¿Qué es el hígado?

¿Qué es el hígado?
¿Qué es el hígado?

El hígado, una glándula anexa al sistema digestivo, ostenta la distinción de ser el órgano más voluminoso del cuerpo humano. Estratégicamente ubicado debajo del diafragma, se encuentra en la porción superior derecha del abdomen, superando al duodeno en posición y adelantándose al estómago. Su contribución al proceso digestivo se manifiesta a través de la secreción de bilis, un líquido verdoso esencial para la emulsificación y absorción de grasas en el duodeno.

La vascularización del hígado revela una red compleja. La sangre, portadora de oxígeno y nutrientes, accede al órgano mediante dos vías fundamentales: la arteria hepática, responsable de transportar sangre oxigenada, y la vena porta hepática, encargada de llevar sangre rica en nutrientes desde el sistema digestivo. Este intricado sistema vascular posiciona al hígado como un filtro eficiente, depurando la sangre de toxinas y productos de desecho.

No se limita el hígado a su función exocrina de secreción de bilis; más allá de ello, emerge como una glándula de secreción interna con diversas funciones. La producción y liberación de proteínas vitales en la sangre, tales como la albúmina y los factores de coagulación, destacan su rol endocrino. Este órgano no solo participa activamente en la digestión, sino que también regula el metabolismo de carbohidratos, grasas y proteínas, ejerciendo influencia sobre los niveles sanguíneos de glucosa y lípidos.

La salida de la sangre del hígado se realiza a través de las venas hepáticas, notables afluentes de la vena cava inferior. Este flujo modificado por el hígado impacta significativamente en el sistema circulatorio, consolidando su papel integral en la homeostasis del organismo.

 

Función del hígado

El hígado es considerado una glándula anexa al sistema digestivo debido a su función crucial en el proceso de digestión. Esta afirmación se basa en su papel en la producción y liberación de la bilis, un líquido verdoso que ayuda en la descomposición y absorción de las grasas en el intestino delgado.

El proceso de digestión de los alimentos grasos comienza en el estómago, donde se inicia la descomposición parcial de las grasas en pequeñas partículas. Sin embargo, estas partículas no pueden ser absorbidas directamente por el intestino delgado debido a su naturaleza insoluble en agua. Aquí es donde entra en juego el hígado y su función biliar.

El hígado produce constantemente bilis a través de las células hepáticas llamadas hepatocitos. La bilis se compone de agua, sales biliares, colesterol, pigmentos biliares y otras sustancias. Estos componentes ayudan a emulsionar las grasas, lo que significa que las dividen en pequeñas gotas y las dispersan en el contenido intestinal.

La bilis producida en el hígado se almacena y concentra en la vesícula biliar, una pequeña bolsa en forma de pera ubicada debajo del hígado. Cuando se necesita bilis durante el proceso de digestión, la vesícula biliar se contrae y libera la bilis a través del conducto biliar común hacia el duodeno, la primera porción del intestino delgado.

¿Qué es el hígado?

¿Qué es el hígado?

Cuando la bilis llega al duodeno, cumple varias funciones vitales en el proceso de digestión de las grasas. En primer lugar, las sales biliares presentes en la bilis ayudan a emulsionar aún más las grasas, lo que las convierte en partículas más pequeñas y más fácilmente accesibles para las enzimas digestivas. Esto aumenta la superficie de contacto entre las grasas y las enzimas, acelerando la digestión y absorción de las grasas.

Además de su función emulsionante, la bilis también ayuda en la absorción de ácidos grasos y vitaminas liposolubles, como las vitaminas A, D, E y K. Las sales biliares se combinan con los ácidos grasos y las vitaminas liposolubles para formar micelas, que son estructuras esféricas que facilitan su transporte a través de la membrana celular del intestino delgado para su absorción.

Por lo tanto, el hígado, al producir y liberar la bilis, juega un papel fundamental en la digestión y absorción adecuada de las grasas. Sin la bilis, la digestión de las grasas se vería comprometida, lo que podría afectar negativamente la absorción de nutrientes esenciales y causar problemas de salud.

Además de su función biliar, el hígado tiene muchas otras funciones vitales para el organismo. Algunas de estas funciones incluyen el metabolismo de los nutrientes, la desintoxicación de sustancias nocivas, la síntesis de proteínas, el almacenamiento de glucógeno, vitaminas y minerales, y la producción de factores de coagulación. Estas múltiples funciones hacen del hígado un órgano vital para la salud en general.

 

 

 

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