Anatomía de la articulación radiocarpiana

Anatomía de la articulación radiocarpiana
Anatomía de la articulación radiocarpiana

La articulación radiocarpiana se configura como una articulación sinovial de tipo elipsoide, siendo su función cardinal la unión entre la epífisis inferior del radio y el carpo. La denominación “radiocarpiana” subraya la exclusiva participación del radio en su conformación, excluyendo directamente a la ulna o cúbito.

Las superficies articulares de la articulación radiocarpiana ostentan una conformación dual. La primera, denominada “cavidad glenoidea”, corresponde al radio y al disco articular, presentando una configuración cóncava. La segunda, conocida como “cóndilo carpiano”, encuentra su equivalencia en los huesos escafoides, semilunar y piramidal, y exhibe una disposición convexa. Esta descripción, alineada con la realidad anatómica y funcional, delinea la complejidad y especificidad de las estructuras implicadas.

La clasificación de esta articulación como elipsoide refleja la morfología ovalada de sus superficies articulares, permitiendo una amplia gama de movimientos, incluyendo flexión, extensión, abducción y aducción. La exclusión directa de la ulna en su constitución resalta la singularidad del radio en la articulación, destacando su papel preponderante en la funcionalidad de la muñeca.


Superficie articular del antebrazo de la articulación radiocarpiana

La superficie articular del antebrazo presenta una morfología cóncava en sentido anteroposterior y transversal. El eje mayor de esta superficie tiene una orientación transversal, abarcando desde el proceso estiloides del radio hasta el proceso estiloides de la ulna.

La configuración cóncava de la superficie articular del antebrazo sugiere una curvatura en ambas direcciones, anteroposterior y transversal, lo que contribuye a la capacidad de flexión y extensión en estas articulaciones. La orientación transversal del eje mayor implica que se extiende horizontalmente desde el proceso estiloides del radio hasta el proceso estiloides de la ulna, abarcando así la anchura de la articulación.

El eje menor de la superficie articular del radio se define como la distancia entre la cara anterior y posterior del radio a nivel de su incisura ulnar. Este parámetro mide la dimensión anteroposterior de la superficie articular específica del radio y proporciona detalles adicionales sobre la morfología detallada de esta estructura.

La superficie articular del antebrazo se divide en dos partes distintas, cada una con características anatómicas específicas:

A. Superficie Radial Escafoides: La carilla articular carpiana, componente de la superficie radial del antebrazo, exhibe una forma triangular con su vértice ubicado en el proceso estiloides del radio. Su base se encuentra oculta por la inserción del disco articular. El borde posterior de esta carilla sobrepasa la superficie articular, formando un relieve, mientras que el borde anterior se alinea con el borde anterior de la epífisis. En la unión de su tercio medial con los dos tercios laterales, presenta la incisura radioescafolunar anterior. A partir de este punto, se origina una cresta roma anteroposterior que divide la superficie en dos regiones: una triangular, destinada para el escafoides, y otra cuadrangular, reservada para el semilunar. La superficie radial está recubierta de manera uniforme por un cartílago que se extiende medialmente hacia el disco articular.

B. Superficie Ligamentosa: La segunda parte de la superficie articular del antebrazo corresponde a la cara inferior del disco articular, también conocido como ligamento triangular, perteneciente a la articulación radioulnar distal. Esta superficie es notablemente cóncava hacia abajo y en dirección medial. El disco articular, revestido por cartílago, actúa como una estructura intermedia entre la cara inferior ulnar y la interlínea radiocarpiana, desempeñando un papel crucial en la estabilidad y función de la articulación radioulnar distal.

Anatomía de la articulación radiocarpiana

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Superficie carpiana de la articulación radiocarpiana

La superficie carpiana de la articulación radiocarpiana se caracteriza por su regularidad y forma redondeada, siendo convexa hacia arriba. Esta superficie está compuesta por tres huesos de la primera fila del carpo, dispuestos de manera lateral a medial: el escafoides, el semilunar y el piramidal. Estos huesos se encuentran unidos por sus articulaciones propias, formando así una superficie continua que está recubierta por cartílago articular.

En la posición intermedia de la mano, sin ninguna inclinación lateral, el escafoides se alinea con la superficie radial, el semilunar y el piramidal se sitúan debajo del disco articular, próximo al radio y al disco articular. Esta disposición anatómica refleja la función coordinada de estos huesos en la articulación radiocarpiana, permitiendo movimientos precisos y coordinados en la muñeca.

La interlínea articular, que separa las superficies articulares del antebrazo y del carpo, se caracteriza por su irregularidad. No presenta ningún accidente del lado del antebrazo ni del lado carpiano. Es cóncava hacia abajo en ambas direcciones, tanto en el sentido transversal como en el anteroposterior. Esta concavidad contribuye a la flexibilidad y movilidad de la articulación radiocarpiana, facilitando una variedad de movimientos necesarios para las funciones cotidianas y especializadas de la mano.

Los medios de unión de la articulación radiocarpiana son fundamentales para proporcionar estabilidad, soporte y permitir los movimientos coordinados entre las superficies articulares. Estos medios incluyen la cápsula y los ligamentos:

Cápsula: La cápsula es una membrana fibrosa que rodea de manera precisa las superficies articulares de la articulación radiocarpiana. Su fijación es específica, anclándose en los bordes anterior y posterior de la superficie articular del radio, así como en los bordes del disco articular. En la porción inferior, la cápsula se adhiere al contorno articular de las caras correspondientes de los tres huesos del carpo que conforman el cóndilo carpiano: escafoides, semilunar y piramidal. Esta inserción proporciona una cobertura completa alrededor de la articulación, contribuyendo a mantener las superficies articulares alineadas y proporcionando un límite protector.

Ligamentos: Los ligamentos desempeñan un papel crucial al reforzar la cápsula y permitir movimientos controlados entre los huesos de la articulación radiocarpiana. Estos ligamentos, que pueden ser diversos y especializados, facilitan la estabilidad al prevenir movimientos excesivos o desplazamientos no deseados entre las estructuras articulares. Permiten a los huesos desplazarse de manera notable pero controlada, contribuyendo así a la flexibilidad y función coordinada de la articulación.

A. Ligamento Anterior: El ligamento anterior de la articulación radiocarpiana se compone de dos fascículos que convergen hacia abajo. El fascículo radiocarpiano palmar se origina en el borde anterior de la cara articular del radio y sobre su proceso estiloides, terminando en el semilunar y el piramidal. Las fibras que provienen del proceso estiloides alcanzan la cara anterior del escafoides. El fascículo ulnocarpiano (cubitocarpiano) palmar, oblicuo hacia abajo y lateral, se extiende en abanico desde la ulna hasta la cara anterior del semilunar, piramidal y sobre el escafoides, entre la cabeza de la ulna y el proceso estiloides. Estos ligamentos contribuyen a la estabilidad de la articulación radiocarpiana en la dirección anterior.

B. Ligamento Posterior (Radiocarpiano Dorsal): El ligamento posterior es menos grueso y se extiende desde el borde posterior del radio, oblicuo hacia abajo y medial a la cara dorsal del piramidal. Algunas fibras se insertan en el semilunar. Este ligamento proporciona refuerzo en la dirección posterior de la articulación radiocarpiana.

C. Ligamento Colateral Ulnar (Cubital): Este ligamento es potente y elástico. Se inserta en el vértice y el lado medial del proceso estiloides de la ulna, dirigiéndose hacia abajo y ensanchándose en abanico. Se divide en dos fascículos: el anterior, que se inserta en el hueso pisiforme, y el posterior que lo hace en la cara dorsal del piramidal. El ligamento colateral ulnar contribuye a la estabilidad lateral de la articulación radiocarpiana.

D. Ligamento Colateral Radial: El ligamento colateral radial es sólido y elástico. Se fija en el vértice del proceso estiloides del radio y se extiende sobre el lado anterolateral del hueso escafoides. Este ligamento refuerza la estabilidad lateral de la articulación radiocarpiana desde el lado radial.

E. Ligamento Radioescafolunar: Es una pequeña cintilla sagital que se inserta en la incisura radioescafolunar anterior. Dirigido hacia abajo y atrás, alcanza la interlínea escafolunar. Se divide abajo en una inserción escafoidea y en una inserción lunar más desarrollada. Este ligamento contribuye a la estabilidad de la articulación entre los huesos escafoides y semilunar.

 


Sinovial de la articulación radiocarpiana

La membrana sinovial de la articulación radiocarpiana se encuentra estratégicamente distribuida en la cara profunda de la cápsula en toda su extensión, alcanzando el límite del revestimiento cartilaginoso. Esta membrana, esencial para la lubricación y el funcionamiento sin obstrucciones de la articulación, presenta características anatómicas distintivas.

En la región anterior, se distingue un pliegue semilunar en la sinovial, correspondiente a la interlínea que separa al escafoides del semilunar. Posteriormente, un pliegue análogo separa al semilunar del piramidal, delineando áreas específicas de la articulación y contribuyendo a la organización funcional de los huesos del carpo.

La sinovial exhibe prolongaciones tanto en la parte anterolateral como en la medial. La primera se extiende por delante del hueso escafoides, asegurando la lubricación en las áreas de movimientos frecuentes. La segunda se desprende de la parte medial, avanzando por delante del proceso estiloides de la ulna y formando el receso preestiloideo.

En adición, la sinovial de la ulna emite prolongaciones entre los fascículos de su aparato ligamentoso, identificados como recesos articulares. Estos recesos contribuyen a la movilidad y lubricación dentro de la articulación, optimizando la función de los ligamentos y estructuras adyacentes.

Destacando su interconexión, se señala que la sinovial de la articulación radiocarpiana presenta, con cierta frecuencia, comunicación con la articulación radioulnar inferior a través del disco articular. Esta conexión sugiere una continuidad funcional entre las articulaciones del antebrazo, facilitando movimientos coordinados y fluidos en regiones anatómicas cercanas.

 


Relaciones de la articulación radiocarpiana

El primer metacarpiano, un componente esencial de la mano, presenta diversas características anatómicas fundamentales, especialmente en su relación con la articulación radiocarpiana, evidenciadas en sus distintas caras.

En la cara posterior, la articulación radiocarpiana se manifiesta superficialmente dorsalmente y de manera profunda en la cara palmar, con las regiones lateral y medial resguardadas por la prominencia del proceso estiloides. La separación de la piel de la articulación se logra mediante el retináculo de los extensores, que, al entrar en contacto, aplican los tendones extensores de la mano y dedos a las vainas sinoviales circundantes. En la cara dorsal, se pueden observar quistes sinoviales que se desarrollan a través de dehiscencias capsuloligamentosas, y esta área facilita el acceso a la articulación radiocarpiana.

La cara anterior se encuentra relacionada con el túnel carpiano, un túnel osteofibroso que se interpone entre la región anterior del antebrazo y la palma. Este túnel, desarrollado profundamente al retináculo flexor (ligamento anular anterior del carpo), permite el paso de los tendones flexores de los dedos junto con sus vainas sinoviales, así como el nervio mediano. El eje vasculonervioso ulnar transcurre medial al túnel carpiano, a través del canal ulnar, situado superficialmente al retináculo flexor.

En la cara ulnar (cubital), la exposición se logra mediante una inclinación radial pronunciada de la mano. Aunque de extensión limitada, esta cara se caracteriza por el relieve superficial del ligamento colateral ulnar, sirviendo como un marcador anatómico distintivo.

Por último, la cara radial permanece oculta por la prominencia del proceso estiloides del radio y se asocia con la “tabaquera anatómica”, que alberga los tendones de los músculos extensores radiales largo y corto del carpo, junto con la arteria radial. La inserción capsular se ubica claramente por encima de los cartílagos epifisarios inferiores del radio y la ulna.

 


Anatomía de superficie

La articulación radiocarpiana, una estructura crucial en la muñeca, se caracteriza por dos puntos de referencia óseos claramente perceptibles: los procesos estiloides del radio y de la ulna. En esta articulación, la presencia del proceso estiloides ulnar es subrayada por la prominencia de la tuberosidad inferior de la ulna en su porción posterior. La ubicación relativa de las puntas de ambos procesos estiloides revela que la del proceso estiloides radial desciende más que la del estiloides ulnar, salvo en casos de fracturas en la extremidad inferior del radio, donde ambos se encuentran al mismo nivel.

En la porción anterior de la articulación, la interlínea articular se correlaciona con el pliegue de flexión cutáneo superior. Este pliegue cutáneo, visible en la parte frontal de la muñeca, proporciona un punto de referencia externo que coincide con la disposición anatómica interna de la articulación radiocarpiana. La relación entre la interlínea articular y este pliegue cutáneo superior es esencial para una comprensión precisa de la anatomía y la funcionalidad de la articulación, destacando su importancia en la evaluación clínica y en la identificación de puntos de referencia anatómicos.

 


Vascularización e inervación

Las arterias de la articulación radiocarpiana se distribuyen a lo largo de ambas caras de la articulación y tienen su origen principalmente en las arterias interóseas del antebrazo. Estas arterias forman una red anastomótica muy densa, estableciendo conexiones entre las ramas derivadas tanto de la arteria radial como de la ulnar (cubital), según lo señalado por Kuhlmann. Esta rica red anastomótica contribuye a asegurar un suministro sanguíneo efectivo y equilibrado a la articulación radiocarpiana, facilitando así sus funciones metabólicas y regenerativas.

En cuanto a la inervación, los nervios que abastecen la articulación radiocarpiana provienen de los nervios interóseos, tanto anterior como posterior. Estos nervios, a su vez, tienen su origen en el nervio mediano anterior y el nervio radial posterior, respectivamente. Esta disposición innervadora permite la transmisión de señales nerviosas esenciales para la sensibilidad y el control motor de la articulación radiocarpiana. La conexión de los nervios con las arterias en esta región también es crucial para la regulación neurovascular que garantiza una función adecuada y la respuesta a estímulos tanto sensitivos como motores.

 

 

 

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