Exploración física en pacientes con dolor torácico

Exploración física en pacientes con dolor torácico
Exploración física en pacientes con dolor torácico

Los hallazgos en la exploración física pueden ser cruciales para entender la etiología del dolor torácico. Sin embargo, es crucial comprender que una exploración física normal no descarta todas las posibles causas de dolor en el tórax, especialmente aquellas graves como el síndrome coronario agudo y la disección aórtica. Esto se debe a que estas condiciones pueden no presentar signos físicos evidentes inicialmente.

Los signos vitales, que incluyen la medición de la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la oxigenación mediante oximetría de pulso, junto con la exploración cardiopulmonar, son los primeros pasos en la evaluación del dolor torácico. Estos parámetros ayudan a determinar la urgencia del caso y guían la evaluación diagnóstica subsiguiente.

Aunque el dolor torácico reproducible o exacerbado por la palpación sugiere fuertemente una causa musculoesquelética, es importante destacar que hasta el 15% de los pacientes con síndrome coronario agudo pueden presentar sensibilidad reproducible en la pared del pecho. Esto subraya la importancia de no descartar de manera precipitada condiciones cardiacas graves basándose únicamente en la exploración física.

Algunos hallazgos específicos en la exploración física pueden proporcionar pistas adicionales sobre la causa del dolor. Por ejemplo, la presencia de un proceso xifoides prominente y doloroso a la palpación puede indicar xifodinia. Además, el síndrome de costilla deslizante debe considerarse si el dolor torácico se reproduce al tirar hacia arriba y hacia adelante bajo el margen costal con los dedos del examinador.

Se ha observado que la capacidad de un paciente para señalar la ubicación exacta del dolor con un dedo está altamente correlacionada con causas de dolor en el pecho que no son de origen isquémico. Esta observación resalta la importancia de una historia clínica detallada junto con la exploración física en la evaluación del dolor torácico. Sin embargo, es fundamental recordar que la exploración física debe complementarse con pruebas diagnósticas adicionales, especialmente en casos de dolor torácico agudo o de origen desconocido, para descartar condiciones potencialmente mortales.

La disección aórtica es una emergencia médica grave que puede presentar una variedad de manifestaciones clínicas, algunas de las cuales están relacionadas con cambios en la presión arterial y los soplos cardiacos. Una característica distintiva de la disección aórtica es la posibilidad de observar diferencias significativas en la presión arterial entre los brazos, siendo una diferencia mayor de 20 mm Hg un indicador importante para sospechar esta condición. Esta discrepancia en la presión arterial puede atribuirse a la interrupción del flujo sanguíneo normal a través de la aorta debido al desgarro en la capa interna de la pared aórtica.

Además de las diferencias de presión arterial, la disección aórtica puede manifestarse con déficits en la amplitud del pulso y la presencia de nuevos soplos diastólicos, los cuales son consecuencia de la alteración del flujo sanguíneo en la aorta y las estructuras circundantes.

Aunque la hipertensión se considera común en pacientes con disección aórtica debido a la activación del sistema nervioso simpático en respuesta al dolor y la disfunción aórtica, hasta el 25% de los pacientes pueden presentar presión arterial sistólica menor de 100 mm Hg. Esto puede deberse a la pérdida de volumen sanguíneo debido a la hemorragia interna asociada con la disección o a la afectación del gasto cardíaco.

En cuanto a otros hallazgos en la exploración física, un roce cardíaco sugiere pericarditis hasta que se demuestre lo contrario. Este hallazgo se puede escuchar mejor con el paciente sentado hacia adelante al final de la espiración. Sin embargo, es importante descartar el taponamiento cardíaco en pacientes con pericarditis mediante la evaluación del pulso paradójico y la inspección de las pulsaciones venosas yugulares, ya que el taponamiento cardíaco puede presentarse como una complicación de la pericarditis.

El enfisema subcutáneo es más común después de la perforación esofágica cervical que en las perforaciones torácicas, aunque puede presentarse en aproximadamente un tercio de los casos de estas últimas. Este hallazgo puede acompañar al dolor en el pecho y puede ser indicativo de una perforación de estructuras intratorácicas.

Finalmente, la ausencia de hallazgos anormales en la exploración física en pacientes con sospecha de embolia pulmonar puede ser preocupante, ya que esta condición puede no presentar signos físicos evidentes en muchos casos. Sin embargo, una exploración física normal también puede ser consistente con afecciones más benignas como trastornos de pánico/ansiedad o enfermedades musculoesqueléticas, lo que resalta la importancia de una evaluación clínica integral y pruebas diagnósticas adecuadas para descartar o confirmar el diagnóstico de embolia pulmonar.

 

 

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