Reguladores negativos de la activación de células T

Reguladores negativos de la activación de células T
Reguladores negativos de la activación de células T

Los anticuerpos dirigidos contra CTLA-4 y otros reguladores negativos de la activación de células T, como PD-1 y PD-L1, constituyen una categoría innovadora de fármacos denominada inhibidores del control, que actualmente se emplean en el tratamiento de diversos tipos de cáncer.

La inhibición de señales coestimuladoras necesarias para la activación completa de las células T se refiere a una estrategia terapéutica que busca modular o bloquear ciertos mecanismos de señalización que son esenciales para que los linfocitos T se activen y desempeñen su papel en la respuesta inmunitaria. Las células T necesitan señales de dos tipos de moléculas para una activación completa: señales de antígeno y señales coestimuladoras.

Cuando una célula presentadora de antígeno (como un macrófago o una célula dendrítica) presenta un antígeno a un linfocito T, se establece una interacción que implica señales coestimuladoras adicionales además de la señal de antígeno. Estas señales coestimuladoras son necesarias para evitar respuestas inmunitarias inapropiadas y para garantizar que la activación de las células T sea adecuada y controlada.

La inhibición de estas señales coestimuladoras se ha explorado como una estrategia terapéutica en diferentes contextos, especialmente en enfermedades autoinmunitarias y trasplantes:

  • Enfermedades Autoinmunitarias: En condiciones autoinmunitarias, el sistema inmunitario ataca erróneamente las células y tejidos del propio cuerpo. Al bloquear las señales coestimuladoras, se pretende reducir la activación excesiva de las células T, disminuyendo así la respuesta autoinmunitaria y mitigando los daños a los tejidos del organismo.
  • Rechazo de Injertos: En los trasplantes, la inhibición de las señales coestimuladoras busca prevenir el rechazo del injerto al modular la respuesta inmunitaria contra el tejido trasplantado. Esto puede ayudar a prolongar la supervivencia del injerto al reducir la activación y la respuesta agresiva de las células T.
  • Inmunoterapia: Esta estrategia también se ha explorado en el campo de la inmunoterapia contra el cáncer. Al modular las señales coestimuladoras, se busca potenciar la respuesta inmunitaria contra las células cancerosas, estimulando a las células T a reconocer y atacar de manera más efectiva las células malignas.

Las terapias que buscan la inhibición de señales coestimuladoras a menudo se centran en bloquear moléculas específicas en la superficie de las células T o de las células presentadoras de antígeno. Al hacerlo, se pretende regular de manera más precisa la activación de las células T y evitar respuestas inmunitarias no deseadas o excesivas.

Abatacept, un fármaco utilizado en el tratamiento de la artritis reumatoide, se destaca como un ejemplo paradigmático de una proteína de fusión. Esta molécula fusiona la porción extracelular del antígeno 4 de los linfocitos T citotóxicos (CTLA-4) con la porción extracelular de la IgG1 humana, creando así una entidad con propiedades inmunomoduladoras específicas. Su mecanismo de acción se centra en la inhibición de señales coestimuladoras vitales para la activación completa de los linfocitos T, específicamente bloqueando la interacción entre CD28 en la superficie de las células T y CD80/86 en las células presentadoras de antígeno. Fisiológicamente, CTLA-4 se une a CD80/CD86 y produce una señal que inhibe la activación de las células T.

La aprobación otorgada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) valida su eficacia en el tratamiento de la artritis reumatoide. Esta aprobación se basa en estudios clínicos que respaldan la capacidad del abatacept para controlar los síntomas y frenar la progresión de la enfermedad en pacientes afectados por esta condición autoinmunitaria.

Destacable es la comparación que se establece con otros fármacos, especialmente aquellos que bloquean el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). Se subraya que las complicaciones infecciosas asociadas con el abatacept son inferiores en comparación con estos medicamentos alternativos. Este dato sugiere un perfil de seguridad más favorable en términos de infecciones, consolidando al abatacept como una opción terapéutica atractiva para aquellos pacientes con enfermedades autoinmunitarias que buscan mitigar los síntomas y mejorar la calidad de vida. El abatacept representa un ejemplo tangible de cómo la manipulación de señales coestimuladoras específicas puede modular selectivamente la respuesta inmunitaria, abriendo puertas hacia estrategias terapéuticas más precisas y efectivas en el campo de las enfermedades autoinmunitarias.

Reguladores negativos de la activación de células T

Reguladores negativos de la activación de células T

Otros ejemplos destacados de estos reguladores negativos incluyen ipilimumab, nivolumab, atezolizumab y pembrolizumab, cada uno diseñado para abordar específicamente las vías inmunológicas que limitan la respuesta inmunitaria antitumoral.

En el ámbito molecular, CTLA-4 funciona como un inhibidor de la activación de los linfocitos T, desempeñando un papel fundamental en la regulación de la respuesta inmunitaria. Por otro lado, la interacción entre PD-1 en las células T y PD-L1 en las células tumorales representa otro mecanismo inhibitorio crucial, permitiendo a las células cancerosas evadir la respuesta inmunitaria. Estos inhibidores del control, como ipilimumab, actúan bloqueando la acción inhibitoria de CTLA-4, mientras que fármacos como nivolumab, pembrolizumab y atezolizumab se centran en impedir la interacción PD-1/PD-L1.

Ipilimumab: Reguladores negativos de la activación de células T

Ipilimumab: Reguladores negativos de la activación de células T

 

Los reguladores negativos de la activación de células T han encontrado aplicación clínica en el tratamiento de diversos tipos de cáncer, marcando un cambio de paradigma en la terapia oncológica. Ipilimumab, al bloquear CTLA-4, potencia la respuesta inmunitaria contra las células cancerosas. Por otro lado, nivolumab, pembrolizumab y atezolizumab, al bloquear la interacción PD-1/PD-L1, desinhiben las respuestas inmunitarias antitumorales. Estos avances terapéuticos con reguladores negativos de la activación de células T se traducen en mejoras significativas en la supervivencia y calidad de vida de los pacientes afectados por cánceres como el melanoma y el cáncer de pulmón.

Cabe destacar que estos inhibidores del control han demostrado ser particularmente eficaces en casos en los que otros tratamientos han mostrado limitaciones. Además, representan un enfoque terapéutico menos agresivo en comparación con algunas modalidades de tratamiento tradicionales. Aunque han marcado un hito en la inmunoterapia contra el cáncer, es importante abordar y monitorear posibles efectos secundarios y la variabilidad en la respuesta de los pacientes.

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