EVALUACIÓN PREOPERATORIA EN PACIENTES ASINTOMÁTICOS

EVALUACIÓN PREOPERATORIA EN PACIENTES ASINTOMÁTICOS
EVALUACIÓN PREOPERATORIA EN PACIENTES ASINTOMÁTICOS

La evaluación preoperatoria de pacientes asintomáticos es importante y debe incluir una historia clínica detallada y un examen físico completo.

Los pacientes que no presentan problemas médicos significativos, especialmente aquellos menores de 50 años, tienen un riesgo muy bajo de complicaciones durante el período perioperatorio. Esto se debe a que su salud general suele ser buena y no suelen tener enfermedades subyacentes que puedan aumentar el riesgo de complicaciones durante la cirugía.

Se debe prestar especial atención a la historia farmacológica del paciente y realizar una evaluación exhaustiva de su estado funcional, su capacidad de ejercicio y su estado cardiopulmonar. Esto se hace para detectar cualquier enfermedad no reconocida que pueda necesitar una evaluación adicional antes de someterse a la cirugía.

Además, durante la evaluación preoperatoria de pacientes asintomáticos, se debe realizar una historia de sangrado dirigida. Este enfoque ayuda a descubrir posibles coagulopatías que podrían contribuir a una pérdida de sangre excesiva durante la cirugía, lo que permite tomar medidas preventivas adecuadas si es necesario.

La historia de sangrado dirigida es una parte crucial de la evaluación preoperatoria, especialmente en pacientes que podrían tener un trastorno hemorrágico subyacente. Esta historia se centra en identificar signos y síntomas que sugieren la presencia de una alteración en la coagulación sanguínea.

  • Hematomas no provocados en el tronco de > 5 cm de diámetro: La presencia de hematomas grandes en el tronco sin una causa aparente puede ser indicativa de un trastorno de la coagulación, ya que sugiere que la sangre está teniendo dificultades para coagularse correctamente.
  • Epistaxis frecuente no provocada o sangrado gingival: Los episodios recurrentes de sangrado nasal o gingival sin una causa evidente pueden ser señales de un trastorno hemorrágico subyacente, ya que indican una fragilidad anormal de los vasos sanguíneos en estas áreas.
  • Menorragia con deficiencia de hierro: La presencia de períodos menstruales excesivamente abundantes, acompañados de niveles bajos de hierro en la sangre, puede sugerir un trastorno de la coagulación, especialmente si no hay otras causas identificables para la menorragia.
  • Hemartrosis con trauma leve: La presencia de sangrado en las articulaciones después de un trauma menor, como una lesión leve, puede indicar un trastorno de la coagulación, ya que las articulaciones son áreas donde el sangrado anormal puede ser especialmente problemático.
  • Pérdida de sangre quirúrgica excesiva previa o reoperación por sangrado: Los antecedentes de pérdida de sangre significativa durante procedimientos quirúrgicos anteriores, o la necesidad de una reintervención debido a un sangrado incontrolable, pueden indicar la presencia de un trastorno de la coagulación.
  • Antecedentes familiares de sangrado anormal: La presencia de familiares cercanos con historias de sangrado excesivo o trastornos hemorrágicos conocidos aumenta la sospecha de un trastorno hereditario de la coagulación.
  • Presencia de enfermedad renal o hepática grave: Las enfermedades graves del riñón o del hígado pueden afectar la producción de factores de coagulación en el cuerpo, lo que aumenta el riesgo de trastornos de la coagulación.
  • Uso de medicamentos que afectan la coagulación, incluyendo suplementos nutricionales y remedios herbales: Algunos medicamentos, suplementos y hierbas pueden interferir con el proceso de coagulación sanguínea, aumentando el riesgo de sangrado. Es importante identificar cualquier medicamento o sustancia que pueda tener este efecto.
Evaluación preoperatoria en pacientes asintomáticos

Evaluación preoperatoria en pacientes asintomáticos

En cuanto a las pruebas de laboratorio preoperatorias de rutina, se ha encontrado que no son útiles para predecir o prevenir complicaciones en pacientes sanos y asintomáticos menores de 50 años. Incluso en pacientes ancianos que se someten a procedimientos quirúrgicos menores o mínimamente invasivos, como la cirugía de cataratas, estas pruebas de detección preoperatorias no suelen proporcionar beneficios significativos. Por lo tanto, se recomienda evitar pruebas innecesarias en esta población, ya que pueden generar costos adicionales y ansiedad innecesaria sin mejorar los resultados clínicos.

 

 

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