Tratamiento quirúrgico del cáncer de mama

Tratamiento quirúrgico del cáncer de mama
Tratamiento quirúrgico del cáncer de mama

El tratamiento quirúrgico del cáncer de mama ha experimentado avances significativos en las últimas décadas, particularmente en la opción de terapia conservadora de la mama, también conocida como mastectomía parcial o lumpectomía. Esta estrategia, respaldada por múltiples estudios clínicos y ensayos aleatorizados, ha demostrado ser igualmente eficaz que las intervenciones quirúrgicas más radicales en cuanto a los resultados de supervivencia.

Diversos ensayos de gran envergadura, como los realizados en Milán y el NSABP (National Surgical Adjuvant Breast and Bowel Project), han revelado que las tasas de supervivencia libre de enfermedad y de supervivencia general en pacientes con cáncer de mama en estadios I y II son comparables entre aquellos tratados con mastectomía parcial, que incluye lumpectomía conservadora de la mama acompañada de disección axilar y radioterapia, y aquellos tratados con mastectomía radical modificada, la cual implica la extirpación total de la mama junto con la disección axilar. Estos hallazgos sugieren que, en muchos casos, la conservación de la mama es una alternativa viable y eficaz frente a la mastectomía total, lo que permite preservar la anatomía mamaria de la paciente sin comprometer su pronóstico clínico.

El tamaño del tumor es un factor clave en la evaluación de la viabilidad de la conservación de la mama. De acuerdo con los resultados de los ensayos clínicos, como el ensayo de lumpectomía de NSABP, se ha determinado que los pacientes con tumores de hasta 4 cm pueden ser candidatos para la terapia conservadora. Sin embargo, para que la paciente obtenga un resultado cosmético satisfactorio, es crucial que la mama tenga un tamaño adecuado. Esto se debe a que, para garantizar la extirpación del tumor de 4 cm sin provocar deformidades estéticas significativas, es necesario que la mama sea lo suficientemente grande. Por lo tanto, el tamaño del tumor es considerado más bien una contraindicación relativa, ya que la decisión sobre la viabilidad de la conservación de la mama también depende de la capacidad de realizar una cirugía que preserve la forma y apariencia de la mama.

Además, los tumores subareolares, aunque pueden resultar difíciles de extirpar sin causar deformidad, no se consideran una contraindicación absoluta para la conservación de la mama. La técnica quirúrgica utilizada puede modificar la estrategia para evitar alteraciones estéticas, y, en muchos casos, es posible realizar una resección adecuada del tumor sin comprometer la forma de la mama. En este sentido, la conservación de la mama no solo depende del tamaño y la localización del tumor, sino también de la experiencia del equipo quirúrgico y las capacidades de planificación de la intervención, lo que permite preservar tanto la función como la estética mamaria en la mayoría de los casos.

Consideraciones estéticas

Las técnicas oncoplásticas, que integran los principios de la cirugía plástica y reconstructiva con los de la cirugía oncológica, han revolucionado el tratamiento del cáncer de mama, permitiendo la resección de tumores grandes mientras se obtienen resultados cosméticos excepcionales. Estas técnicas se basan en la capacidad de realizar una excisión quirúrgica completa y segura del tumor, a la vez que se utiliza el enfoque de la cirugía reconstructiva para preservar o restaurar la apariencia natural de la mama. A diferencia de los enfoques tradicionales, que podían implicar la pérdida de una gran cantidad de tejido mamario y, por ende, deformidades estéticas, las técnicas oncoplásticas permiten una resección de tumores más grandes sin comprometer la forma y el contorno de la mama.

El principio fundamental de la cirugía oncoplástica es el uso de la resección de tejidos tumorales en combinación con técnicas plásticas que remodelan la mama después de la extirpación del tumor. Esto no solo permite la eliminación completa del cáncer, sino que también favorece la reconstrucción estética de la mama, ayudando a mantener la simetría y la forma deseada. Las técnicas oncoplásticas incluyen procedimientos como la mamoplastia reductiva, la mamoplastia de aumento y la remodelación de los tejidos circundantes para mejorar el resultado cosmético. La capacidad de realizar una cirugía segura y al mismo tiempo preservar la estética de la mama ha sido respaldada por una gran cantidad de estudios clínicos, que demuestran la efectividad de este enfoque tanto en términos de control local del cáncer como en la satisfacción de las pacientes.

Sin embargo, hay factores clínicos que pueden influir en la elegibilidad para la cirugía conservadora de la mama. La multifocalidad clínicamente detectable, que implica la presencia de varios tumores en diferentes áreas de la misma mama, es una contraindicación relativa para la terapia conservadora, ya que puede dificultar la resección completa de los tumores sin comprometer la estética mamaria. En estos casos, la decisión de proceder con una mastectomía o con una cirugía conservadora depende de la extensión de la multifocalidad y la capacidad para realizar una resección adecuada sin dejar tejido mamario afectado por el cáncer. De manera similar, la fijación del tumor a la pared torácica o la piel, así como el involucramiento del pezón o la piel sobrepuesta por el tumor, son factores que pueden hacer que la cirugía conservadora sea difícil o no indicada, ya que podría resultar en defectos significativos que comprometan la apariencia y funcionalidad de la mama. No obstante, investigaciones recientes han sugerido que, en algunos casos, puede ser posible tratar tumores primarios múltiples o recurrentes dentro de la misma mama mediante la terapia conservadora, lo que implica un enfoque más individualizado y flexible en la planificación quirúrgica.

Es importante señalar que, en última instancia, la decisión sobre lo que es cosméticamente aceptable debe ser tomada por la paciente. Aunque el cirujano tiene la responsabilidad de informar sobre los posibles resultados estéticos y funcionales de la cirugía, la paciente es la que debe tener la oportunidad de decidir sobre las opciones disponibles en función de sus expectativas personales y de su bienestar emocional. La intervención quirúrgica debe ser un proceso compartido en el que se considere tanto el éxito oncológico como la calidad de vida postquirúrgica.

Un historial de radioterapia previa en la mama ipsilateral o en la pared torácica representa generalmente una contraindicación para la conservación de la mama. La radioterapia puede alterar la estructura del tejido mamario, lo que puede dificultar la capacidad de curación del tejido y aumentar el riesgo de efectos secundarios adversos, como fibrosis o necrosis, tras una segunda cirugía. Sin embargo, la irradiación acelerada parcial de la mama ha demostrado que, en algunos casos, es posible administrar una segunda sesión de irradiación mamaria, lo que brinda más opciones para las pacientes con antecedentes de radioterapia. Esta modalidad de tratamiento permite una irradiación más focalizada y menos dañina para los tejidos circundantes, lo que puede hacer viable una segunda intervención conservadora de la mama en determinados casos.

Disección de ganglios

La disección axilar ha sido un pilar fundamental en la estadificación del cáncer de mama y en la planificación del tratamiento adyuvante, incluyendo la radioterapia y la terapia sistémica. Este procedimiento consiste en la extirpación de los ganglios linfáticos axilares, que son los principales puntos de drenaje linfático de la mama. La diseminación del cáncer a estos ganglios linfáticos es un indicador importante de la extensión de la enfermedad, lo que permite a los oncólogos clasificar el cáncer según su estadio y, en consecuencia, decidir las opciones terapéuticas más adecuadas. Además, el análisis histológico de los ganglios linfáticos axilares permite definir la necesidad de una terapia sistémica, como la quimioterapia, que es particularmente relevante si hay evidencia de metástasis en los ganglios.

En los últimos años, el mapeo linfático intraoperatorio ha surgido como una herramienta clave en la identificación de los ganglios linfáticos más propensos a contener metástasis. Este mapeo se realiza durante la cirugía, y mediante el uso de un colorante o una sustancia radiactiva, se localiza el primer ganglio linfático en el que drena la linfa desde el tumor, conocido como ganglio centinela. La biopsia del ganglio centinela se ha consolidado como una alternativa válida y menos invasiva en comparación con la disección axilar convencional, especialmente en pacientes que no presentan evidencia clínica de metástasis en los ganglios axilares. Si el ganglio centinela no muestra signos de metástasis, la probabilidad de que los demás ganglios linfáticos axilares también estén libres de enfermedad es muy alta, lo que hace innecesario proceder con una disección axilar completa.

La biopsia del ganglio centinela ha demostrado ser una herramienta eficaz para evitar intervenciones quirúrgicas más extensas en casos seleccionados. Si los ganglios centinelas están libres de metástasis, se puede omitir la disección axilar sin comprometer la precisión en la estadificación del cáncer o los resultados a largo plazo. De hecho, en mujeres cuyos ganglios centinelas no contienen tumor o en aquellas con uno o dos ganglios centinelas involucrados, y que son tratadas con lumpectomía, irradiación mamaria y terapia sistémica adyuvante, la omisión de la disección axilar es considerada aceptable. Este enfoque no solo reduce la morbilidad asociada con la cirugía, como el linfedema, sino que también mejora la calidad de vida de las pacientes sin afectar negativamente la tasa de supervivencia.

En cuanto al tratamiento quirúrgico, la cirugía conservadora de la mama seguida de biopsia del ganglio centinela y radioterapia se considera la opción preferida para las pacientes con cáncer de mama en estadios tempranos. La combinación de una intervención quirúrgica menos invasiva, como la lumpectomía, junto con la radioterapia, ha demostrado ser tan efectiva como la mastectomía en términos de control local del cáncer y supervivencia general. A pesar de los resultados consistentes de numerosos ensayos aleatorizados que demuestran que no hay una ventaja significativa en la supervivencia entre la mastectomía y la mastectomía parcial conservadora de la mama con radioterapia, así como entre la disección axilar y la biopsia del ganglio centinela, estos procedimientos conservadores siguen estando subutilizados en la práctica clínica.

Esta subutilización puede deberse a una variedad de factores, incluyendo la preferencia de algunos cirujanos por realizar procedimientos más tradicionales o la falta de familiaridad con las técnicas más recientes de mapeo linfático y biopsia del ganglio centinela. Sin embargo, la evidencia acumulada respalda la eficacia y seguridad de los procedimientos conservadores, y su mayor implementación podría mejorar los resultados clínicos y la calidad de vida de las pacientes con cáncer de mama en estadios tempranos.

Mastectomía

La mastectomía radical modificada fue, durante muchos años, el tratamiento estándar para el cáncer de mama en estadios tempranos. Esta intervención quirúrgica implica la extirpación completa de la mama, que incluye no solo el tejido mamario, sino también la piel sobrepuesta, el pezón y el complejo areolar, junto con la fascia pectoral subyacente y los ganglios linfáticos axilares en continuidad. El principal beneficio de la mastectomía radical modificada radica en la certeza de que la mama y los ganglios linfáticos afectados por el cáncer son completamente extirpados. En muchos casos, esta operación puede evitar la necesidad de radioterapia, lo que constituye una ventaja significativa, aunque en situaciones específicas —como cuando los ganglios linfáticos están comprometidos por metástasis o cuando el tumor primario tiene un tamaño mayor a 5 centímetros— la radioterapia puede seguir siendo necesaria para asegurar un control completo de la enfermedad.

No obstante, a pesar de sus ventajas en términos de extirpación total del cáncer, la mastectomía radical modificada presenta desventajas importantes, especialmente en lo que respecta al impacto estético y psicológico. La pérdida de la mama puede tener efectos devastadores en la autoestima y bienestar emocional de la paciente, lo que hace que este tipo de cirugía sea una experiencia profundamente traumática para muchas mujeres. Estos factores psicosociales han llevado a una constante evolución en las técnicas quirúrgicas y la búsqueda de alternativas que no solo ofrezcan resultados oncológicos exitosos, sino que también consideren la calidad de vida postquirúrgica de las pacientes.

La mastectomía radical, que implica la extirpación también del músculo pectoral subyacente, ha sido relegada a un enfoque mucho menos frecuente, dado su carácter más invasivo y sus implicaciones adicionales tanto en términos de recuperación como en cuanto a la alteración de la anatomía de la paciente. Esta intervención solo se realiza en casos excepcionales, cuando la invasión del tumor es tan extensa que la extirpación del músculo pectoral es esencial para un control completo del cáncer.

Por otro lado, la disección de los ganglios linfáticos axilares no es indicada en el tratamiento de cánceres no invasivos, como el carcinoma in situ, ya que las metástasis en los ganglios linfáticos son extremadamente raras en estos casos. Esto refleja un cambio hacia un enfoque menos agresivo y más personalizado en la cirugía del cáncer de mama, con un mayor énfasis en la preservación de tejidos y la minimización de las complicaciones quirúrgicas.

En los últimos años, la mastectomía ha evolucionado hacia técnicas que buscan conservar tanto la piel de la mama como el complejo areolar-pezón, lo que ha permitido obtener resultados cosméticos y oncológicos significativamente mejores. Estas mastectomías, que conservan la piel y, en algunos casos, el complejo areolar-pezón, son especialmente valiosas porque proporcionan a las pacientes una apariencia más natural y menos traumática después de la cirugía. Sin embargo, este enfoque no es adecuado para todos los pacientes. En aquellos casos en los que el tumor se encuentra muy cerca de la piel o incluso la involucra directamente, o cuando el tumor está directamente debajo del complejo areolar-pezón, la conservación de estos tejidos puede ser impracticable o contraproducente, ya que el riesgo de recurrencia tumoral podría aumentar. En tales situaciones, la mastectomía radical modificada o el uso de otras técnicas quirúrgicas será necesario para garantizar la extirpación completa del cáncer.

Un aspecto fundamental en la toma de decisiones para las pacientes que eligen o necesitan someterse a una mastectomía es la reconstrucción mamaria, la cual puede realizarse de manera inmediata o diferida. La reconstrucción mamaria es una opción que debe ser considerada cuidadosamente, ya que tiene un impacto directo sobre la calidad de vida de la paciente. Es esencial que los pacientes reciban una orientación adecuada sobre las opciones de reconstrucción mamaria, y por ello, es recomendable que tengan una consulta con un cirujano plástico reconstructivo antes de tomar una decisión definitiva. Esta consulta debe incluir una discusión detallada sobre las opciones disponibles, los beneficios y los posibles riesgos asociados a cada una de ellas. El tiempo invertido en educar a las pacientes y sus familias sobre estas opciones antes de la cirugía es invaluable, ya que les permite tomar decisiones informadas que no solo consideren el tratamiento oncológico, sino también sus expectativas estéticas y emocionales en el futuro.

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Bartels SAL et al. Radiotherapy or surgery of the axilla after a positive sentinel node in breast cancer: 10-year results of the randomized controlled EORTC 10981-22023 AMAROS trial. J Clin Oncol. 2023;41:2159. [PMID: 36383926]

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