Los datos de la exploración física, que incluye exploración cardiopulmonar, proporcionan indicios importantes sobre la causa subyacente del dolor torácico, deben complementarse con los signos vitales y la oximetría de pulsos. Al señalar el paciente el sitio del dolor con un dedo aumenta la probabilidad de un origen no isquémico.
El electrocardiograma se incluye en la valoración inicial de la mayoría de los pacientes con dolor torácico agudo, con el propósito de descartar el síndrome coronario agudo. También aporta indicios de otros diagnósticos posibles, como pericarditis y embolia pulmonar.
La radiografía torácica puede ser útil en la valoración del dolor torácico cuando éste se acompaña de tos o disnea. Puede evidenciar datos de neumomediastino o derrame pleural de inicio reciente que son congruentes con la perforación esofágica.
La tomografía computarizada helicoidal la tomografía computarizada helicoidal es el estudio preferido para la valoración de posible disección aórtica y perforación esofágica.
La angiografía por tomografía computarizada es el método diagnóstico preferido para la embolia pulmonar, con sensibilidad cercana a 90 a 95% y especificidad de 95% para la detección de embolia pulmonar.