¿Qué son las reacciones adversas a fármacos?

¿Qué son las reacciones adversas a fármacos?
¿Qué son las reacciones adversas a fármacos?

Los efectos secundarios pueden variar desde leves, como náuseas o somnolencia, hasta graves, como daño hepático o reacciones alérgicas graves. Este riesgo inherente de efectos secundarios se debe a múltiples factores, como la variabilidad genética entre individuos, las interacciones con otros medicamentos o sustancias, y la posibilidad de que los medicamentos afecten órganos o sistemas que no son el objetivo principal del tratamiento.

Uno de los desafíos más importantes con los efectos secundarios es que pueden manifestarse de manera similar a los síntomas de la enfermedad que se está tratando, lo que puede dificultar su identificación y manejo. Además, algunos efectos secundarios pueden no ser evidentes de inmediato y pueden desarrollarse con el uso prolongado del medicamento.

Los efectos adversos se clasifican en dos tipos generales.

  • El primero es consecuencia de la intensificación de una acción farmacológica buscada.
  • El segundo tipo proviene de los efectos tóxicos no vinculados con las acciones farmacológicas buscadas.

 

Efectos secundarios

Los medicamentos también causan efectos secundarios raros y graves como anomalías hematológicas, arritmias o disfunción de hígado o riñones. Los médicos deben tener cuidado al prescribir y administrar fármacos nuevos y tener siempre presente que puede haber efectos adversos que antes no se habían detectado. Algunas de las reacciones “adversas” (o efectos secundarios) sirven como base para la utilización de un medicamento con una nueva indicación.

Errores de administración

Los errores que cometen los pacientes al tomar los medicamentos prescritos, que pueden ser el origen de reacciones adversas. En pacientes con control estricto de medicamentos los errores disminuyen sin embargo aun estan presentes. Si el paciente hospitalizado recibe menos de seis productos diferentes, la probabilidad de una reacción adversa es de casi 5%; pero, si recibe más de 15 fármacos, dicha probabilidad es >40%.

También se han identificado reacciones adversas graves con las plantas medicinales y los compuestos que se obtienen sin prescripción médica.

 

Reacciones inmunitarias

Casi todos los fármacos son moléculas pequeñas y de bajo peso por lo que son escasamente inmunógenos. Para que surja la respuesta inmunitaria a un medicamento se necesita su activación in vivo y su unión covalente a proteínas, carbohidratos o ácidos nucleicos. La estimulación farmacológica de la producción de anticuerpos puede mediar en la lesión hística por varios mecanismos. El anticuerpo es capaz de atacar al fármaco si éste se une en forma covalente a una célula y con ello la destruye. Los fármacos, o sus metabolitos reactivos, pueden alterar el tejido del hospedador y volverlo antigénico, desencadenando así la aparición de autoanticuerpos.

La enfermedad del suero es consecuencia del depósito de complejos fármaco-anticuerpo circulantes en las superficies endoteliales, activando el complemento, y generando en forma local factores quimiotácticos que favorecen una respuesta inflamatoria en el sitio en que quedan atrapados los complejos.

Muchos fármacos desencadenan anafilaxia, con producción de IgE que se une a la membrana de los mastocitos. El contacto con un antígeno del medicamento desencadena una serie de fenómenos bioquímicos dentro del mastocito que libera mediadores y causa los signos característicos, como urticaria, sibilancias, congestión facial, rinorrea etc. Los fármacos también pueden inducir respuestas inmunitarias mediadas por células.

 

Detección

Las manifestaciones de las enfermedades inducidas por fármacos simulan con frecuencia a las manifestaciones de otras enfermedades, y un conjunto dado de éstas puede estar producido a la vez por fármacos distintos.

Es importante obtener los antecedentes farmacológicos del paciente para el diagnóstico. es frecuente que varios médicos traten al mismo paciente y que surjan combinaciones medicamentosas dobles, aditivas, contraproducentes o sinérgicas, si todos ellos desconocen los antecedentes farmacoterapéuticos del individuo.

Cuando se sospecha una reacción adversa, la interrupción del fármaco sospechoso seguida de la desaparición de la reacción es una prueba provisional de que el problema corresponde a un trastorno farmacoinducido. En el caso de reacciones adversas que dependen de la concentración del fármaco, la disminución de la dosis puede hacer que desaparezca la reacción, y el aumento, su reaparición. Los efectos secundarios de los fármacos con semividas largas necesitan mucho tiempo para desaparecer.

 

Ninguna reacción farmacológica debe catalogarse jamás de idiosincrásica; todas las reacciones tienen un mecanismo cuya comprensión es útil para orientar los futuros tratamientos con el fármaco en cuestión o con sus sucesores.

 

 

 

 

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