Detección de neoplasias colorrectales
Detección de neoplasias colorrectales

Detección de neoplasias colorrectales

El cribado para neoplasias colorrectales representa un modelo paradigmático de intervención preventiva en salud pública debido a una confluencia de factores clínicos, epidemiológicos y biológicos que lo hacen especialmente eficaz. El cáncer colorrectal, además de ser una de las neoplasias malignas más frecuentes a nivel mundial, posee una tasa de letalidad considerable, con una mortalidad cercana al cincuenta por ciento en aquellos casos diagnosticados en etapas avanzadas. No obstante, cuando esta enfermedad es detectada precozmente, sus tasas de curación aumentan de manera significativa, lo cual subraya la importancia de establecer estrategias de detección oportuna en la población general.

Una de las características más relevantes del cáncer colorrectal es su desarrollo progresivo a partir de lesiones precursoras benignas, como los pólipos adenomatosos y las lesiones serradas. Estas estructuras histológicamente alteradas pueden permanecer asintomáticas durante largos períodos —frecuentemente años o incluso décadas— antes de transformarse en carcinomas invasivos. Esta larga ventana de latencia proporciona una oportunidad excepcional para la intervención preventiva mediante la identificación y extirpación endoscópica de estas lesiones, lo cual ha demostrado reducir de manera sustancial la incidencia y mortalidad del cáncer colorrectal.

El respaldo a la implementación del cribado proviene de un amplio consenso entre instituciones científicas y sociedades médicas especializadas. Organismos como la Fuerza de Tareas de Servicios Preventivos de los Estados Unidos, la Sociedad Americana contra el Cáncer, la Red Nacional Integral del Cáncer y múltiples asociaciones profesionales de gastroenterología y cirugía colorrectal coinciden en la necesidad de ofrecer alguna modalidad de cribado a toda la población adulta comprendida entre los cuarenta y cinco y setenta y cinco años. Esta recomendación refleja un equilibrio entre la eficacia clínica, la aceptabilidad social y la eficiencia económica de las estrategias de detección, aunque continúan existiendo debates acerca del método más costo-efectivo para implementarlas a gran escala.

Además, en años recientes se ha observado un incremento en la incidencia de cáncer colorrectal en adultos menores de cincuenta años, fenómeno que ha motivado una reevaluación de las políticas de cribado. Como respuesta, guías actualizadas —entre ellas las del Colegio Americano de Gastroenterología, la Fuerza de Tareas de Servicios Preventivos, la Sociedad Americana contra el Cáncer y el Grupo de Trabajo Multisocietario de Estados Unidos— han recomendado iniciar el cribado en individuos asintomáticos y de riesgo promedio a partir de los cuarenta y cinco años. Asimismo, se promueve la vigilancia aún más temprana en sujetos con factores de riesgo elevados, como antecedentes personales de enfermedades inflamatorias intestinales, colangitis esclerosante primaria o historia familiar de neoplasias colorrectales en familiares de primer grado.


Recomendaciones actuales para el cribado del cáncer colorrectal

Las recomendaciones actuales para el cribado del cáncer colorrectal se fundamentan en criterios científicos sólidos y actualizaciones recientes de guías clínicas, como las emitidas por la Fuerza de Tareas de Servicios Preventivos de los Estados Unidos en 2021 y por la Sociedad Americana contra el Cáncer en 2018. Estas directrices han sido adaptadas para contemplar tanto a individuos de riesgo promedio como a aquellos con antecedentes familiares relevantes, en un intento por maximizar el impacto preventivo de las intervenciones diagnósticas, reducir la mortalidad por esta neoplasia y promover un abordaje personalizado en función del riesgo individual.

En el caso de la población considerada de riesgo promedio —es decir, adultos sin antecedentes personales o familiares significativos de neoplasia colorrectal, ni enfermedades predisponentes como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn— se recomienda iniciar el cribado sistemático a partir de los cuarenta y cinco años. Esta edad refleja un cambio significativo con respecto a guías anteriores, impulsado por el incremento sostenido de la incidencia de cáncer colorrectal en adultos jóvenes. Las opciones de cribado aprobadas para este grupo son variadas, lo cual permite una selección adaptada a las preferencias del paciente, la disponibilidad de recursos y los factores clínicos individuales.

Entre los métodos no invasivos destacan la prueba inmunoquímica fecal, que detecta hemoglobina humana en las heces, y se recomienda realizarla de manera anual, y la prueba de sangre oculta en heces de alta sensibilidad (como el Hemoccult SENSA), también con periodicidad anual. Otra opción válida es la prueba de ADN fecal combinada con análisis inmunoquímico, que se puede realizar cada uno a tres años. Estos métodos permiten la detección de indicios indirectos de lesiones colorrectales, como el sangrado microscópico o la presencia de alteraciones genéticas asociadas a neoplasias.

Por otro lado, los procedimientos visuales permiten una evaluación directa del colon y la detección y extirpación inmediata de pólipos. Entre estos se encuentra la sigmoidoscopia flexible, que examina el recto y el colon distal cada cinco años; la colonografía por tomografía computarizada, también cada cinco años; y la colonoscopia total, considerada el estándar de oro, que permite visualizar toda la mucosa colónica y se recomienda con una periodicidad de diez años en individuos de riesgo promedio con resultados normales.

Cuando se trata de personas con antecedentes familiares de primer grado afectados por cáncer colorrectal o adenomas avanzados, las recomendaciones cambian de manera significativa. En los casos en que el familiar fue diagnosticado a los sesenta años o más, se aconseja iniciar el cribado a los cuarenta años, siguiendo las pautas estándar para personas de riesgo promedio, aunque con preferencia por la colonoscopia como método primario, dada su mayor sensibilidad y capacidad terapéutica. En contraste, si el diagnóstico del familiar ocurrió antes de los sesenta años, o si hay dos familiares de primer grado afectados, el cribado debe comenzar a los cuarenta años o diez años antes de la edad en que se diagnosticó al familiar más joven, eligiéndose la opción que ocurra antes. En estas circunstancias, se recomienda la colonoscopia con una frecuencia quinquenal, dada la mayor probabilidad de desarrollar lesiones avanzadas en un menor intervalo de tiempo.

En adultos de entre setenta y seis y ochenta y cinco años, las recomendaciones de cribado deben individualizarse teniendo en cuenta la salud general del paciente, su esperanza de vida, las preferencias personales y los resultados previos de cribado. En este rango etario, los beneficios potenciales deben sopesarse cuidadosamente frente a los riesgos y las limitaciones del procedimiento.


Implementación de programas de cribado

La implementación de programas de cribado para el cáncer colorrectal debe guiarse no solo por principios de eficacia diagnóstica y prevención, sino también por un análisis riguroso del equilibrio entre riesgos y beneficios. Esta consideración se torna particularmente relevante en individuos de edad avanzada, especialmente aquellos que presentan enfermedades crónicas concomitantes o una esperanza de vida limitada. En estos casos, la probabilidad de que el cribado conduzca a un beneficio clínico real, como la prevención de una neoplasia avanzada o la mejora en la supervivencia, puede verse reducida en comparación con el riesgo asociado a los procedimientos diagnósticos o a las posibles intervenciones terapéuticas posteriores.

Por este motivo, la realización sistemática de cribado no se recomienda de forma rutinaria en adultos mayores de setenta y cinco años. Sin embargo, entre los setenta y seis y ochenta y cinco años, las guías clínicas sugieren que la decisión debe individualizarse, considerando factores como el estado general de salud del paciente, su funcionalidad física y cognitiva, así como su historial previo de cribado. Un paciente que ha tenido un seguimiento regular y negativo puede no beneficiarse de nuevas evaluaciones, mientras que otro que nunca ha sido sometido a un estudio podría aún obtener ventajas significativas, siempre y cuando su condición clínica lo permita.

Adicionalmente, los antecedentes familiares desempeñan un papel crucial en la estratificación del riesgo de cáncer colorrectal. Los individuos con familiares de primer grado diagnosticados con neoplasias colorrectales —ya sea cáncer o pólipos adenomatosos avanzados— presentan un riesgo incrementado de desarrollar la enfermedad. Por esta razón, la mayoría de las guías recomiendan iniciar el cribado en estos pacientes entre los cuarenta y los cincuenta años, o bien diez años antes de la edad a la que fue diagnosticado el familiar más joven, eligiendo la edad que ocurra primero. Esta estrategia permite intervenir en fases más tempranas del desarrollo neoplásico y reducir significativamente la morbimortalidad asociada.

En cuanto a las herramientas diagnósticas disponibles, estas pueden agruparse en dos grandes categorías: por un lado, las pruebas basadas en muestras fecales, que detectan indicios bioquímicos o moleculares de lesiones neoplásicas; y por otro, los métodos que permiten la visualización directa o indirecta del colon, ya sea mediante endoscopía o técnicas de imagen radiológica. Las pruebas fecales, como la prueba inmunoquímica fecal, son menos invasivas, de fácil administración y apropiadas para su repetición frecuente, lo que las convierte en una opción accesible y viable en entornos con recursos limitados. Por su parte, la colonoscopia ofrece la ventaja de visualizar toda la mucosa colónica, detectar lesiones sutiles y permitir la intervención terapéutica inmediata, aunque conlleva riesgos inherentes al procedimiento, como sangrado o perforación, y requiere preparación intestinal y sedación.

Las sociedades científicas, como el Grupo Multisocietario de los Estados Unidos y el Colegio Americano de Gastroenterología, han identificado tanto la prueba inmunoquímica fecal como la colonoscopia como las modalidades preferidas dentro de sus respectivas categorías. No obstante, el valor predictivo y la eficacia potencial de cualquier herramienta diagnóstica dependen en última instancia de su aceptación y cumplimiento por parte del paciente. Por ello, se considera que el “mejor” test no es necesariamente el más sensible o específico, sino aquel que el paciente está dispuesto a realizar y, sobre todo, completar.

Para aumentar la tasa de participación en los programas de cribado, se ha demostrado que intervenciones como los recordatorios automatizados, el contacto directo por parte del personal de salud y la educación centrada en el paciente pueden ser estrategias altamente efectivas. Estas medidas no solo mejoran la adherencia, sino que también fomentan una mayor conciencia sobre la importancia de la prevención del cáncer colorrectal y permiten establecer una relación médico-paciente más colaborativa y orientada a la toma de decisiones compartidas.


Pruebas basadas en heces

Las pruebas basadas en heces constituyen una categoría fundamental dentro del espectro de herramientas utilizadas para el cribado del cáncer colorrectal, especialmente por su carácter no invasivo, su facilidad de administración y su adecuación para la detección periódica en poblaciones amplias. Estas pruebas se basan en la premisa de que tanto los cánceres colorrectales como los adenomas avanzados tienden a provocar un sangrado microscópico crónico u otros cambios celulares detectables en el contenido fecal.

1. Prueba de sangre oculta en heces

La sangre oculta en heces se refiere a la presencia de sangre no visible macroscópicamente que puede estar presente en las deposiciones de pacientes con neoplasias colorrectales. Las pruebas diseñadas para detectar esta sangre se clasifican, principalmente, en dos tipos: las pruebas basadas en guayaco (gFOBT) y las pruebas inmunoquímicas fecales (FIT, por sus siglas en inglés).

a. Guayaco (gFOBT)

Las pruebas guayaco-básicas, como Hemoccult SENSA, detectan la actividad pseudoperoxidasa del grupo hemo presente en la hemoglobina, lo cual provoca un cambio de color cuando se oxida en presencia de peróxido de hidrógeno. Estas pruebas pueden detectar tanto sangre humana como de origen animal o incluso compuestos vegetales que presenten actividad peroxidasa, lo que genera una alta tasa de resultados falsos positivos, particularmente si el paciente no ha seguido restricciones dietéticas específicas antes de la toma de muestra. A pesar de haber sido ampliamente utilizadas en décadas anteriores, las limitaciones en sensibilidad y especificidad han llevado a que muchas instituciones sanitarias desplacen su uso en favor de métodos más específicos.

b. Prueba inmunoquímica fecal (FIT)

A diferencia de la prueba de guayaco, el FIT emplea anticuerpos monoclonales específicos para detectar globina humana, una subunidad proteica de la hemoglobina, lo que le otorga una mayor especificidad para el sangrado de origen gastrointestinal inferior. Además, el FIT no se ve afectado por la dieta ni por el consumo de medicamentos, lo que lo convierte en una opción más práctica y confiable para la población general. En estudios clínicos que comparan ambos métodos, el FIT ha demostrado ser superior en sensibilidad para detectar tanto cáncer colorrectal como adenomas avanzados, mientras mantiene una especificidad comparable.

En un metaanálisis que incluyó 14 estudios clínicos con más de 45,000 participantes de riesgo promedio, el FIT mostró una sensibilidad del 74% y una especificidad del 94% para cáncer colorrectal. Estas cifras lo posicionan como el método fecal preferido por múltiples programas de cribado a nivel internacional, incluyendo países europeos y Australia. Para una detección óptima de neoplasias, se recomienda realizar la prueba de manera anual. Cualquier resultado positivo en FIT requiere una evaluación diagnóstica posterior mediante colonoscopia para confirmar o descartar la presencia de lesiones relevantes.

2. Análisis de ADN fecal multitarget

El análisis multitarget de ADN fecal representa una evolución tecnológica en las pruebas basadas en heces, al permitir no solo la detección de sangre oculta sino también la identificación de alteraciones moleculares específicas asociadas con la carcinogénesis colorrectal. Este método se basa en la detección de variantes genéticas y marcadores de metilación presentes en células exfoliadas de la mucosa tumoral que se eliminan a través de las heces.

Una de las pruebas más reconocidas en esta categoría es el panel comercialmente disponible en Estados Unidos conocido como Cologuard, el cual combina el análisis de ADN tumoral con una prueba FIT. Este enfoque combinado incrementa notablemente la sensibilidad global para la detección del cáncer colorrectal, ya que capta múltiples aspectos del proceso neoplásico (hemorragia, mutaciones y epigenética).

En un estudio prospectivo de comparación directa entre Cologuard y FIT en individuos de riesgo promedio sometidos a colonoscopia, se observó que la sensibilidad para cáncer colorrectal fue del 92.3% con Cologuard frente al 73.8% con FIT solo. Además, para lesiones precursoras como los adenomas mayores de un centímetro o los pólipos serrados, la sensibilidad de Cologuard fue del 42.4%, en contraste con el 23.8% observado con FIT.

Dado su costo elevado y su complejidad relativa, el análisis multitarget de ADN fecal no se recomienda como prueba anual, sino que se sugiere su repetición cada tres años en caso de resultado negativo. En todos los casos de prueba positiva, es imprescindible realizar una colonoscopia diagnóstica para evaluar directamente la mucosa colónica y realizar biopsias o resección de las lesiones sospechosas.


Exámenes endoscópicos del colon

Los exámenes endoscópicos del colon representan herramientas fundamentales en el cribado del cáncer colorrectal, ya que permiten no solo la detección directa de lesiones preneoplásicas y neoplásicas, sino también su remoción inmediata, lo cual confiere a estas técnicas un carácter tanto diagnóstico como terapéutico. Entre estos métodos, la colonoscopia y la sigmoidoscopia flexible son las modalidades más utilizadas.

1. Colonoscopia

La colonoscopia es el procedimiento endoscópico de referencia para la evaluación completa del colon. Consiste en la inserción de un colonoscopio —un tubo flexible con una cámara de alta definición y canal de trabajo— a través del recto, permitiendo la visualización directa y en tiempo real de la totalidad de la mucosa colónica, desde el recto hasta el ciego.

Una de las principales ventajas de la colonoscopia es su doble utilidad: no solo permite la detección de lesiones como adenomas y carcinomas tempranos, sino que también posibilita su resección inmediata mediante biopsia o polipectomía. Este enfoque intervencionista tiene un impacto preventivo demostrado, ya que la remoción de pólipos adenomatosos interrumpe el proceso de progresión neoplásica, reduciendo significativamente el riesgo de cáncer colorrectal en el futuro.

En individuos asintomáticos entre 50 y 75 años sometidos a colonoscopia de cribado, la prevalencia de neoplasias colónicas avanzadas oscila entre el 4 % y el 11 %, y la del cáncer colorrectal, entre el 0.1 % y el 1 %. Estas cifras reflejan la carga oculta de patología colónica significativa en población aparentemente sana, lo que justifica la realización de cribados sistemáticos. En los últimos años, la aceptación de la colonoscopia ha aumentado de forma considerable; más del 60 % de los adultos en Estados Unidos han sido sometidos a esta prueba en la última década.

A pesar de su alta sensibilidad para detectar lesiones neoplásicas, la colonoscopia presenta algunas desventajas importantes. La correcta visualización del colon depende críticamente de una preparación intestinal rigurosa, que suele implicar la ingesta de soluciones laxantes el día anterior y la mañana del examen. Además, el procedimiento, aunque generalmente bien tolerado, requiere sedación intravenosa, lo que implica la necesidad de ayuno, vigilancia médica y la presencia de un acompañante para el traslado posterior.

Si bien las complicaciones graves son poco frecuentes, pueden incluir perforación colónica(0.1 %), sangrado significativo (0.25 %) y, en casos excepcionales, mortalidad relacionada al procedimiento (2.9 por cada 100,000 colonoscopias). Otro factor relevante es que la calidad del examen depende en gran medida de la destreza del endoscopista, siendo la duración del retiro del colonoscopio un marcador indirecto de la minuciosidad de la exploración. Se recomienda dedicar al menos 7 a 9 minutos a la retirada del instrumento para maximizar la detección, especialmente en el colon proximal, donde las lesiones tienden a ser más planas y difíciles de visualizar.

Estudios poblacionales han demostrado que la colonoscopia está asociada con una reducción significativa de la incidencia y mortalidad por cáncer colorrectal, particularmente en el colon distal (hasta un 80 % de reducción). No obstante, esta protección es menor en el colon proximal (40–60 %), lo cual puede atribuirse a varios factores: preparación intestinal deficiente, técnica subóptima, o presencia de pólipos planos o de tipo serrado, que son más difíciles de identificar y extirpar.

Por estas razones, para garantizar la seguridad del paciente y la máxima precisión diagnóstica, la colonoscopia debe ser realizada por profesionales bien entrenados, tras una preparación intestinal adecuada, en un entorno controlado que permita la sedación y la monitorización del paciente.

2. Sigmoidoscopia flexible

La sigmoidoscopia flexible es un procedimiento menos invasivo que la colonoscopia y permite la visualización limitada del colon distal, en particular el recto, el colon sigmoide y parte del colon descendente, mediante un endoscopio flexible de aproximadamente 60 centímetros de longitud.

Este examen ha demostrado ser eficaz en la reducción de la mortalidad por cáncer colorrectal, como lo evidencian múltiples ensayos clínicos aleatorizados. En un análisis que incluyó más de 450,000 participantes, el cribado mediante una o dos sigmoidoscopias, en comparación con la ausencia de cribado, se asoció con una reducción significativa en la mortalidad específica por cáncer colorrectal, con una razón de incidencia de 0.74 (intervalo de confianza del 95 %: 0.68–0.80). Esto demuestra que, incluso una estrategia de cribado parcial, centrada en el colon distal, puede tener un impacto poblacional considerable.

Sin embargo, la sigmoidoscopia flexible tiene limitaciones importantes. En primer lugar, no permite evaluar el colon proximal, donde se desarrollan hasta el 40 % de los cánceres colorrectales. Además, aunque requiere menos preparación intestinal que la colonoscopia, esta sigue siendo necesaria. A diferencia de la colonoscopia, el procedimiento se realiza sin sedación, lo que puede causar molestias o ansiedad en algunos pacientes, aunque suele ser bien tolerado por la mayoría.

Cuando durante una sigmoidoscopia se identifican pólipos adenomatosos de cualquier tamaño, se recomienda realizar posteriormente una colonoscopia completa, con el fin de examinar el colon proximal y resecar posibles lesiones adicionales. Este abordaje secuencial es útil para detectar lesiones avanzadas en pacientes inicialmente evaluados con métodos menos invasivos.

Se debe tener en cuenta que la prevalencia de neoplasias proximales es mayor en ciertos subgrupos de la población, incluyendo personas mayores de 65 años, mujeres y adultos de raza negra. En estos casos, una estrategia basada únicamente en la sigmoidoscopia podría subestimar la carga de enfermedad.


Imágenes radiográficas y otras del colon

Las técnicas de imagen radiográfica y otras modalidades no endoscópicas para la evaluación del colon han ganado interés como alternativas menos invasivas al cribado tradicional con colonoscopia. Estas herramientas, aunque no permiten la intervención terapéutica directa, pueden ofrecer una opción útil para pacientes que rechazan o no son candidatos adecuados para procedimientos endoscópicos. Las dos principales modalidades en esta categoría son la colonografía por tomografía computarizada y la colonoscopia por cápsula.

1. Colonografía por tomografía computarizada

La colonografía por tomografía computarizada, también conocida como colonoscopia virtual, es una técnica radiológica avanzada que permite la evaluación del colon mediante imágenes tridimensionales obtenidas a partir de escáneres helicoidales multidetectores. Este método busca recrear una vista interna del colon similar a la proporcionada por una colonoscopia convencional, pero sin requerir la inserción de un endoscopio a lo largo de todo el intestino grueso.

Para garantizar una visualización adecuada de la mucosa colónica, la colonografía por tomografía computarizada requiere una preparación intestinal rigurosa, similar a la de la colonoscopia, así como la insuflación de aire o dióxido de carbono en el colon a través de una sonda rectal. Este paso puede resultar incómodo para algunos pacientes y representa una de las principales barreras de tolerancia al procedimiento.

Desde el punto de vista diagnóstico, esta técnica ha demostrado alta sensibilidad para la detección de cáncer colorrectal (>95 %) y una buena capacidad para identificar pólipos adenomatosos de 6 mm o más (alrededor del 86 %). Sin embargo, presenta limitaciones en la detección de lesiones planas o pólipos serrados, los cuales tienden a ubicarse en el colon proximal y presentan un patrón de crecimiento más sutil, lo que reduce su visibilidad en estudios de imagen.

Entre sus desventajas principales se encuentra el uso de radiación ionizante, aunque en dosis bajas, lo cual puede ser un factor a considerar en pacientes que requieran evaluaciones repetidas a lo largo del tiempo. Asimismo, la colonografía por tomografía computarizada puede revelar hallazgos extracolónicos incidentales, es decir, alteraciones fuera del colon que no estaban relacionadas con el motivo del estudio (como nódulos pulmonares, lesiones hepáticas o masas renales). Aunque en algunos casos estos hallazgos conducen al diagnóstico temprano de otras patologías, con frecuencia generan ansiedad, pruebas adicionales innecesarias y sobrecostos.

Además, la disponibilidad de la colonografía por tomografía computarizada puede ser limitada en muchos sistemas de salud, debido a la necesidad de equipos especializados, personal capacitado y software avanzado para la reconstrucción de imágenes tridimensionales. La técnica tampoco permite la toma de biopsias ni la resección de pólipos; por lo tanto, un resultado positivo siempre requerirá una colonoscopia convencional para confirmación diagnóstica e intervención.

Pese a estas limitaciones, la colonografía por tomografía computarizada constituye una excelente alternativa de cribado para aquellos pacientes que no desean someterse a una colonoscopia, presentan alto riesgo anestésico, o en quienes una colonoscopia previa fue incompleta por razones anatómicas o técnicas.

2. Colonoscopia por cápsula

La colonoscopia por cápsula es una tecnología innovadora que permite la visualización del colon mediante la ingestión de una cápsula endoscópica, la cual contiene una cámara miniaturizada capaz de captar miles de imágenes a medida que transita por el tracto gastrointestinal. Estas imágenes se transmiten de forma inalámbrica a un dispositivo externo que el paciente porta durante el examen, y posteriormente son analizadas por un médico especializado.

Esta modalidad ofrece la ventaja de ser completamente no invasiva, sin necesidad de inserción rectal, ni sedación ni intervención directa. Por estas razones, es particularmente útil en pacientes en los que la colonoscopia está contraindicada o no se pudo completar —por ejemplo, debido a tortuosidad colónica, colon espástico o estenosis luminal.

Sin embargo, en comparación con la colonoscopia convencional, la sensibilidad de la cápsula para detectar pólipos mayores de 6 mm es más baja (64 % frente al 84 %), y también es menor para la detección de cáncer colorrectal (74 % frente al 100 %). Estas cifras limitan su utilidad como primera línea en el cribado de cáncer colorrectal en población de riesgo promedio.

Adicionalmente, la cápsula requiere una preparación intestinal incluso más exhaustiva que la colonoscopia, ya que la calidad de las imágenes depende completamente de la limpieza del colon. A diferencia de la colonoscopia, en este método no es posible repetir o dirigir la cámara hacia una zona específica, por lo que si una lesión se pierde o no se visualiza claramente, no existe posibilidad de reexploración inmediata. Tampoco permite resección ni biopsia, lo que implica que todo hallazgo sospechoso requerirá colonoscopia posterior.

Entre otras desventajas se encuentran el alto costo del dispositivo, la variabilidad en la cobertura por parte de los seguros médicos, y el riesgo —aunque bajo— de obstrucción intestinal, especialmente en pacientes con estenosis del intestino delgado. Por ello, no se recomienda su uso generalizado en programas poblacionales de cribado, sino que su aplicación se reserva a contextos clínicos bien definidos.

 

 

 

Homo medicus

 


 

Guías de estudio. Homo medicus.
Guías de estudio. Homo medicus.

¡Gracias por visitarnos!

Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Burke CA, Issaka RB, Kim DH, et al. AGA clinical practice update on approach to the use of noninvasive colorectal screening options: commentary. Gastroenterology. 2022;162(3):952–959. [PMID: 35094786]
  2. Issaka RB, Dominitz JA, Srivastava A, et al. AGA Clinical Practice update on risk stratification for colorectal cancer screening and post-polypectomy surveillance: expert review. Gastroenterology. 2023;165(5):1280–1292. [PMID: 37737817]
  3. National Comprehensive Cancer Network. Colon Cancer, Version 4.2023, NCCN Clinical Practice Guidelines in Oncology. 2023 Nov 16. Available from: https://www.nccn.org/professionals/physician_gls/pdf/colon.pdf
  4. National Comprehensive Cancer Network. Rectal Cancer, Version 3.2023, NCCN Clinical Practice Guidelines in Oncology. 2023 May 26. Available from: https://www.nccn.org/professionals/physician_gls/pdf/rectal.pdf
  5. O’Sullivan DE, Sutherland RL, Town S, et al. Risk factors for early-onset colorectal cancer: a systematic review and meta-analysis. Clin Gastroenterol Hepatol. 2022;20(6):1229–1240.e9. [PMID: 33524598]
  6. Patel SG, May FP, Anderson JC, et al. Updates on age to start and stop colorectal cancer screening: recommendations from the U.S. Multi-Society Task Force on Colorectal Cancer. Am J Gastroenterol. 2022;117(1):57–69. Erratum in: Am J Gastroenterol. 2022;117(6):1175. [PMID: 34962727]
  7. Schottinger JE, White S, Horberg M, et al. Association of physician adenoma detection rates with postcolonoscopy colorectal cancer. JAMA. 2022;327(21):2114–2122. [PMID: 35670788]
  8. Selby K, Jensen CD, Zhao WK, et al. Program components and results from an organized colorectal cancer screening program using annual fecal immunochemical testing. Clin Gastroenterol Hepatol. 2022;20(1):145–152.e3. [PMID: 33010408]
  9. Sinicrope FA. Increasing incidence of early-onset colorectal cancer. N Engl J Med. 2022;386(16):1547–1558. [PMID: 35443109]
  10. US Preventive Services Task Force. Colorectal Cancer: Screening. 2023 Feb 23. Available from: https://www.uspreventiveservicestaskforce.org/uspstf/recommendation/colorectal-cancer-screening
  11. Yaeger R, Weiss J, Pelster MS, et al. Adagrasib with or without cetuximab in colorectal cancer with mutated KRAS G12C. N Engl J Med. 2023;388(1):44–54. [PMID: 36546659]
  12. Zauber A, Murphy CC, Doubeni CA, et al. Randomized trial of facilitated adherence to screening colonoscopy vs sequential fecal-based blood test. Gastroenterology. 2023;165(2):252–262.e6. [PMID: 36948424]
  13. Zhao S, Wang S, Pan P, et al. Reduced adenoma miss rate with 9-minute vs 6-minute withdrawal times for screening colonoscopy: a multicenter randomized tandem trial. Am J Gastroenterol. 2023;118(5):802–812. [PMID: 36219172]
Síguenos en X: @el_homomedicus  y @enarm_intensivo  Síguenos en instagram: homomedicus  y en Treads.net como: Homomedicus  

🟥     🟪     🟨     🟧     🟩     🟦

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Ya que has encontrado útil este contenido...

¡Sígueme en los medios sociales!

Si te fue útil este resumen, compártelo por favor!