Vascularización de las articulaciones
La vascularización de las articulaciones es crucial para suministrar sangre y nutrientes a los tejidos articulares, así como para drenar los productos de desecho y el exceso de líquido.
Las arterias son responsables de llevar sangre rica en oxígeno y nutrientes a las articulaciones. En las grandes articulaciones de los miembros, las arterias provienen de los grandes troncos arteriales que se encuentran por encima, por los lados y por debajo de la articulación. Estas arterias se ramifican y se anastomosan entre sí para formar círculos periarticulares. Estos círculos tienen una función supletoria importante y pueden proporcionar flujo sanguíneo adicional en caso de obstrucción o lesión de una arteria principal.
Las venas acompañan a las arterias y se encargan de drenar la sangre desoxigenada y los productos de desecho de la articulación. Estas venas son satélites de las arterias y forman una red venosa que recoge la sangre de la articulación y la lleva de regreso hacia los vasos sanguíneos principales.
En cuanto al sistema linfático, se encuentra presente en la sinovial de la articulación. En esta área, los vasos linfáticos forman un plexo de mallas irregulares con prolongaciones ciegas. En la cápsula articular, la presencia de redes linfáticas es menos abundante. El contenido linfático de los plexos se drena hacia los ganglios linfáticos regionales a través de vasos linfáticos valvulares que acompañan a los principales vasos sanguíneos de la región.
Es importante destacar que no todas las estructuras articulares tienen una vascularización y drenaje linfático desarrollados. Por ejemplo, los cartílagos articulares no poseen vasos sanguíneos ni vasos linfáticos, y su nutrición se lleva a cabo principalmente por imbibición a través del líquido sinovial.
Anatomía del hígado
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