Nervio maxilar

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Nervio maxilar

El nervio maxilar (V2) es una rama del nervio trigémino (V par craneal) que tiene un curso anatómico complejo y significativo en la región facial y craneal. Se origina en la convexidad del ganglio del nervio trigémino, que se encuentra en la fosa craneal media. Desde este punto de origen, el nervio maxilar atraviesa varias estructuras hasta alcanzar su terminación en la cara.

 

Trayecto

El trayecto del nervio maxilar comienza cuando sale del ganglio del nervio trigémino en la fosa craneal media. Desde aquí, atraviesa de atrás hacia adelante y se dirige hacia el foramen redondo, a través del cual sale del cráneo. Una vez fuera del cráneo, ingresa en la fosa pterigopalatina, una cavidad situada en la parte profunda del maxilar y el hueso pterigoideo.

Dentro de la fosa pterigopalatina, el nervio maxilar sigue un curso hacia adelante y lateralmente. Este trayecto lo lleva a atravesar la fisura orbitaria inferior, que conecta la fosa pterigopalatina con la órbita ocular. Una vez dentro de la órbita, el nervio maxilar recorre el surco infraorbitario, una depresión en el hueso maxilar justo debajo del borde inferior de la órbita.

El siguiente paso en su recorrido es entrar en el conducto (o canal) infraorbitario, una estructura ósea que se encuentra en el hueso maxilar. Este conducto infraorbitario permite al nervio maxilar avanzar hacia la cara, donde emerge finalmente por el foramen infraorbitario. Este foramen se encuentra en la parte inferior de la órbita y es el punto de salida del nervio maxilar hacia la piel de la cara.

El nervio maxilar, una vez que emerge por el foramen infraorbitario, termina su recorrido en la cara, donde innerva diversas estructuras como la piel de la mejilla, la nariz, el labio superior, y contribuye a la sensibilidad de la cavidad nasal y los senos paranasales.

Relaciones

El nervio maxilar (V2), una rama del nervio trigémino (V par craneal), atraviesa diversas estructuras anatómicas desde su origen en la fosa craneal media hasta su terminación en la cara, donde emite sus ramas terminales subcutáneas.

En su porción intracraneal, el nervio maxilar está cubierto por la duramadre y se encuentra debajo del lóbulo temporal del cerebro. Esta ubicación lo hace adoptar relaciones importantes con el seno cavernoso, situado en la unión de las paredes inferior y lateral de este seno. Aquí, el nervio está rodeado por la prolongación media del cavum trigeminal, una estructura que lo separa del seno cavernoso.

Al salir del cráneo a través del foramen redondo, el nervio maxilar atraviesa este conducto acompañado por vénulas del seno cavernoso. Este punto marca su entrada a la fosa pterigopalatina, donde estas vénulas se anastomosan con los plexos venosos pterigoideos.

En la fosa pterigopalatina, que se encuentra entre la tuberosidad del maxilar y el proceso pterigoideo del esfenoides, el nervio maxilar se posiciona en la parte superior, por encima de la arteria maxilar. Esta arteria es importante ya que provee irrigación a la región. El nervio aquí está fijado por el periostio en el surco infraorbitario, que continúa con el conducto (o canal) infraorbitario por encima del seno maxilar. En esta parte de su recorrido, el nervio maxilar se encuentra acompañado por la arteria infraorbitaria, que es una rama de la arteria maxilar.

Finalmente, en la fosa canina, el nervio maxilar emerge por el foramen infraorbitario, que es el orificio anterior del conducto infraorbitario, ubicado en la parte superior de la fosa canina. Aquí es donde el nervio maxilar emite sus ramas terminales que se distribuyen en la piel subcutánea de la cara, proporcionando sensibilidad táctil, térmica y dolorosa a la región correspondiente.

 

Distribución

El nervio maxilar exhibe una compleja distribución de ramos que se originan tanto directamente de él como del ganglio pterigopalatino, desempeñando funciones sensitivas y autonómicas en diversas estructuras faciales y craneales.

  1. Ramo meníngeo: Este ramo colateral se origina antes de que el nervio maxilar ingrese en el foramen redondo. Se dirige hacia la duramadre en la parte anterior de la fosa craneal media. El ramo meníngeo proporciona inervación sensitiva a la duramadre de esta región craneal.
  2. Ramos ganglionares para el ganglio pterigopalatino: Son dos ramos que se dirigen hacia el ganglio pterigopalatino, llevando fibras parasimpáticas. Estas fibras inervan las glándulas lagrimales y las pequeñas glándulas de la cavidad nasal y del paladar. Además, estos ramos ganglionares también transportan fibras sensitivas provenientes del periostio de la órbita, contribuyendo así a la sensibilidad general de la región orbitaria y nasal.
  3. Ramos orbitarios: Son dos o tres pequeños ramos que pasan a través de la fisura orbitaria inferior para ingresar en la órbita. Una vez dentro, atraviesan la pared medial de la cavidad orbitaria y terminan en las celdillas etmoidales posteriores y en el seno esfenoidal. Estos ramos orbitarios proporcionan inervación sensitiva a estas estructuras, contribuyendo a la percepción sensorial en la porción posterior de la órbita y en el seno esfenoidal.
  4. Ramos nasales posteriores superiores laterales: Estos ramos son hasta diez pequeños nervios que atraviesan el foramen esfenopalatino hacia las celdillas etmoidales posteriores y los cornetes nasales superior y medio. Su función principal es proporcionar inervación sensitiva a estas estructuras dentro de la cavidad nasal.
  5. Ramos nasales posteriores superiores mediales: Son dos o tres ramos que también atraviesan el foramen esfenopalatino para llegar a la porción superior del tabique nasal. Estos ramos proporcionan inervación sensitiva a la mucosa del tabique nasal, contribuyendo a la sensibilidad en esta región específica.
  6. Nervio nasopalatino (incisivo): Este nervio pasa entre el periostio y la mucosa del tabique nasal y atraviesa el conducto (o canal) incisivo hasta alcanzar la porción anterior de la mucosa palatina y la encía de los dientes incisivos superiores. Su función es proporcionar inervación sensitiva a estas estructuras, participando en la percepción sensorial en la región palatina y dental.
  7. Nervio cigomático: Es un ramo colateral del nervio maxilar que se origina en la fosa pterigopalatina. Atraviesa la fisura orbitaria inferior para llegar a la pared lateral de la cavidad orbitaria, donde se une al nervio lagrimal a través del ramo comunicante de este último. El nervio cigomático termina en dos ramos:
    • Cigomático temporal: Pasa a través del foramen cigomaticotemporal e inerva la piel de la región temporal, contribuyendo a la sensibilidad táctil y térmica de esta área.
    • Cigomaticofacial: Pasa por el foramen cigomaticofacial e inerva la piel de la región cigomática (mejilla), proporcionando sensibilidad en esta parte de la cara.
  8. Nervio faríngeo: Este es un pequeño ramo que inerva la mucosa de la región superior de la faringe. Contribuye a la sensibilidad en esta área crucial para la deglución y el habla.
  9. Nervio palatino mayor: Recorre el conducto (o canal) palatino mayor y emerge en la cavidad oral a través del foramen palatino mayor. Inerva la mucosa del paladar duro y las glándulas palatinas. Además, emite los nervios nasales posteriores inferiores, que proporcionan inervación sensitiva a la mucosa de los meatos medio e inferior de la cavidad nasal y al cornete nasal inferior.
  10. Nervios palatinos menores: Estos nervios atraviesan los conductos palatinos menores y alcanzan la cavidad oral a través de los orificios palatinos menores. Inervan la mucosa del paladar blando y emiten ramos tonsilares para las tonsilas palatinas, contribuyendo así a la sensibilidad y función de estas estructuras.
  11. Nervios alveolares superiores: Estos nervios perforan el hueso maxilar y forman un plexo alrededor de las raíces de los dientes del arco dentario superior. Se dividen en varias ramas:
    • Alveolares superiores posteriores: Son dos o tres ramas que atraviesan los forámenes alveolares de la tuberosidad del maxilar. Inervan la mucosa del seno maxilar, los molares superiores y la encía adyacente.
    • Alveolar superior medio: Llega al seno maxilar a través del surco infraorbitario, luego se distribuye en la pared lateral del seno y hacia el plexo dentario superior, proporcionando inervación a los dientes premolares superiores.
    • Alveolares superiores anteriores: Transcurren por un conducto separado hacia el plexo dentario superior, separándose luego a nivel del nervio infraorbitario. Inervan los dientes caninos, incisivos, premolares y el primer molar superior.

    Estos nervios alveolares superiores se combinan para formar el plexo dentario superior, que se ubica sobre las raíces dentarias superiores. Desde este plexo emergen los ramos dentarios superiores, que inervan cada una de las raíces dentarias individualmente, y los ramos gingivales superiores, que inervan la encía superior.

 

Terminación

El nervio maxilar finaliza su recorrido con el nervio infraorbitario, que desciende hacia la región infraorbitaria tras atravesar la fisura orbitaria inferior y el conducto infraorbitario. Desde aquí, emerge por el foramen infraorbitario para inervar una serie de estructuras en la cara.

  1. Recorrido del nervio infraorbitario: El nervio infraorbitario atraviesa la fisura orbitaria inferior, una abertura en el hueso maxilar que conecta la órbita con la región facial. Luego, continúa por el conducto infraorbitario, una estructura ósea que se encuentra por debajo del seno maxilar. Al salir por el foramen infraorbitario, situado en la región infraorbitaria de la cara, el nervio infraorbitario emite varios ramos que tienen importantes funciones sensitivas y motoras.
  2. Inervación del nervio infraorbitario: Una vez fuera del foramen infraorbitario, el nervio infraorbitario se comunica con un ramo del nervio facial. Este ramo terminal del nervio maxilar inerva:
    • Párpado inferior: Proporciona sensibilidad a la piel del párpado inferior.
    • Ala de la nariz: Inerva la piel de la ala nasal.
    • Mucosa del vestíbulo nasal: Sensibilidad en la mucosa que reviste el vestíbulo nasal.
    • Piel de las mejillas: Sensibilidad cutánea en la región de las mejillas.
    • Piel y mucosa del labio superior: Proporciona sensibilidad a la piel y mucosa del labio superior. Los ramos específicos incluyen los nervios palpebrales inferiores, nasales externos e internos, y los nervios labiales superiores.

Esta inervación sensitiva es crucial para la percepción sensorial táctil y térmica en estas áreas faciales, contribuyendo a funciones como la protección de los ojos, la percepción del entorno y la regulación de la temperatura.

  1. Ganglio pterigopalatino: También conocido como ganglio esfenopalatino o de Meckel, este ganglio se encuentra adyacente al nervio maxilar en la fosa pterigopalatina. Pertenece al sistema nervioso parasimpático craneal y contiene cuerpos de neuronas parasimpáticas posganglionares.
    • Función del ganglio pterigopalatino: La función principal del ganglio pterigopalatino es regular las secreciones de la glándula lagrimal y de las glándulas de la mucosa nasal y palatina. Controla la producción de lágrimas y la vasomotricidad de la mucosa de las cavidades nasales, asegurando así el adecuado funcionamiento y protección de estas estructuras.

Su compleja organización incluye ramos aferentes que provienen de diferentes fuentes:

  • Ramos colaterales del nervio maxilar: Estos ramos sensitivos, también conocidos como raíces sensitivas o ganglionares del nervio maxilar, son fibras nerviosas que atraviesan el ganglio pterigopalatino sin hacer sinapsis en él ni tener ninguna función autonómica. Su función principal es llevar información sensorial hacia el sistema nervioso central desde diversas estructuras inervadas por el nervio maxilar, como la cavidad nasal, el paladar y la región maxilar.
  • Nervio del canal pterigoideo: Este es un ramo posterior que surge de la unión de dos nervios petrosos:
    • Nervio petroso mayor: Es un ramo del nervio facial (VII par craneal). Constituye la raíz parasimpática del ganglio pterigopalatino y lleva fibras preganglionares provenientes del núcleo salival superior del nervio facial. Estas fibras parasimpáticas hacen sinapsis en el ganglio pterigopalatino con neuronas posganglionares, que luego inervan las glándulas lagrimal, nasal y palatina. El nervio petroso mayor es responsable de la regulación de las secreciones de estas glándulas y de la vasodilatación de la mucosa nasal y palatina.
    • Nervio petroso profundo: Este ramo está formado por fibras simpáticas provenientes del plexo carotídeo interno. Constituye la raíz simpática del ganglio pterigopalatino y conduce fibras posganglionares de neuronas ubicadas en el ganglio cervical superior del tronco simpático. Las fibras simpáticas controlan la vasoconstricción de la mucosa nasal y palatina, jugando un papel complementario al sistema parasimpático en la regulación de las funciones autonómicas de estas estructuras.

Sus funciones eferentes se limitan principalmente a enviar filetes nerviosos a los ramos del nervio maxilar (V2), facilitando así la transmisión de impulsos hacia las estructuras inervadas por este nervio.

  • Raíz sensitiva del ganglio pterigopalatino: Esta raíz se desprende del nervio maxilar en el fondo de la fosa pterigopalatina y se aplica a la cara lateral del ganglio pterigopalatino. Desde esta posición, la raíz sensitiva emite sus ramos terminales, que incluyen:
    • Ramos nasales posteriores superiores: Estos ramos se dirigen hacia los cornetes nasales superior y medio. Proporcionan inervación sensitiva a estas estructuras dentro de la cavidad nasal, contribuyendo a la sensibilidad en las áreas específicas de los cornetes.
    • Nervio nasopalatino: Inerva el tabique de las cavidades nasales, recorriendo el conducto palatino anterior y terminando en la bóveda palatina. Este nervio es responsable de la sensibilidad en el tabique nasal y la mucosa de la bóveda palatina.
    • Nervios palatinos: Incluyen uno mayor y dos menores, que inervan la bóveda palatina y el paladar. Estos nervios atraviesan el piso de las cavidades nasales por los conductos palatinos mayor y menores, respectivamente, proporcionando sensibilidad en estas áreas.
  • Inervación vasomotora de las cavidades nasales: Además de la función sensitiva, el ganglio pterigopalatino también juega un rol en la inervación vasomotora de las cavidades nasales. Esto implica la regulación del diámetro de los vasos sanguíneos en la mucosa nasal, lo cual es crucial para mantener la adecuada humidificación y temperatura de la inspiración nasal.

Anatomía funcional

El nervio maxilar es una rama exclusivamente sensitiva del nervio trigémino (V par craneal) que desempeña un papel crucial en la transmisión de sensaciones desde diversas estructuras del cráneo y la cara. Su anatomía funcional y distribución están estrechamente relacionadas con varias áreas importantes del sistema nervioso periférico y autónomo.

  1. Territorio de inervación del nervio maxilar: El nervio maxilar inerva una serie de estructuras que incluyen:
    • Cavidades nasales: Proporciona sensibilidad en la mucosa nasal, permitiendo la percepción de tacto, temperatura y dolor en esta área.
    • Dientes del maxilar: Inerva los dientes superiores, permitiendo la sensibilidad dental en el maxilar superior.
    • Seno maxilar: Proporciona sensibilidad en la mucosa del seno maxilar, contribuyendo a la percepción sensorial en esta cavidad.
    • Piel de las mejillas, nariz y región temporocigomática: Ofrece sensibilidad cutánea en estas áreas faciales, facilitando la percepción táctil y térmica.
  2. Fibras secretorias para la glándula lagrimal: Aunque el nervio maxilar es exclusivamente sensitivo, las fibras secretorias para la glándula lagrimal provienen del nervio facial a través del ganglio pterigopalatino. Este ganglio contiene neuronas parasimpáticas que regulan las secreciones de la glándula lagrimal, contribuyendo así a la producción y distribución de lágrimas para la lubricación y protección ocular.
  3. Acción vasomotora en las cavidades nasales: Las fibras provenientes del ganglio pterigopalatino que se dirigen a las cavidades nasales tienen un importante contingente vasomotor. Esto significa que estas fibras regulan el diámetro de los vasos sanguíneos en la mucosa nasal. Esta acción vasomotora es crucial en diversas manifestaciones fisiológicas y patológicas, como el resfriado nasal, los estornudos y la congestión de la mucosa nasal. Por ejemplo, durante un resfriado, la excitación de la mucosa nasal puede provocar congestión nasal debido a la dilatación de los vasos sanguíneos regulados por estas fibras vasomotoras.

 

 

 

 

Homo medicus


Originally posted on 18 de junio de 2024 @ 9:56 AM

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