La deposición de pirofosfato de calcio (PPC) en fibrocartílago y cartílago hialino puede dar lugar a una variedad de manifestaciones clínicas, siendo la más conocida la artritis aguda inducida por cristales, comúnmente conocida como pseudogota. Este trastorno se caracteriza por la acumulación de cristales de PPC en las articulaciones, lo que desencadena una serie de respuestas inflamatorias en el organismo. Aunque esta condición es similar en muchos aspectos a la gota, debido a que ambas son causadas por la deposición de cristales, existen diferencias importantes en los cristales involucrados y en las características clínicas de la enfermedad.
La pseudogota suele ser un trastorno inflamatorio agudo que se presenta como artritis de aparición repentina, habitualmente en personas mayores de 60 años. La inflamación en las articulaciones se desencadena cuando los cristales de PPC, que se depositan en el cartílago, provocan una reacción inflamatoria en el tejido sinovial que recubre las articulaciones. Este tipo de artritis, a diferencia de la gota, afecta principalmente a las articulaciones grandes, como las rodillas y las muñecas, y raramente involucra las articulaciones pequeñas, como ocurre en la gota. La condición puede ser recurrente, presentando episodios agudos seguidos de períodos sin síntomas, aunque también se puede desarrollar una forma crónica de artritis en casos más graves.
Además de la artritis aguda, la deposición de PPC puede inducir una artropatía degenerativa, que es un proceso progresivo de desgaste y daño en las articulaciones afectadas. Esto ocurre porque la acumulación de cristales en el cartílago y el fibrocartílago interfiere con el funcionamiento normal de las articulaciones, provocando dolor, rigidez y limitación en el movimiento. A largo plazo, la inflamación crónica y el daño articular pueden llevar a la destrucción de las superficies articulares y a la discapacidad funcional.
Uno de los aspectos más complicados de la pseudogota es que, en algunos casos, puede ser asintomática o subclínica, lo que significa que los cristales de PPC se depositan en las articulaciones sin causar síntomas visibles. En tales casos, la condición puede ser detectada incidentalmente a través de radiografías, donde se observa la presencia de condrocalcinosis, que es la calcificación del cartílago en las articulaciones afectadas. La condrocalcinosis se manifiesta como líneas radiográficas calcificadas dentro del cartílago, especialmente en las articulaciones más comúnmente involucradas en la pseudogota, como las rodillas y las muñecas.
La prevalencia de la deposición de PPC aumenta con la edad, lo que explica por qué la pseudogota se observa con mayor frecuencia en individuos de edad avanzada. Si bien la mayoría de los casos de pseudogota no están asociados con ninguna condición subyacente, existen ciertos trastornos que aumentan el riesgo de desarrollar esta afección. Entre ellos se encuentran el hiperparatiroidismo, que provoca niveles elevados de calcio en la sangre, la hipercalcemia hipocalciúrica familiar, la hemocromatosis (una condición en la que hay un exceso de hierro en el cuerpo) y la hipomagnesemia (bajos niveles de magnesio en la sangre). Sin embargo, la mayoría de las personas con pseudogota no presentan estas condiciones y desarrollan la enfermedad sin ninguna causa aparente.
Una de las manifestaciones más severas de la pseudogota es el síndrome de la dens coronada, una forma rara y grave de pseudogota que afecta la articulación atlantoaxial, ubicada entre las vértebras cervicales. En este síndrome, los cristales de PPC se depositan alrededor de la dens, una estructura ósea del atlas (la primera vértebra cervical), formando calcificaciones en forma de corona. Este cuadro clínico se caracteriza por dolor cervical intenso, rigidez y fiebre alta, lo que puede hacer que se confunda con otros trastornos graves, como la meningitis o la arteritis de células gigantes. La identificación de cristales de PPC en aspirados articulares es fundamental para el diagnóstico de la pseudogota, ya que los cristales de PPC son birrefringentes levemente, lo que significa que tienen la capacidad de desviar la luz de manera característica cuando se observan bajo un microscopio de luz polarizada.
El tratamiento de los episodios agudos de pseudogota, o artritis inducida por la deposición de pirofosfato de calcio, se basa en estrategias que modulan la respuesta inflamatoria de las articulaciones afectadas. Los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) son una herramienta terapéutica fundamental. Los AINEs son útiles en el tratamiento de los episodios agudos de pseudogota porque actúan inhibiendo las enzimas ciclooxigenasas (COX), responsables de la producción de prostaglandinas, que son mediadores clave en el proceso inflamatorio. Al reducir la síntesis de prostaglandinas, los AINEs disminuyen tanto la inflamación como el dolor asociado a los ataques agudos, mejorando así el bienestar del paciente. Sin embargo, su uso está limitado por el riesgo de efectos secundarios gastrointestinales y renales, lo que requiere un seguimiento adecuado.
La colchicina es otro medicamento eficaz en el tratamiento de los episodios agudos de pseudogota, especialmente en las primeras 24 horas de tratamiento. La colchicina actúa inhibiendo la polimerización de los microtúbulos, lo que interfiere con la migración de los leucocitos hacia el sitio de inflamación, reduciendo la liberación de mediadores proinflamatorios. Esto disminuye la respuesta inflamatoria en la articulación afectada. En general, se administra una dosis inicial de hasta 1,8 mg por vía oral durante las primeras 24 horas, seguida de 0,6 mg una o dos veces al día hasta que los síntomas desaparezcan. Este tratamiento es efectivo para aliviar los síntomas agudos, aunque puede estar limitado por sus efectos secundarios, como diarrea y malestar gastrointestinal, que en algunos casos pueden requerir la interrupción del tratamiento.
Otra opción terapéutica durante un episodio agudo es la aspiración de la articulación inflamada, seguida de la inyección intraarticular de triamcinolona, un corticosteroide que tiene potentes efectos antiinflamatorios. La aspiración de la articulación tiene el beneficio adicional de aliviar la presión intraarticular y retirar los cristales de pirofosfato de calcio que están causando la inflamación. La triamcinolona, administrada en una dosis de 10 a 40 mg según el tamaño de la articulación afectada, proporciona alivio al reducir la inflamación de manera localizada y rápida. Los corticosteroides, como la prednisona, también pueden ser efectivos, administrándose por vía oral a una dosis inicial de 30 a 50 mg, que se va reduciendo gradualmente durante un período de 7 a 10 días. Este tratamiento es eficaz para controlar la inflamación, pero su uso a largo plazo está limitado por efectos secundarios potenciales como el aumento de la glucosa en sangre, la osteoporosis y el riesgo de infecciones.
En pacientes con contraindicaciones para otros tratamientos, los inhibidores de la interleucina 1 (IL-1), como anakinra y canakinumab, se han utilizado con éxito. La interleucina 1 es una citoquina clave en la regulación de la inflamación y la respuesta inmunitaria, y su inhibición puede ser particularmente útil en el tratamiento de la pseudogota, donde la inflamación está mediada por la activación de este sistema. Anakinra y canakinumab son medicamentos biológicos que bloquean la acción de la interleucina 1, reduciendo la inflamación y mejorando los síntomas de los episodios agudos. Estos tratamientos son especialmente útiles cuando los tratamientos convencionales no son bien tolerados o son ineficaces.
En pacientes que experimentan tres o más ataques de pseudogota por año, la profilaxis es una opción para reducir la frecuencia y la intensidad de los episodios. En este caso, la colchicina se utiliza en dosis bajas de 0,6 mg por vía oral dos veces al día. La profilaxis con colchicina ha demostrado ser eficaz para prevenir las exacerbaciones recurrentes, minimizando el riesgo de episodios agudos y la progresión de la enfermedad.
La artropatía degenerativa asociada con la deposición de pirofosfato de calcio puede afectar articulaciones que comúnmente no están involucradas en la osteoartritis, como la articulación glenohumeral (hombro), la muñeca y el compartimento patelofemoral de la rodilla. A diferencia de la osteoartritis, que típicamente afecta las articulaciones que soportan peso como las caderas y las rodillas, la pseudogota puede comprometer articulaciones más pequeñas y de menor uso, lo que puede complicar el diagnóstico y el manejo.
La pseudogota puede manifestarse con un patrón clínico que imita la artritis reumatoide, lo que se conoce como «artritis reumatoide pseudofarmacológica» asociada con la deposición de pirofosfato de calcio. Esta forma de artritis afecta principalmente las articulaciones metacarpofalángicas y las muñecas, lo que genera confusión en el diagnóstico, ya que los síntomas pueden ser muy similares a los de la artritis reumatoide clásica. Sin embargo, a diferencia de la artritis reumatoide, que es una enfermedad autoinmune crónica, la pseudogota es una enfermedad inflamatoria provocada por la deposición de cristales en las articulaciones.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Parperis K et al. Management of calcium pyrophosphate crystal deposition disease: a systematic review. Semin Arthritis Rheum. 2021;51:84. [PMID: 33360232]
- Tedeschi SK et al. Identifying potential classification criteria for calcium pyrophosphate deposition disease: item generation and item reduction. Arthritis Care Res (Hoboken). 2022;74:1649. [PMID: 33973414]