La prostatitis bacteriana aguda es una infección inflamatoria de la próstata que generalmente se desencadena por bacterias gramnegativas, en particular por Escherichia coli y especies del género Pseudomonas. Estas bacterias son las principales responsables de la patología debido a sus características biológicas y su capacidad para adherirse y colonizar la próstata, un órgano que se encuentra en una localización anatómica propensa a ser alcanzada por microorganismos del tracto urinario.
Escherichia coli es el agente patógeno más comúnmente implicado en las infecciones del tracto urinario y, por extensión, en la prostatitis aguda. Esta bacteria gramnegativa, que forma parte de la flora intestinal normal, tiene una alta capacidad para ascender por la uretra hacia la próstata, especialmente cuando existen factores predisponentes como obstrucciones urinarias, retención de orina o higiene deficiente. La virulencia de Escherichia coli está vinculada a la presencia de fimbrias, estructuras proteicas que facilitan la adherencia a las células del tracto urinario, y su capacidad para formar biopelículas que le permiten persistir en ambientes hostiles como los conductos prostáticos.
Por otro lado, las especies de Pseudomonas son otro grupo de bacterias gramnegativas que, aunque menos comunes, también son causantes de prostatitis bacteriana aguda. Estas bacterias se caracterizan por su resistencia a muchos antibióticos y su habilidad para sobrevivir en ambientes ricos en materia orgánica o con bajos niveles de oxígeno. Pseudomonas aeruginosa, en particular, tiene una afinidad por los tejidos prostáticos y puede causar infecciones graves, especialmente en pacientes inmunocomprometidos o aquellos con catéteres urinarios permanentes.
Las infecciones por organismos grampositivos, como los enterococos, son menos frecuentes, pero no imposibles. Enterococcus faecalis, un comensal habitual del tracto intestinal y genitourinario, puede ser responsable de infecciones prostáticas en ciertas circunstancias, como en pacientes con trastornos del tracto urinario inferior o en situaciones de uso prolongado de antibióticos que alteren la flora bacteriana normal.
Las principales rutas de infección en la prostatitis bacteriana aguda incluyen la ascensión de bacterias desde la uretra hacia la próstata. Esta ruta ascendente es facilitada por la proximidad anatómica de la uretra y la próstata, lo que permite que las bacterias provenientes de la uretra o de la vejiga lleguen al tejido prostático. Un factor importante en este proceso es el reflujo de orina infectada hacia los conductos prostáticos, lo que proporciona un medio favorable para que las bacterias se instalen y proliferan en la próstata.
Aunque las vías linfática y hematógena de transmisión también son teóricamente posibles, son relativamente raras en comparación con la infección ascendente. La propagación de bacterias a través de los ganglios linfáticos o la sangre podría ocurrir en pacientes con infecciones sistémicas graves o en aquellos con un sistema inmunológico comprometido, pero estos mecanismos no son los más frecuentes en el contexto de la prostatitis bacteriana aguda.
Manifestaciones clínicas
La prostatitis bacteriana aguda puede desarrollarse como resultado de condiciones previas que afectan la función urinaria normal, tales como una micción disfuncional crónica, la retención urinaria y el esfuerzo excesivo al intentar orinar. Estas condiciones pueden predisponer al paciente a infecciones bacterianas en la próstata, al alterar la dinámica normal de la evacuación urinaria y permitir la proliferación de bacterias en el tracto urinario, que eventualmente pueden ascender hacia la glándula prostática.
En la prostatitis aguda, los síntomas suelen estar marcados por dolor en áreas específicas del abdomen inferior y la pelvis, como la región perineal, sacra o suprapúbica. Estos dolores son comunes debido a la inflamación de la próstata, que se ve agravada por la retención urinaria y el esfuerzo para orinar. Los pacientes frecuentemente experimentan dolor y malestar durante la micción, lo que se conoce como síntomas irritativos, que pueden incluir una sensación de urgencia para orinar, micción frecuente y dolor al orinar. La inflamación prostática también puede comprometer la salida de orina, lo que contribuye a la aparición de síntomas obstructivos, que varían en su gravedad.
A medida que la próstata se inflama de forma aguda, puede aumentar de tamaño, ejerciendo presión sobre la uretra y causando dificultades para vaciar la vejiga. Este aumento en el tamaño de la próstata puede desencadenar retención urinaria, una condición en la que el paciente es incapaz de vaciar completamente la vejiga, lo que empeora el malestar y puede llevar a complicaciones adicionales si no se maneja adecuadamente.
Además, uno de los hallazgos clínicos más característicos de la prostatitis bacteriana aguda es la presencia de fiebre alta, que refleja una respuesta inflamatoria sistémica ante la infección. La próstata afectada puede sentirse caliente al tacto y presentar una sensibilidad extrema, lo que es indicativo de inflamación severa. En la exploración física, especialmente durante el examen rectal, la próstata suele estar notablemente dolorosa, lo que puede ser un signo de que la infección está activa y ha progresado. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado al realizar este examen, ya que la manipulación vigorosa o el masaje prostático pueden agravar la condición y aumentar el riesgo de sepsis, una complicación grave que resulta de la diseminación de bacterias a través del torrente sanguíneo.
Dado que la prostatitis bacteriana aguda puede ser potencialmente peligrosa, los procedimientos invasivos como el masaje prostático están contraindicados. Este tipo de intervención puede inducir una mayor irritación de la glándula prostática inflamada, lo que no solo incrementa el dolor, sino que también puede facilitar la propagación de la infección hacia otras áreas del cuerpo, elevando el riesgo de septicemia, una condición médica que requiere atención urgente y especializada.
Exámenes diagnósticos
Hemograma completo: frecuentemente revela leucocitosis, un aumento en el número de glóbulos blancos en la sangre. Este aumento es una respuesta inflamatoria del organismo frente a la infección bacteriana, ya que los leucocitos son las células encargadas de defender al cuerpo contra los patógenos. Además, se puede observar un desplazamiento a la izquierda en el hemograma, lo que indica una mayor presencia de formas inmaduras de leucocitos, como los neutrófilos, que se liberan prematuramente desde la médula ósea como parte de la respuesta inmunitaria acelerada frente a la infección.
Análisis de orina: suele mostrar piuria (presencia de leucocitos en la orina), lo cual es un indicio de que hay una infección activa en las vías urinarias, y bacteriuria, que confirma la presencia de bacterias en la orina, uno de los principales hallazgos en las infecciones del tracto urinario. También es común observar hematuria, es decir, la presencia de sangre en la orina, que puede variar en grado y que refleja la inflamación e irritación de las vías urinarias, incluyendo la próstata, como resultado de la infección bacteriana. La hematuria en la prostatitis aguda puede ser de leve a moderada y puede ser un signo de daño capilar en los tejidos infectados.
Cultivos de orina o de secreciones prostáticas: son esenciales para identificar el patógeno responsable de la infección. El cultivo bacteriológico permite aislar el microorganismo específico que está causando la prostatitis, lo que es fundamental para elegir el tratamiento antibiótico adecuado. En la mayoría de los casos, los patógenos involucrados son bacterias gramnegativas, como Escherichia coli, pero también pueden encontrarse otras bacterias, como Pseudomonas o enterococos. La identificación precisa del microorganismo permite ajustar la terapia antimicrobiana de forma más efectiva.
Estudios de imagen: Un absceso es una colección localizada de pus dentro de los tejidos infectados y representa una manifestación avanzada de la prostatitis que puede causar un daño significativo al tejido prostático y otros problemas sistémicos. En estos casos, se requieren estudios de imagen para evaluar la extensión de la infección y determinar la presencia de un absceso.
- Tomografía computarizada pélvica y la ecografía transrectal son las principales modalidades de imagen utilizadas en estos casos.
La tomografía computarizada permite obtener imágenes detalladas del área pélvica, lo que facilita la visualización de abscesos, la inflamación prostática y otras complicaciones asociadas. - La ecografía transrectal, por su parte, es una técnica mínimamente invasiva que proporciona imágenes precisas de la próstata y puede identificar abscesos más pequeños o confinados dentro del tejido prostático. Ambos estudios de imagen son particularmente útiles cuando los síntomas no mejoran o empeoran a pesar de un tratamiento antibiótico adecuado, lo que sugiere la necesidad de una intervención más agresiva, como el drenaje del absceso o el ajuste del tratamiento antimicrobiano.
Diagnóstico diferencial
La prostatitis bacteriana aguda debe ser diferenciada de diversas condiciones clínicas que comparten síntomas similares, como fiebre, dolor pélvico y alteraciones en la micción. Un diagnóstico diferencial adecuado es fundamental para asegurar un tratamiento efectivo y evitar complicaciones innecesarias. Entre las principales condiciones que se deben considerar en el diagnóstico diferencial de la prostatitis bacteriana aguda se encuentran la pielonefritis aguda, la epididimitis aguda, la diverticulitis aguda y la retención urinaria secundaria al agrandamiento prostático.
La pielonefritis aguda es una infección renal que puede presentar síntomas semejantes a la prostatitis bacteriana aguda, como fiebre y dolor en la región pélvica. Sin embargo, la localización del dolor y los hallazgos durante el examen físico permiten hacer una distinción importante. En la pielonefritis aguda, el dolor tiende a localizarse en la zona lumbar, sobre todo en el ángulo costovertebral, lo que está relacionado con la inflamación de los riñones. En cambio, en la prostatitis aguda, el dolor se centra en la región perineal, sacra o suprapúbica, que es característico de la inflamación prostática. Además, en la pielonefritis, la palpación de la zona renal puede revelar sensibilidad en los riñones, mientras que en la prostatitis, la próstata se encuentra aumentada y dolorosa durante el examen rectal.
La epididimitis aguda, que es una inflamación del epidídimo, también puede presentar síntomas de dolor y malestar en la región pélvica, pero se distingue principalmente por la localización del dolor, que en este caso suele irradiar hacia el escroto y la zona inguinal. A la exploración física, el epidídimo está palpablemente aumentado y doloroso, lo que permite diferenciarlo de la prostatitis aguda, en la que el dolor se concentra en el área perineal y no en el escroto. Además, la epididimitis generalmente se acompaña de signos de inflamación escrotal, como enrojecimiento y aumento de volumen, que no son características de la prostatitis bacteriana aguda.
La diverticulitis aguda, una condición en la que se produce la inflamación de los divertículos en el colon, puede ser confundida con la prostatitis aguda debido a los síntomas abdominales y pélvicos similares. Sin embargo, la historia clínica y los resultados del análisis de orina (UA) pueden ayudar a hacer una distinción clara. En la diverticulitis, los síntomas predominantes son dolor en la parte inferior del abdomen, generalmente en el lado izquierdo, junto con fiebre y alteraciones digestivas, como diarrea o estreñimiento. Por otro lado, en la prostatitis aguda, los síntomas urinarios son mucho más prominentes, incluyendo disuria (dolor al orinar), urgencia y frecuencia urinaria. Además, el análisis de orina en la diverticulitis generalmente no muestra los signos típicos de infección urinaria, como bacteriuria o piuria, lo que facilita la diferenciación.
La retención urinaria secundaria al agrandamiento prostático también puede causar síntomas similares a los de la prostatitis bacteriana aguda, como dificultad para orinar, dolor pélvico y distensión vesical. Sin embargo, esta condición se distingue fácilmente mediante un examen rectal inicial o de seguimiento y la realización de una ecografía para evaluar el volumen residual de orina postmiccional. En el caso de una prostatitis aguda, el examen rectal revela una próstata inflamada y extremadamente sensible, mientras que en la retención urinaria por agrandamiento prostático, la próstata generalmente está aumentada de tamaño, pero no presenta la inflamación dolorosa característica de una infección. Además, un escáner de volumen residual postmiccional puede mostrar la incapacidad de vaciar completamente la vejiga en el caso de una obstrucción prostática, mientras que en la prostatitis, el patrón de vaciado de la vejiga puede no estar alterado de manera significativa, a menos que haya retención urinaria asociada por la inflamación aguda.
Tratamiento
El tratamiento de la prostatitis bacteriana aguda suele requerir hospitalización, especialmente en casos de infección grave o cuando el paciente no puede recibir tratamiento ambulatorio adecuado. El manejo inicial se basa en la administración de antibióticos intravenosos de amplio espectro, como la ampicilina y un aminoglucósido, hasta que se obtengan los resultados de las pruebas de sensibilidad del patógeno identificado en los cultivos de orina o secreciones prostáticas. Esta terapia empírica tiene como objetivo erradicar rápidamente el microorganismo causante de la infección, previniendo complicaciones graves como la sepsis.
Una vez que el paciente ha permanecido afebril (sin fiebre) durante un período de 24 a 48 horas, se puede iniciar el tratamiento antibiótico oral, adaptado según los resultados de la sensibilidad del organismo aislado. Los antibióticos orales de elección suelen ser las quinolonas, como la ciprofloxacina, si el organismo es sensible a estos fármacos. La duración total del tratamiento antibiótico suele ser de 4 a 6 semanas, ya que es importante garantizar la erradicación completa de la infección, debido a la difícil penetración de los antibióticos en el tejido prostático inflamado. Un tratamiento adecuado a lo largo de este período es crucial para prevenir complicaciones y recaídas.
En caso de que se desarrolle retención urinaria, una complicación relativamente común de la prostatitis bacteriana aguda debido a la inflamación prostática que obstruye el flujo urinario, es necesario aliviar la obstrucción. Para ello, se puede realizar una cateterización intermitente (cateterismo en y fuera), que consiste en insertar un catéter temporalmente para vaciar la vejiga y aliviar la retención. En casos en los que la obstrucción es más persistente, se puede recurrir a un catéter urinario de permanencia a corto plazo, normalmente durante 12 horas, hasta que se resuelva la inflamación y se restablezca la función urinaria normal.
Pronóstico
La prostatitis bacteriana aguda tiene un pronóstico generalmente favorable, ya que es una condición que, en la mayoría de los casos, responde bien al tratamiento antibiótico adecuado. La erradicación de las bacterias con la terapia adecuada suele resultar en la resolución de la infección y la reducción de la inflamación prostática. La progresión a prostatitis bacteriana crónica es rara, y la mayoría de los pacientes experimentan una mejora significativa después de completar el tratamiento. Sin embargo, es fundamental que los pacientes sigan el régimen terapéutico prescrito y que se realice un seguimiento adecuado para asegurarse de que la infección se haya erradicado por completo. Las complicaciones graves son poco frecuentes cuando se inicia el tratamiento adecuado de manera temprana y se monitorea de cerca la evolución clínica del paciente.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Kwan ACF et al. Fosfomycin for bacterial prostatitis: a review. Int J Antimicrob Agents. 2020;56:106106. [PMID: 32721595]
- Shakur A et al. Prostatitis: imaging appearances and diagnostic considerations. Clin Radiol. 2021;76:416. [PMID: 33632522]
- Xiong S et al. Pharmacological interventions for bacterial prostatitis. Front Pharmacol. 2020;11:504. [PMID: 32425775]