El síndrome de dolor regional complejo (SDRC), anteriormente conocido como distrofia simpática refleja, es un trastorno poco común que afecta principalmente a las extremidades. Este trastorno se caracteriza por una inestabilidad autonómica y vasomotora, lo que implica alteraciones en la regulación del sistema nervioso autónomo que controlan funciones involuntarias del cuerpo, como la circulación sanguínea, la temperatura y la sudoración. Aunque el SDRC puede manifestarse en cualquier extremidad, suele presentarse con mayor frecuencia en las manos y está estrechamente asociado con la limitación del movimiento del hombro en el mismo lado del cuerpo, lo que da lugar a lo que se conoce como el «síndrome hombro-mano».
Manifestaciones clínicas
Los síntomas cardinales del SDRC incluyen dolor intenso y localizado, habitualmente en un brazo o una pierna, asociado a hinchazón, alteraciones en el color y la temperatura de la piel de la extremidad afectada, cambios en la textura de la piel y las uñas, así como limitación en el rango de movimiento de la articulación involucrada. Este dolor, a menudo de tipo quemante y muy intenso, se exacerba con estímulos mínimos, como un toque ligero. Además, la hinchazón no se limita a las articulaciones, sino que se extiende de manera difusa a lo largo de la extremidad afectada, lo que se describe como una «mano de guante de receptor» en casos típicos. Es importante destacar que los signos del SDRC no se limitan a la distribución de un solo nervio periférico, lo que lo diferencia de otros trastornos neuropáticos.
La mayoría de los casos de SDRC siguen a una cirugía o a un trauma físico directo, que suele ser de naturaleza relativamente menor, afectando los tejidos blandos, los huesos o los nervios de la extremidad. Aunque no se comprenden completamente los mecanismos subyacentes, se cree que la condición se origina en una respuesta anómala del sistema nervioso, que altera la comunicación entre el cerebro y la extremidad afectada. En este contexto, la movilización temprana de la zona afectada tras una lesión o cirugía reduce considerablemente la probabilidad de desarrollar este síndrome.
El SDRC avanza en varias fases. En las primeras etapas, se observa el dolor intenso, la hinchazón y los cambios en el color y la temperatura de la piel. Si no se trata, esta fase puede progresar hacia una atrofia y una distrofia de los tejidos, lo que resulta en una degeneración progresiva de la función motora y sensitiva. En este proceso, la radiografía eventualmente revela una osteopenia generalizada severa en la extremidad afectada, y las exploraciones con escáner óseo muestran una captación aumentada en la zona afectada, lo que indica una alteración en la perfusión sanguínea y la actividad metabólica del hueso.
Diagnóstico diferencial
El SDRC debe diferenciarse de otras afecciones que presentan síntomas similares, como la artritis reumatoide (AR), la obstrucción del conducto torácico o la mononeuritis múltiple, entre otras. En general, el SDRC no presenta síntomas sistémicos, lo que ayuda a descartarlo en algunas situaciones clínicas.
Tratamiento
El tratamiento temprano del síndrome de dolor regional complejo (SDRC) ofrece el mejor pronóstico para la recuperación, ya que permite una intervención antes de que el daño en los tejidos y las funciones de la extremidad afectada se vuelvan más severos y difíciles de tratar. En los casos leves de SDRC, los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) como el naproxeno (en dosis de 250 a 500 miligramos dos veces al día por vía oral) pueden ser efectivos para controlar el dolor y reducir la inflamación en las primeras etapas de la enfermedad. Estos medicamentos actúan al inhibir la síntesis de prostaglandinas, que son sustancias químicas en el cuerpo responsables de la inflamación y el dolor.
En los casos más graves, especialmente aquellos asociados con edema (hinchazón excesiva de la extremidad afectada), los corticosteroides como la prednisona, administrados en una dosis inicial de 30 a 60 miligramos por día durante dos semanas y luego reducidos gradualmente durante otras dos semanas, pueden ser útiles para reducir la inflamación y controlar los síntomas. Estos fármacos tienen un potente efecto antiinflamatorio y pueden ayudar a mejorar la movilidad y disminuir la incomodidad en las fases más avanzadas de la enfermedad.
El manejo del dolor es crucial en el tratamiento del SDRC, ya que el dolor intenso y crónico puede dificultar significativamente la rehabilitación física. El control adecuado del dolor permite que la fisioterapia sea más efectiva, lo que es esencial para restaurar la función y la movilidad de la extremidad afectada. Para esto, algunos pacientes pueden beneficiarse de fármacos antidepresivos como la nortriptilina, que se inicia en una dosis de 10 miligramos por vía oral a la hora de dormir y se aumenta gradualmente hasta 40 a 75 miligramos, según la respuesta del paciente. Los antidepresivos tricíclicos como la nortriptilina tienen efectos analgésicos que pueden ser útiles en el manejo del dolor neuropático, que es una característica prominente del SDRC.
Otra clase de medicamentos que puede ser beneficiosa son los anticonvulsivos, como el gabapentinoide gabapentina, administrada en una dosis inicial de 300 miligramos tres veces al día por vía oral. Estos medicamentos actúan modulando la actividad de los canales de calcio en el sistema nervioso, lo que ayuda a reducir la hiperexcitabilidad neuronal asociada con el dolor neuropático.
Además de los tratamientos farmacológicos, existen otras intervenciones que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar el pronóstico de los pacientes con SDRC. Los bifosfonatos, como el alendronato, la calcitonina, los bloqueos nerviosos regionales y la estimulación de la columna dorsal han sido reportados como tratamientos útiles en algunos casos. Estos enfoques buscan reducir la actividad anómala del sistema nervioso y restaurar la función normal de la extremidad afectada.
Prevención
En cuanto a la prevención, la suplementación con vitamina C (1 gramo por vía oral al día) puede desempeñar un papel en la prevención del SDRC en pacientes que se someten a procedimientos quirúrgicos conocidos por ser factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad, como reemplazos articulares totales de rodilla o cirugía de pie o tobillo. La vitamina C es un potente antioxidante que ayuda a la reparación del tejido conectivo y puede prevenir la sensibilización del sistema nervioso periférico, que es un factor importante en la patogénesis del SDRC.
Pronóstico
El pronóstico del SDRC depende en parte de la etapa en que se detectan las lesiones y de la extensión y gravedad de la enfermedad subyacente asociada. En general, los pacientes que reciben tratamiento temprano tienen una mayor probabilidad de una recuperación completa o de una mejora significativa en la función. Sin embargo, aquellos que presentan una enfermedad más avanzada o que no reciben un tratamiento adecuado en las fases iniciales pueden experimentar una progresión hacia la atrofia, la distrofia y la pérdida funcional permanente. Por lo tanto, la intervención temprana es clave para reducir la discapacidad a largo plazo y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por este trastorno debilitante.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Knudsen L et al. Subtypes of complex regional pain syndrome: a systematic review of the literature. Pain Rep. 2023;8:e1111. [PMID: 38027463]