Cáncer de mama que ocurre durante el embarazo o la lactancia

Cáncer de mama que ocurre durante el embarazo o la lactancia
Cáncer de mama que ocurre durante el embarazo o la lactancia

El cáncer de mama es una enfermedad compleja que, en términos generales, se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células anormales en los tejidos de la mama. En el contexto del embarazo, este tipo de cáncer representa un reto significativo tanto para el diagnóstico como para el tratamiento, complicando hasta uno de cada tres mil embarazos. Su incidencia ha mostrado una tendencia creciente en las últimas décadas, en gran parte debido a que las mujeres tienen hijos a edades cada vez más avanzadas, lo que aumenta el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

La razón por la cual el cáncer de mama en el embarazo es más complejo de identificar radica en los cambios fisiológicos que ocurren en la mama durante este periodo. Durante el embarazo, las glándulas mamarias experimentan una serie de modificaciones debido al aumento de las hormonas sexuales, como el estrógeno y la progesterona, lo que lleva a una mayor densidad mamaria y cambios en la forma y tamaño de los senos. Estos cambios pueden enmascarar la presencia de tumores, lo que dificulta su detección temprana. Las mamas se vuelven más densas y firmes, lo que puede ocultar la presencia de una lesión maligna en los exámenes clínicos o en las pruebas de imagen. Además, la mamografía, que es el principal método de detección de cáncer de mama, no se realiza rutinariamente en mujeres jóvenes o embarazadas debido a los riesgos potenciales asociados a la radiación, lo que contribuye a un diagnóstico tardío.

El diagnóstico de cáncer de mama durante el embarazo es particularmente desafiante debido a estas dificultades, y a menudo los síntomas, como un bulto en la mama o secreción por el pezón, pueden ser inicialmente atribuibles a cambios fisiológicos normales del embarazo. Sin embargo, es crucial que los profesionales de la salud mantengan un alto nivel de sospecha y realicen una investigación exhaustiva ante cualquier anomalía mamaria, ya que el diagnóstico temprano sigue siendo uno de los factores clave para mejorar el pronóstico de las pacientes.

En cuanto al tratamiento, el manejo del cáncer de mama durante el embarazo debe ser individualizado, y la decisión sobre la interrupción del embarazo es uno de los aspectos más controvertidos y delicados. No existen pruebas científicas que demuestren que la interrupción del embarazo mejora el pronóstico materno en casos de cáncer de mama. De hecho, el tratamiento de la enfermedad debe ser el principal foco, y el pronóstico depende de factores como el estadio clínico del cáncer, el tipo de tumor, el grado de diferenciación celular y la respuesta del tumor a los tratamientos. En algunos casos, se opta por iniciar un tratamiento para el cáncer, como la quimioterapia, durante el embarazo, siempre que se realice un seguimiento estricto de la salud tanto de la madre como del feto.

La interrupción del embarazo, si bien puede ser considerada en ciertos casos, debe ser una decisión que se tome de manera completamente informada, tomando en cuenta no solo la situación clínica de la madre, sino también sus deseos y las posibles implicaciones a largo plazo. El estadio clínico del cáncer, el pronóstico general, la edad gestacional del feto, y las posibles consecuencias de la terapia sistémica (como el riesgo de insuficiencia ovárica prematura) deben ser cuidadosamente evaluados. En algunos casos, la interrupción del embarazo puede no ser necesaria ni beneficiosa, especialmente si el tratamiento se puede administrar de manera segura durante el embarazo.

Es esencial que los especialistas en atención primaria y reproducción trabajen de manera estrecha con los oncólogos y otros profesionales de la salud para garantizar que cualquier anomalía mamaria que se detecte en una mujer embarazada sea evaluada a fondo. La identificación temprana del cáncer de mama y el acceso a un tratamiento adecuado son fundamentales para mejorar las tasas de supervivencia y minimizar los riesgos tanto para la madre como para el feto.

El embarazo o la lactancia, por sí mismos, no constituyen una contraindicación para la cirugía o el tratamiento del cáncer de mama. Si bien el diagnóstico de cáncer de mama durante el embarazo o la lactancia presenta desafíos adicionales debido a las modificaciones fisiológicas y los riesgos potenciales para el feto, el manejo de la enfermedad debe basarse principalmente en el estadio clínico de la enfermedad, al igual que se haría en una mujer no embarazada o no lactante. En este contexto, es fundamental adoptar un enfoque multidisciplinario, en el cual se considere el estado general de salud de la paciente, el estadio del cáncer, los tratamientos disponibles y las particularidades de la gestación o la lactancia.

El cáncer de mama gestacional, que incluye los casos en los que la enfermedad se diagnostica durante el embarazo o la lactancia, puede ser tratado eficazmente mediante una estrategia terapéutica adaptada a las necesidades de la paciente. Si el cáncer se encuentra en una fase temprana y la paciente elige continuar con su embarazo, se recomienda realizar una cirugía para la extirpación del tumor, que es el tratamiento estándar para los tumores mamarios en esta etapa de la enfermedad. La cirugía no está contraindicada durante el embarazo, siempre que se tomen las precauciones adecuadas, como el uso de anestesia segura para la madre y el feto. Además, el tratamiento puede incluir terapia sistémica, como quimioterapia, que debe ser administrada con una planificación cuidadosa de los riesgos y beneficios tanto para la madre como para el feto. En algunos casos, la quimioterapia neoadyuvante (administrada antes de la cirugía) puede ser una opción viable y segura durante el embarazo, permitiendo retrasar la cirugía y la radioterapia, que generalmente se programan después del parto debido a sus posibles efectos adversos sobre el fet

Tarjeta de repaso: Cáncer de mama durante el embarazo

Tarjeta de repaso: Cáncer de mama durante el embarazo

Las revisiones retrospectivas de pacientes tratadas con regímenes quimioterapéuticos que contienen antraciclinas, como la doxorrubicina y epirrubicina, en cánceres gestacionales (incluyendo leucemias y linfomas) han establecido que estos regímenes son relativamente seguros durante el embarazo, tanto para la madre como para el feto. Si bien la exposición a quimioterapia durante el embarazo puede aumentar el riesgo de ciertos efectos secundarios, como el parto prematuro o el bajo peso al nacer, los datos disponibles sugieren que los beneficios de tratar el cáncer de manera eficaz suelen superar los riesgos asociados, particularmente cuando se elige un tratamiento adecuado a la etapa de la enfermedad. La toxicidad fetal asociada con las antraciclinas es generalmente baja si se administran después del primer trimestre de gestación, cuando los órganos del feto ya se han formado, lo que reduce el riesgo de malformaciones congénitas.

Por otro lado, los regímenes basados en taxanos (como el paclitaxel o el docetaxel) y trastuzumab (un anticuerpo monoclonal utilizado en el tratamiento de cánceres HER2-positivos) no se han evaluado de manera extensiva en mujeres embarazadas. Si bien algunos estudios preclínicos sugieren que los taxanos podrían causar efectos adversos en el feto, los datos clínicos aún no son suficientes para establecer su seguridad y eficacia durante el embarazo. De igual manera, trastuzumab, que actúa sobre la proteína HER2 en las células tumorales, puede tener efectos adversos sobre el feto, especialmente cuando se utiliza en el segundo o tercer trimestre de embarazo. Por estas razones, su uso en mujeres embarazadas debe ser cuidadosamente considerado y generalmente se evita durante la gestación, a menos que los beneficios para la madre superen claramente los riesgos para el feto.

En cuanto a la radioterapia, se debe posponer hasta después del parto debido a los riesgos potenciales para el feto. La radioterapia puede tener efectos teratogénicos, que incluyen malformaciones y alteraciones en el desarrollo fetal, especialmente si se administra durante el primer trimestre de gestación, cuando los órganos del feto están en proceso de formación. Aunque la radioterapia administrada en el segundo o tercer trimestre podría implicar menos riesgos para el feto, el manejo de estos pacientes generalmente prefiere retrasar el tratamiento radioterápico hasta el momento posterior al parto, cuando el bebé ya ha nacido y los riesgos de efectos adversos en el desarrollo fetal se reducen significativamente.

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Boere I et al. Breast cancer during pregnancy: epidemiology, phenotypes, presentation during pregnancy and therapeutic modalities. Best Pract Res Clin Obstet Gynaecol. 2022;82:46. [PMID: 35644793]
  2. Galati F et al. Pregnancy-associated breast cancer: a diagnostic and therapeutic challenge. Diagnostics (Basel). 2023;13:604. [PMID: 36832092]
  3. Loibl S et al. ESMO expert consensus statements on the management of breast cancer during pregnancy (PrBC). Ann Oncol. 2023;34:849. [PMID: 37572987]

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