Formas de la Enfermedad de Alexander

enfermedad de Alexander
enfermedad de Alexander

La enfermedad de Alexander, un trastorno progresivo de la sustancia blanca cerebral, se origina debido a una variante patogénica heterocigótica de GFAP (gen que codifica la proteína fibrilar ácida glial). Este trastorno abarca un espectro clínico continuo, mostrando características más definidas y reconocibles en bebés y niños, mientras que en adultos se manifiesta con una variedad de manifestaciones neurológicas más inespecíficas.

La variabilidad en la presentación clínica se manifiesta en cuatro formas distintas de la enfermedad de Alexander: neonatal, infantil, juvenil y adulta. Cada forma presenta características clínicas específicas y un curso temporal único. Estas formas permiten categorizar y comprender mejor la expresión fenotípica de la enfermedad en diferentes etapas de la vida.

En bebés y niños, la enfermedad de Alexander tiende a mostrar rasgos más definidos y fácilmente identificables. Por otro lado, en adultos, la presentación puede ser más variada y menos específica, lo que a menudo complica el diagnóstico. Esta variabilidad en la manifestación clínica a lo largo del espectro de edad subraya la complejidad de esta enfermedad neurodegenerativa y destaca la importancia de considerar las características específicas de cada etapa de la vida al abordar su diagnóstico y manejo.

 

Formas de la Enfermedad de Alexander

Forma neonatal

La forma neonatal de la enfermedad de Alexander se caracteriza por el inicio de los síntomas en los primeros 30 días después del nacimiento. Este periodo inicial está marcado por hallazgos neurológicos notables, como hipotonía (disminución del tono muscular), hiperexcitabilidad y mioclono (contracciones musculares involuntarias). Además, se pueden observar manifestaciones gastrointestinales, como reflujo gastroesofágico, vómitos y retraso en el crecimiento.

Con el tiempo, la evolución de la enfermedad neonatal de Alexander se torna grave y regresiva en términos del desarrollo del bebé. Se manifiestan retrasos significativos en las hitos del desarrollo, y las convulsiones se vuelven prominentes en esta etapa. La megalencefalia, un aumento anormal del tamaño del cerebro, también es una característica distintiva de esta forma de la enfermedad.

Trágicamente, la forma neonatal de la enfermedad de Alexander generalmente resulta en la muerte del paciente en un plazo de dos años. Esta progresión rápida y severa de la enfermedad implica una afectación generalizada del sistema nervioso central y otras funciones corporales esenciales. El pronóstico desfavorable resalta la gravedad de esta variante específica y la necesidad de intervenciones y apoyo médico tempranos en el proceso de diagnóstico y tratamiento.

 

Forma infantil

La forma infantil de la enfermedad de Alexander se caracteriza por la variabilidad en los problemas de desarrollo. Inicialmente, algunos niños muestran un retraso o un estancamiento en la adquisición de nuevas habilidades. En algunos casos, este retraso es seguido por la pérdida de habilidades motoras gruesas y finas, así como del lenguaje, durante la primera década de vida. Sin embargo, en otros casos, la enfermedad sigue un curso más lento que abarca décadas.

Esta variabilidad en la presentación clínica subraya la complejidad de la enfermedad y la diversidad de sus manifestaciones en diferentes individuos. Algunos niños pueden experimentar una pérdida significativa de habilidades ya adquiridas, lo que impacta negativamente en su desarrollo motor y lingüístico. Otros pueden experimentar un progreso más gradual de la enfermedad, lo que puede llevar a desafíos a lo largo de un periodo extendido.

A diferencia de la forma neonatal, las convulsiones en la forma infantil son a menudo menos frecuentes o menos graves. Además, estas convulsiones suelen ser desencadenadas por enfermedades o situaciones específicas. Esta diferencia en la frecuencia y gravedad de las convulsiones sugiere una variabilidad en la afectación neurológica entre las diferentes formas de la enfermedad de Alexander.

 

Forma juvenil

La forma juvenil de la enfermedad de Alexander suele manifestarse en la infancia o la adolescencia y comparte características clínicas e imágenes que se superponen con las otras formas de la enfermedad. Sin embargo, presenta ciertas particularidades distintivas en comparación con las formas neonatal e infantil.

En la forma juvenil, las manifestaciones en la primera infancia tienden a ser más leves que las observadas en la forma infantil. Un ejemplo de esta levedad es el retraso leve del lenguaje, que puede ser la única anomalía del desarrollo en algunos casos. Con la adquisición del lenguaje, pueden surgir manifestaciones como la hipofonía (disminución de la intensidad de la voz) o el habla nasal, alterando la calidad de la voz, a menudo antes de la aparición de otras características neurológicas distintivas de la enfermedad.

Es común observar vómitos y retraso del crecimiento en la forma juvenil, características que también se encuentran en otras formas de la enfermedad de Alexander. Asimismo, la presencia de escoliosis (curvatura anormal de la columna vertebral) y disfunción autonómica son aspectos relevantes en la presentación de la forma juvenil.

.

Forma adulta

La forma adulta de la enfermedad de Alexander se caracteriza por una serie de hallazgos neurológicos que afectan diferentes sistemas y funciones. Estos hallazgos típicamente involucran áreas clave del sistema nervioso central y periférico, dando como resultado un conjunto variado de síntomas.

En términos de los hallazgos bulbares o pseudobulbares, se observan manifestaciones como mioclono palatino (contracciones involuntarias del paladar), disfagia (dificultad para tragar), disfonía (alteración de la voz) y disartria (dificultad para articular palabras o expresarse claramente). Estos síntomas reflejan la afectación de las estructuras relacionadas con el control motor y sensorial de la deglución y el habla.

Las anomalías motoras y de la marcha son comunes, presentando signos del tracto piramidal como espasticidad (aumento del tono muscular), hiperreflexia (reflejos exagerados) y el signo de Babinski positivo (respuesta anormal al estímulo en la planta del pie). Además, pueden observarse anomalías cerebelosas, como ataxia (falta de coordinación de movimientos), nistagmo (movimientos oculares involuntarios) y dismetría (dificultad para medir o regular la distancia de los movimientos).

En algunos casos, la forma adulta puede presentar hemiparesia o hemiplejía con un curso recurrente/remitente, o progresar lentamente hacia cuadriparesia o cuadriplejía. Otras características neurológicas incluyen apnea del sueño, diplopía (visión doble) o trastornos de la motilidad extraocular, así como disfunción autonómica que afecta la regulación de funciones automáticas del cuerpo, como la presión arterial y la frecuencia cardíaca.

 

 

Homo medicus

 


 

 

 

 

 

Fuente: Srivastava, S., Waldman, A., & Naidu, S. (2002). Alexander Disease. In M. P. Adam (Eds.) et. al., GeneReviews®. University of Washington, Seattle.

 

 
Anatomía del hígado

Anatomía del hígado

Síguenos en X: @el_homomedicus  y @enarm_intensivo    

🟥     🟪     🟨     🟧     🟩     🟦

APRENDER CIRUGÍA

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Ya que has encontrado útil este contenido...

¡Sígueme en los medios sociales!

Avatar del usuario

Homo medicus

Conocimiento médico en evolución...

También te podría gustar...