Contraindicaciones de la vacunación contra el sarampión

Contraindicaciones de la vacunación contra el sarampión
Contraindicaciones de la vacunación contra el sarampión

La vacuna contra el sarampión, aunque generalmente segura, presenta contraindicaciones que deben ser consideradas para garantizar la salud y seguridad de las personas.

Sarampión

El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa originada por el virus del sarampión, un miembro del género Morbillivirus. Esta infección se propaga fácilmente a través del contacto directo y las pequeñas partículas en el aire que son liberadas cuando una persona infectada tose o estornuda. Aunque puede afectar a personas de todas las edades, es más común en niños.

Los síntomas característicos del sarampión incluyen fiebre alta, seguida por el desarrollo de una erupción cutánea roja y manchada que comienza en la cara y se extiende al resto del cuerpo. Además de la fiebre y la erupción, la enfermedad se manifiesta con tos persistente, conjuntivitis (inflamación de los ojos), secreción nasal, pérdida de apetito, fatiga y malestar general.

El sarampión puede resultar peligroso debido a las complicaciones que puede provocar, como infecciones respiratorias (otitis media y neumonía), complicaciones neurológicas (como encefalitis, que puede dar lugar a daño cerebral) y complicaciones oculares, entre otras. La enfermedad puede ser especialmente grave en individuos con sistemas inmunológicos debilitados, mujeres embarazadas y bebés menores de un año.

La prevención del sarampión se logra mejor a través de la vacunación. La vacuna triple viral (SRP), que proporciona protección contra el sarampión, la rubéola y la parotiditis, es una parte esencial de los programas de inmunización en todo el mundo. La vacunación masiva ha desempeñado un papel fundamental en la drástica reducción de la incidencia del sarampión y sus complicaciones. Sin embargo, mantener altas tasas de vacunación es crucial para prevenir brotes y proteger a aquellos que no pueden recibir la vacuna por diversas razones.

 

Vacuna contra el sarampión

La vacuna contra el sarampión es típicamente administrada como parte de la vacuna triple viral (SRP), que también protege contra la rubéola y la parotiditis. Está compuesta por un virus vivo atenuado del sarampión que ha sido modificado para ser menos virulento, lo que significa que tiene la capacidad de inducir una respuesta inmunológica sin causar la enfermedad en sí.

El virus atenuado en la vacuna provoca una respuesta inmunitaria en el cuerpo, que incluye la producción de anticuerpos específicos contra el sarampión. Estos anticuerpos son esenciales para combatir el virus en caso de exposición posterior, lo que confiere inmunidad al individuo vacunado. La inmunización no solo protege al individuo contra la enfermedad, sino que también contribuye a la prevención de la propagación del virus en la comunidad.

Es importante destacar que la vacuna contra el sarampión ha sido parte integral de los programas de inmunización en todo el mundo, contribuyendo significativamente a la reducción de la incidencia de la enfermedad y sus complicaciones. La estrategia de vacunación masiva ha sido fundamental para alcanzar y mantener altos niveles de inmunidad colectiva, lo que ayuda a prevenir brotes y protege a las personas que no pueden recibir la vacuna por diversas razones.

 

Contraindicaciones de la vacunación contra el sarampión

Las contraindicaciones de la vacuna contra el sarampión en ciertos grupos de personas se sustenta en consideraciones fundamentales de seguridad y eficacia. En el caso de las embarazadas, se evita la administración durante el embarazo, principalmente en el primer trimestre, para minimizar cualquier riesgo potencial para el feto, aunque no haya evidencia sólida de daño fetal asociado con la vacuna. La recomendación es posponer la vacunación hasta después del parto.

Contraindicaciones de la vacunación contra el sarampión

Contraindicaciones de la vacunación contra el sarampión

En situaciones de enfermedades febriles agudas moderadas o graves, la vacunación se posterga. La fiebre, común en tales situaciones, puede interferir con la respuesta inmunitaria y, en algunos casos, exacerbar los síntomas. Por tanto, se prefiere esperar hasta que la persona se recupere antes de administrar la vacuna.

Para aquellos con alteración de la función inmunitaria, como aquellos bajo tratamiento inmunosupresor o con enfermedades inmunocomprometedoras, la vacuna puede no ser tan efectiva y existe el riesgo teórico de replicación del virus vacunal, pudiendo causar enfermedad en individuos con sistemas inmunológicos debilitados.

No obstante, se hace una excepción para personas con infección por el VIH no gravemente inmunodeprimidas. En este grupo, la vacuna contra el sarampión se considera segura y se alienta, ya que el riesgo aumentado de complicaciones por sarampión en individuos con VIH justifica la vacunación.

Estas contraindicaciones se basan en una evaluación individual del riesgo y el beneficio, considerando la situación clínica específica de cada persona. Aunque son precauciones temporales, la seguridad y eficacia de las vacunas se monitorean de manera continua para garantizar una protección óptima y segura de la población.

 

 

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