Manifestaciones clínicas de la lepra

Manifestaciones clínicas de la lepra
Manifestaciones clínicas de la lepra

El inicio gradual de la lepra se refiere a la forma en que la enfermedad se desarrolla lentamente con el tiempo. En sus etapas iniciales, los síntomas pueden ser sutiles y poco notorios, lo que puede llevar a un retraso en el diagnóstico.

La lepra tiene una preferencia por afectar los tejidos corporales más fríos, es decir, las áreas con menor flujo sanguíneo. Estas áreas incluyen la piel, los nervios superficiales, la nariz, la faringe, la laringe, los ojos y los testículos. La razón de esta preferencia aún no está completamente clara, pero se cree que podría estar relacionada con la capacidad de la bacteria Mycobacterium leprae, responsable de la lepra, para sobrevivir en ambientes más frescos.

Las lesiones cutáneas que se observan en la lepra pueden variar en apariencia y tamaño. Las lesiones maculares son áreas pálidas y anestesiadas en la piel, lo que significa que han perdido la sensación táctil. Estas lesiones pueden tener un diámetro que va desde 1 a 10 cm. Por otro lado, también pueden aparecer nódulos eritematosos, que son bultos inflamados y enrojecidos en la piel, bien definidos y de 1 a 5 cm de diámetro. Estos nódulos pueden estar infiltrados, lo que significa que las células del sistema inmunológico se han acumulado en el área para combatir la infección. Además de estas lesiones, también puede presentarse infiltración cutánea difusa, donde el tejido de la piel se engrosa y se vuelve más firme en áreas más extensas.

Es importante destacar que estas lesiones cutáneas pueden variar según el tipo de lepra, ya que existen distintas formas clínicas de la enfermedad, como la lepra lepromatosa y la lepra tuberculoide, que tienen diferentes características y grados de afectación. La lepra lepromatosa suele estar asociada con una mayor cantidad de lesiones cutáneas y una evolución más maligna, mientras que la lepra tuberculoide tiende a ser menos progresiva y presenta menos lesiones cutáneas.

La infiltración y el engrosamiento de los nervios en la lepra pueden causar alteraciones neurológicas significativas. La enfermedad afecta especialmente los nervios periféricos, lo que lleva a síntomas como anestesia (pérdida de sensibilidad) en las áreas inervadas por esos nervios y anomalías motoras que afectan la función muscular.

La anestesia resultante es una característica común en la lepra y se debe a la afectación de los nervios sensoriales. Esto significa que los pacientes pueden perder la sensación táctil, térmica o dolorosa en las áreas afectadas. La pérdida de sensibilidad puede llevar a lesiones inadvertidas, ya que los pacientes pueden no sentir dolor en cortes, quemaduras u otras heridas, lo que puede retrasar el diagnóstico y aumentar el riesgo de complicaciones.

Las anomalías motoras son otro efecto de la infiltración nerviosa. La afectación de los nervios motores puede provocar debilidad muscular, pérdida de movimiento y dificultad para controlar ciertos músculos. Esto puede manifestarse como dificultad para mover las extremidades, problemas para caminar o dificultad para realizar actividades diarias.

La neuropatía cubital bilateral es una manifestación característica de la lepra. La neuropatía cubital es un tipo de neuropatía periférica que afecta el nervio cubital, que es responsable de la función motora y sensorial de la mano y el brazo. Cuando la neuropatía cubital es bilateral, significa que ambos brazos están afectados. Este síntoma es sugestivo de lepra y puede ayudar en el diagnóstico temprano de la enfermedad.

Si la lepra no se trata, la infiltración y afectación nerviosa pueden progresar y llevar a complicaciones graves. La desfiguración por infiltración cutánea y la afectación nerviosa pueden ser extremas y tener consecuencias devastadoras. Pueden aparecer úlceras tróficas, que son heridas crónicas que no cicatrizan y pueden llevar a la pérdida de tejido y a la formación de úlceras profundas. La resorción ósea también puede ocurrir, lo que significa que los huesos pueden debilitarse y erosionarse. Además, la pérdida de sensibilidad y la debilidad muscular pueden resultar en la pérdida de dedos y otras deformidades físicas.

La lepra se clasifica en dos tipos distintos en función de sus características clínicas y de laboratorio: lepromatosa y tuberculoide. Esta clasificación se basa en la respuesta inmunitaria del individuo a la infección por la bacteria Mycobacterium leprae.

 

Lepra lepromatosa

El tipo lepromatoso de lepra, también conocido como lepra multibacilar, ocurre en personas con inmunidad celular alterada. Esto significa que estas personas tienen un sistema inmunológico debilitado o alterado, lo que dificulta su capacidad para combatir eficazmente la infección causada por la bacteria Mycobacterium leprae.

La evolución de la lepra lepromatosa es progresiva y maligna, lo que significa que la enfermedad tiende a empeorar con el tiempo y puede tener un impacto grave en la salud del individuo afectado.

Las lesiones cutáneas asociadas con la lepra lepromatosa son nodulares, lo que significa que forman bultos o nódulos en la piel. Estas lesiones cutáneas pueden ser numerosas y generalmente están bien definidas. Además, la afectación de los nervios en la lepra lepromatosa es lenta y simétrica, lo que significa que ambos lados del cuerpo se ven afectados de manera similar. Los nervios periféricos pueden verse comprometidos a medida que la infección progresa, lo que resulta en una disminución de la sensibilidad y la función nerviosa en diferentes partes del cuerpo.

Los bacilos acidorresistentes son bacterias que pertenecen al género Mycobacterium, que también incluye a la bacteria que causa la tuberculosis. En la lepra lepromatosa, estos bacilos son abundantes en las lesiones cutáneas, lo que indica una alta carga bacteriana en el tejido afectado.

La prueba de lepromina cutánea, también conocida como prueba de Mitsuda, es una prueba de hipersensibilidad utilizada para diagnosticar la lepra. En el caso de la lepra lepromatosa, esta prueba suele ser negativa. Esto se debe a la debilidad del sistema inmunológico del individuo para generar una respuesta adecuada contra la infección por Mycobacterium leprae.

 

 

Lepra tuberculoide

n el tipo tuberculoide de lepra, también conocido como lepra paucibacilar, la inmunidad celular está intacta. Esto significa que el sistema inmunológico del individuo puede responder adecuadamente a la infección causada por la bacteria Mycobacterium leprae, lo que resulta en una evolución más benigna y menos progresiva de la enfermedad en comparación con la lepra lepromatosa.

Las lesiones cutáneas en la lepra tuberculoide son maculares, lo que significa que son áreas pálidas en la piel, a diferencia de las lesiones nodulares características de la lepra lepromatosa. Estas lesiones cutáneas pueden tener un tamaño variable y no son tan numerosas como en la lepra lepromatosa.

La afectación de los nervios en la lepra tuberculoide es intensa y se produce de manera súbita. Esto puede resultar en una afectación asimétrica de los nervios, lo que significa que un lado del cuerpo puede verse más afectado que el otro. La presencia de pocos bacilos en las lesiones cutáneas también es una característica distintiva de este tipo de lepra, lo que indica una carga bacteriana más baja en el tejido afectado.

La prueba de lepromina cutánea, también conocida como prueba de Mitsuda, es positiva en la lepra tuberculoide. Esto indica una respuesta inmunitaria adecuada contra la infección por Mycobacterium leprae.

Además de los dos tipos principales de lepra, también pueden presentarse casos intermedios, conocidos como “limítrofes”. Estos casos pueden mostrar características que no encajan claramente en ninguna de las categorías principales y pueden presentar una evolución clínica variable.

En cuanto a las complicaciones, la lepra tuberculoide puede presentar afectación ocular, como queratitis e iridociclitis, que son inflamaciones de la córnea y el iris respectivamente. También pueden aparecer úlceras nasales y epistaxis, que son úlceras en la nariz y sangrado nasal, respectivamente. Además, la lepra tuberculoide puede estar asociada con anemia y linfadenopatía, que es el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos debido a la respuesta inmunitaria del cuerpo ante la infección.

 

 

 

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