Opioides en el dolor relacionado con el cáncer

El dolor asociado con el cáncer puede ser debilitante y significativamente impactante en la calidad de vida de los pacientes. Los opioides se han convertido en un pilar fundamental en el manejo del dolor moderado a severo relacionado con el cáncer debido a su eficacia analgésica comprobada. La morfina, en particular, ha sido ampliamente utilizada como tratamiento de primera línea en esta población de pacientes.

La elección de los opioides fuertes, como la morfina, sobre los opioides débiles, como la codeína, se basa en la superioridad demostrada en términos de proporcionar una analgesia más adecuada. Esta diferencia en eficacia se ha observado en estudios controlados aleatorios (ECA) donde se ha demostrado que los opioides fuertes son más efectivos para controlar el dolor asociado con el cáncer.

Es importante destacar que, a medida que progresa el tratamiento del dolor relacionado con el cáncer, pueden surgir desafíos como la falta de control del dolor o la intolerancia a los efectos secundarios de los opioides utilizados. En tales casos, la rotación de opioides, es decir, el cambio a otro opioide, puede ser una estrategia apropiada. Este enfoque puede ayudar a optimizar el control del dolor al tiempo que se minimizan los efectos secundarios no deseados.

Además, existe evidencia moderada que respalda el uso de opioides administrados por vía epidural o intratecal para el manejo del dolor relacionado con el cáncer. Estas modalidades de administración, que implican la entrega directa de opioides al espacio epidural o intratecal, pueden ser especialmente beneficiosas en casos de dolor refractario o cuando se busca una analgesia más focalizada. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el acceso a este tipo de terapia requiere la intervención de clínicas especializadas en el manejo del dolor, así como la capacitación y experiencia adecuadas en su administración.

Homo medicus

Anatomía del hígado

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