentes tipos de movimiento. Una de las formas más sistemáticas de clasificarlas se basa en la geometría de las superficies articulares que se ponen en contacto, ya que la forma determina la dirección, el alcance y la complejidad del movimiento que cada articulación puede realizar. Según esta perspectiva, se reconocen seis géneros principales.

Articulación esferoidea o enartrosis. En este tipo, las superficies articulares adoptan una forma esférica o casi esférica, de modo que una superficie convexa se aloja dentro de una cavidad cóncava complementaria.

  • Esta disposición permite movimientos en múltiples planos y ejes, caracterizando a la articulación como multiaxial.
  • Ejemplos: la articulación del hombro y la articulación de la cadera, donde la esfericidad de la cabeza humeral y femoral dentro de sus respectivas cavidades glenoidea y acetabular permite movimientos de flexión, extensión, abducción, aducción, rotación y circunducción.

Articulación elipsoidea o condílea. Las superficies articulares presentan segmentos elipsoidales que se corresponden inversamente, con un extremo convexo que se acopla en un extremo cóncavo.

  • Esta configuración permite movimientos alrededor de dos ejes principales, lo que define a la articulación como biaxial.
  • Ejemplos: La articulación radiocarpiana es un ejemplo clásico, donde la extremidad distal del radio, ligeramente cóncava, se articula con los cóndilos carpianos convexos.
  • Dentro de este género se reconocen subtipos:
    • la articulación bicondílea, en la que dos superficies convexas se deslizan sobre sus contrapartes cóncavas, como ocurre en la articulación temporomandibular
    • la articulación bicondílea doble, en la que dos cóndilos de un hueso se articulan con superficies cóncavas de dos cóndilos opuestos, como en la articulación femorotibial.

Articulación selar o en forma de silla de montar. En este tipo, cada superficie articular es cóncava en un sentido y convexa en otro, encajando de manera recíproca como una silla de montar.

  • Esta disposición garantiza estabilidad y permite movimientos alrededor de dos ejes.
  • Ejemplos: la articulación trapeciometacarpiana del pulgar, que facilita la oposición y la circunducción.

Articulación trocoide o en pivote. Sus superficies articulares adoptan forma de segmentos de cilindro, uno convexo y otro cóncavo, configurando un mecanismo de rotación alrededor de un único eje.

  • Ejemplo: la articulación radioulnar proximal, donde la cabeza del radio gira dentro del anillo formado por el cúbito y el ligamento anular, permitiendo la pronación y supinación del antebrazo.

Articulación gínglimo o troclear. Esta articulación se asemeja a una bisagra, con una superficie en forma de polea cuya “garganta” acoge la saliente de la superficie opuesta.

  • Su movimiento está limitado a un solo eje, generalmente permitiendo flexión y extensión, como ocurre en la articulación humeroulnar del codo, donde la geometría de la tróclea humeral asegura un deslizamiento controlado y estable.

Articulación plana o artrodia. En este tipo, las superficies articulares son aproximadamente planas, lo que permite un deslizamiento limitado en múltiples direcciones.

  • Esta articulación es multiaxial, aunque su rango de desplazamiento es reducido.
  • Ejemplos: los procesos articulares de las vértebras, donde la pequeña amplitud de deslizamiento contribuye a la flexibilidad segmentaria de la columna sin comprometer su estabilidad.

Cartílago articular

Cada superficie articular está revestida por un cartílago articular hialino, que se adhiere íntimamente al hueso. Su superficie libre es pulida y de coloración blanquecina. Maleable, extensible y compresible, se deforma bajo la influencia de presiones, para retornar a su espesor original cuando estas cesan. La extensión del revestimiento cartilaginoso es directamente proporcional a los movimientos de la articulación y es mayor en las articulaciones muy móviles.

El espesor del cartílago articular varía entre 0,2 y 2 mm. Es más grueso en los puntos de presión y de deslizamiento de la articulación.

  • Es de mayor grosor en el vértice de las cabezas humeral y femoral y más delgado hacia el fondo o el centro de la cavidad glenoidea y del acetábulo.
  • En los miembros inferiores es más o menos elástico a la presión y se comporta como un elemento de amortiguación frente a los choques.
  • Su desaparición acarrea el desgaste rápido del hueso por presión y por frotamiento recíproco.

El cartílago articular no posee vasos sanguíneos, se nutre por imbibición a expensas del líquido sinovial.

Labrum articular, disco y menisco

Labrum articular, el disco y el menisco son estructuras son dispositivos de aspecto fibrocartilaginoso formados por tejido fibroso denso.

Labrum articular (rodete): se dispone en forma de anillo alrededor de ciertas cavidades articulares, cuya superficie articular aumenta.

  • En un corte, presenta forma triangular: su base descansa sobre el contorno de la superficie articular y se continúa, hacia el interior, con el cartílago articular, y hacia el exterior, con el periostio.
  • Su cara interna se orienta hacia la cavidad articular y la externa se relaciona con los medios de unión periféricos, como la cápsula articular del hombro y de la cadera.

Disco y menisco articulares: se interponen entre las superficies articulares y mejoran su concordancia.

  • En un corte, dos de sus caras miran a las superficies articulares, mientras que su base periférica se adhiere a la cápsula articular.
  • En algunas articulaciones pueden presentar inserción ósea en sus extremidades, como ocurre con los meniscos de la rodilla.
  • Su presencia divide la articulación en dos cavidades secundarias.

Cápsula y ligamentos

La cápsula y los ligamentos constituyen un dispositivo que asegura el contacto entre las superficies articulares.

La cápsula articular se inserta en el hueso, en las inmediaciones del revestimiento del cartílago articular.

  • En algunas articulaciones, se fija a cierta distancia de las superficies articulares y puede presentar un trayecto recurrente hasta el borde del cartílago.
  • En otras, la cápsula se inserta más alejada del cartílago; en este caso, puede ocurrir que una parte o la totalidad del cartílago epifisario quede incluida dentro de los límites de la cápsula articular.

La disposición de la cápsula articular como un manguito fibroso está condicionada por la forma de las superficies articulares. Su espesor es variable y depende de la fisiología articular.

  • Presenta engrosamientos en los lugares donde se ejercen fuerzas de tracción, que constituyen los ligamentos.
  • En la articulación del codo y en la articulación talocrural, los ligamentos son bien diferenciados y espesos en sus partes laterales, mientras que la cápsula es fina debido a los amplios movimientos de flexión y extensión.

Algunos ligamentos se encuentran alejados de la articulación: corresponden a músculos o tendones periarticulares.

  • Pueden presentarse reducidos a simples bandas y parecer carentes de función, aunque su papel mecánico no debe subestimarse.
  • Los ligamentos presentan formas variables: banda o cinta, cordón diferenciado o espesamiento adherido a la cápsula.
  • Poseen gran resistencia y confieren firmeza a la articulación, como ocurre en la rodilla, capaz de resistir fuerzas de hasta 415 kg sin desgarrarse.

Sólidos y flexibles, los ligamentos presentan una elasticidad variable:

  • Ligamentos fibrosos: prácticamente inextensibles; su extensión limita el movimiento.
  • Ligamentos elásticos: algo más extensibles, como los ligamentos amarillos de las articulaciones vertebrales.

Con la edad, los ligamentos pierden elasticidad y flexibilidad, volviéndose más rígidos y con tendencia al acortamiento. Sin embargo, esto depende en gran parte del nivel de actividad física: el ejercicio ayuda a mantener la flexibilidad incluso en personas mayores.

Los ligamentos pueden lesionarse por traumatismos articulares, produciendo distensión, desgarro, rotura (esguince) o desinserción, con o sin arrancamiento óseo. Cuando existe un amplio desgarro cápsuloligamentoso, este permite desplazamientos exagerados entre las superficies articulares, como ocurre en las luxaciones.

A ambos lados de sus inserciones óseas, la cápsula se continúa con el periostio de los huesos que une. Está recubierta por tejido conectivo periarticular sobre el cual se aplican músculos que, al entrar en contacto con la articulación, se denominan músculos yuxtaarticulares. Estos actúan como ligamentos activos, aun cuando anatómicamente no forman parte de la articulación.

La sinovial: es una membrana delgada que tapiza la cápsula articular por su superficie interna. Se inserta en el contorno del revestimiento cartilaginoso de las superficies articulares, con el cual comparte su origen embriológico. Cuando la cápsula se inserta a distancia de la superficie articular, la sinovial reviste toda la superficie ósea interpuesta, formando un receso articular.

La sinovial puede presentar prolongaciones de volumen variable en el interior de la articulación, llamadas pliegues sinoviales, ubicadas frente a las interlíneas articulares y encargadas de rellenar los espacios libres.

  • Es la parte más ricamente vascularizada de la articulación.
  • Segrega la sinovia, un líquido transparente presente en escasa cantidad en condiciones normales, compuesto por agua, proteínas, algo de mucina, trazas de grasas y sales minerales.
  • También contiene células deterioradas y descamadas del cartílago y de la propia sinovial.

La sinovial es una estructura vulnerable: es sensible a infecciones hematógenas (artritis septicémicas), a alteraciones del medio interno (reumatismo, gota) y a traumatismos que pueden producir hemorragias intraarticulares (hemartrosis). Cualquier alteración en ella repercute en la función articular, generando dolor y rigidez.

Manguito capsular: está revestido internamente por la sinovial, forma la pared de la cavidad articular.

  • Sus dimensiones son muy variables y aumentan cuanto más amplios son los movimientos de la articulación.
  • Su forma también cambia; en algunas articulaciones, como la rodilla, es especialmente compleja debido a la presencia de meniscos, pliegues sinoviales y tejido adiposo intraarticular.


IRRIGACIÓN DE LAS ARTICULACIONES

Las articulaciones mantienen una relación íntima con los sistemas arterial, venoso y linfático que las rodean, ya que por sí mismas no poseen un sistema vascular profundo independiente.

  • Su irrigación depende de la llegada de vasos procedentes de regiones vecinas, los cuales se distribuyen siguiendo la organización anatómica de cada articulación.
  • En las articulaciones de mayor tamaño, especialmente en los miembros, convergen múltiples ramas arteriales originadas en troncos cercanos situados por encima, por los lados y por debajo de la zona articular.
    • Estas ramas se dividen y comunican entre sí, configurando extensas redes vasculares en forma de anillos que circundan la articulación.
    • Dichos circuitos perivasculares poseen gran relevancia fisiológica, pues aseguran la irrigación continua incluso cuando se produce una interrupción parcial del flujo, como ocurre durante procedimientos quirúrgicos en los que se ligan arterias principales.

El drenaje venoso sigue un trayecto paralelo al sistema arterial.

  • Las venas satélites acompañan a las arterias a lo largo de su recorrido y reciben la sangre del interior de la articulación y de las estructuras que la conforman.
  • Este drenaje ordenado permite mantener un equilibrio adecuado entre perfusión e intercambio metabólico, evitando la acumulación local de productos de desecho.

El componente linfático presenta una organización más selectiva. Los vasos linfáticos se identifican principalmente en la membrana sinovial, donde conforman un entramado de conductos irregulares provistos de terminaciones cerradas que actúan como puntos de captación del líquido intersticial.

  • En la cápsula articular estos vasos son menos abundantes, y el resto de las estructuras articulares carece prácticamente de drenaje linfático directo.
  • El conjunto de los vasos sinoviales se reúne en uno o varios plexos que dirigen la linfa hacia los ganglios regionales.
  • Este tránsito se efectúa a través de conductos provistos de válvulas, que acompañan a los vasos sanguíneos mayores de la zona y aseguran la circulación unidireccional del líquido linfático.

INERVACIÓN DE LAS ARTICULACIONES

Las articulaciones reciben una inervación compleja y especializada que procede tanto de nervios somáticos como de fibras del sistema nervioso autónomo asociadas a los paquetes vasculares que las rodean.

  • Esta red nerviosa penetra profundamente en los componentes articulares y se distribuye ampliamente en la cápsula, los ligamentos y la membrana sinovial.
  • En estos tejidos, los nervios culminan en diversos tipos de receptores y terminaciones sensitivas capaces de captar múltiples modalidades de estímulos mecánicos y nocivos.
  • La densidad y diversidad de estos elementos neuroreceptores explican la notable sensibilidad de las articulaciones ante cambios sutiles en su entorno biomecánico y estructural.

Una de las funciones primordiales de esta inervación es la percepción del dolor. Esta modalidad sensitiva actúa como un sistema de alarma que advierte de situaciones potencialmente lesivas, como distensiones excesivas, torsiones extremas o roturas ligamentosas.

  • Cuando los nociceptores articulares se activan, la señal dolorosa desencadena respuestas reflejas que incluyen modificaciones en el tono vascular.
  • Dichos cambios se manifiestan clínicamente como edema, derrame intraarticular o alteraciones tróficas en el hueso adyacente, que reflejan la profunda interrelación entre el sistema nervioso y los tejidos articulares.

Las articulaciones poseen una fina sensibilidad propioceptiva, tanto consciente como inconsciente, que informa en todo momento sobre la posición y movimiento relativo de los segmentos óseos.

  • Esta información es esencial para la coordinación motora y permite que el cuerpo mantenga posturas adecuadas y ejecute acciones motoras con precisión.
  • La propiocepción articular comienza a desarrollarse tempranamente y, con la experiencia, contribuye a automatizar patrones de movimiento fundamentales como la marcha, la postura erguida o la prensión de objetos.
  • La interacción entre la sensibilidad articular y la proveniente de los músculos hace posible el aprendizaje y la ejecución de movimientos complejos, desde la escritura hasta las habilidades deportivas más elaboradas.


MOVIMIENTO DE LAS ARTICULACIONES

Los movimientos articulares representan la expresión dinámica de la interacción entre las superficies óseas que se encuentran en contacto dentro de una articulación.

  • Cada movimiento es el resultado de una combinación de fuerzas musculares, tensiones ligamentarias y la morfología propia de las superficies articulares, factores que en conjunto determinan la amplitud, la dirección y la calidad del desplazamiento.
  • El estudio detallado de estos movimientos permite comprender cómo el cuerpo ajusta su posición en el espacio, ejecuta acciones coordinadas y mantiene el equilibrio funcional durante la locomoción o la manipulación fina.

Los movimientos básicos que modifican el ángulo entre los segmentos corporales adoptan formas diversas.

  • La flexión corresponde a la acción de doblar una articulación, disminuyendo el ángulo entre dos huesos o regiones corporales.
  • La extensión implica el enderezamiento, aumentando dicho ángulo y restableciendo la alineación anatómica de las partes involucradas.
  • Cuando un segmento corporal se desplaza lateralmente, alejándose del plano medio, se produce la abducción;
  • Cuando retorna hacia dicho plano, se genera la aducción.
  • Alrededor del eje longitudinal de un segmento se producen movimientos de rotación, que pueden orientarse hacia la línea media corporal (rotación medial) o en sentido opuesto (rotación lateral).
  • En el antebrazo, estos movimientos adoptan características particulares: la pronación se manifiesta cuando el radio gira de tal manera que la palma de la mano se orienta hacia atrás, mientras que la supinación se caracteriza por el giro contrario, que posiciona la palma hacia adelante.
  • La combinación continua y secuencial de flexión, extensión, abducción y aducción origina la circunducción, un movimiento cónico que permite describir amplias trayectorias circulares en el espacio.
  • Una acción muy específica de la mano es la oposición, que permite aproximar el pulpejo del pulgar al de los otros dedos y constituye un hito evolutivo en la capacidad de manipulación precisa.
  • La elevación, que los conduce hacia arriba, y el descenso o depresión, que los orienta hacia abajo.
  • En el pie, existen movimientos que modifican la orientación de la planta: la eversión la inclina hacia afuera, alejándola del plano medio, mientras que la inversión la dirige hacia adentro, aproximándola a dicho plano, fenómenos cruciales para mantener la estabilidad en la marcha.
  • Los movimientos de traslación anteroposterior también tienen importancia biomecánica. La antepulsión, o protracción, desplaza un segmento hacia adelante, como ocurre con la cintura escapular, mientras que la retropulsión, o retracción, lo desplaza hacia atrás.
  • En la mandíbula, estos desplazamientos adoptan los nombres de protrusión y retrusión, respectivamente, y contribuyen a la dinámica de la masticación. La mandíbula también puede ejecutar diducción, un movimiento lateral alternado indispensable para la trituración de los alimentos.
  • Existen movimientos específicos de la pelvis que se relacionan con el balanceo del sacro sobre un eje transversal. La nutación implica el desplazamiento de la base del sacro hacia abajo, acompañado de un movimiento hacia adelante del pubis y un aumento del diámetro anteroposterior de la abertura inferior de la pelvis. La contranutación se produce en sentido inverso, con la base del sacro dirigida hacia arriba y un retroceso del pubis. Ambos movimientos desempeñan un papel esencial en la biomecánica pélvica, especialmente durante la marcha y el parto.

 

 

 

Homo medicus

 


 

Guías de estudio. Homo medicus.
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Fuente y lecturas recomendadas:
    1. Latarjet, M., Ruiz Liard, A., & Pró, E. (2019). Anatomía humana (5.ª ed., Vols. 1–2). Médica Panamericana.
      ISBN: 9789500695923
    2. Dalley II, A. F., & Agur, A. M. R. (2022). Moore: Anatomía con orientación clínica (9.ª ed.). Wolters Kluwer (Lippincott Williams & Wilkins).
      ISBN: 9781975154120
    3. Standring, S. (Ed.). (2020). Gray’s anatomy: The anatomical basis of clinical practice (42.ª ed.). Elsevier.
      ISBN: 9780702077050
    4. Netter, F. H. (2023). Atlas de anatomía humana (8.ª ed.). Elsevier.
      ISBN: 9780323793745
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