Los agentes antiarrítmicos de Clase IV, comúnmente conocidos como bloqueadores de los canales de calcio, son una categoría de fármacos utilizados en el tratamiento de diversas condiciones cardiovasculares. Estos agentes actúan principalmente sobre los canales de calcio tipo L, que son cruciales para la entrada de calcio en las células cardíacas durante el potencial de acción. Su efecto sobre el sistema cardiovascular es particularmente relevante en el contexto de la automatismo cardíaco y la conducción a través del nodo auriculoventricular.
La disminución de la automaticidad es un efecto significativo de los bloqueadores de los canales de calcio. La automaticidad se refiere a la capacidad de ciertas células del corazón, como las células del nodo sinoauricular y las células del nodo auriculoventricular, para generar impulsos eléctricos espontáneamente. Los agentes de Clase IV interfieren en este proceso al reducir la entrada de calcio en estas células, lo que disminuye la despolarización espontánea y, por lo tanto, reduce la frecuencia de los impulsos eléctricos generados. Esto es especialmente beneficioso en condiciones donde la actividad eléctrica del corazón está aumentada, como en ciertas arritmias.
Además de afectar la automaticidad, los bloqueadores de los canales de calcio también impactan la conducción a través del nodo auriculoventricular. Este nodo es una estructura crucial que actúa como un puente entre la actividad eléctrica de las aurículas y los ventrículos. Los bloqueadores de los canales de calcio disminuyen la conducción de impulsos eléctricos a través del nodo auriculoventricular al inhibir la entrada de calcio en las células de este nodo. Esto resulta en un aumento del intervalo entre la activación de las aurículas y los ventrículos, lo que puede ser beneficioso en situaciones de taquicardia supraventricular, ya que ayuda a controlar la frecuencia cardíaca y a restaurar un ritmo más normal.
La taquicardia supraventricular, caracterizada por un aumento en la frecuencia cardíaca originado en las aurículas o en el nodo auriculoventricular, puede ser tratada eficazmente con bloqueadores de los canales de calcio. Estos medicamentos ayudan a desacelerar la conducción a través del nodo auriculoventricular, lo que permite restaurar un ritmo cardíaco más normal y disminuir la carga sobre el corazón. En el caso de la taquicardia ventricular idiopática del tracto de salida, donde los impulsos eléctricos anómalos emergen de áreas específicas del ventrículo, los bloqueadores de los canales de calcio también son útiles al reducir la automaticidad y la excitabilidad de estas regiones.
Por ejemplo, el diltiazem es un bloqueador de los canales de calcio que se puede administrar en dosis iniciales de 0.25 miligramos por kilogramo en un lapso de dos minutos, con la posibilidad de una segunda dosis de 0.35 miligramos por kilogramo después de quince minutos si la respuesta es insuficiente. Además, se puede mantener la terapia mediante una infusión continua a una tasa de entre 5 y 15 miligramos por hora, con un total diario que oscila entre 120 y 360 miligramos, dependiendo de la formulación. Este medicamento es metabolizado principalmente por el hígado y su excreción ocurre a través de los riñones. Sin embargo, su uso puede estar asociado con efectos adversos como hipotensión, disminución de la función ventricular izquierda y bradicardia.
Por otro lado, el verapamil es otro bloqueador de los canales de calcio utilizado en situaciones similares. Su administración comienza con un bolo de 2.5 miligramos, seguido de dosis adicionales de 2.5 a 5 miligramos cada uno a tres minutos, con un total que no debe exceder los 20 miligramos en un periodo de veinte minutos. Para mantener el efecto terapéutico, se puede administrar una infusión a una tasa de 5 miligramos por kilogramo por minuto, con un total de 80 a 120 miligramos cada seis a ocho horas. Las formulaciones de liberación sostenida pueden llegar a administrarse en dosis de 240 a 480 miligramos una vez al día. Al igual que el diltiazem, el verapamil es metabolizado en el hígado y puede inducir efectos secundarios como hipotensión, disminución de la función ventricular izquierda y constipación.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2024. McGraw Hill.


Originally posted on 14 de octubre de 2024 @ 10:44 AM